Silence [TaeKook - omegaverse]

P A R T E Ú N I C A

Los tonos naranjos teñían los arboles de las calles de Busan, con los suaves murmullos del viento frío y el rozar áspero de las hojas secas con el asfalto, el otoño había arribado en su totalidad; la bufanda que rodeaba su cuello de un tono vino le abrigaba del brisar helado, protegiendo su piel blanca y sus labios resecos, resecos por la ausencia de sonrisas sinceras en los últimos años.

Movió sus manos enfundadas en guantes con delicadeza a su acompañante, su hermano mayor quien fielmente le acompañaba cada vez que él lo pidiera, aunque hiciera mala cara y gruñera con falso desagrado.

"Necesito mis oleos, hyung" ––Le recordó con el ceño fruncido cuando su hyung miraba con interés el lugar de trabajo de su omega––, "Jimin acabó de entrar ahí"

––Ya lo sé, Jungkook–– Rodando los ojos, Yoongi asintió brevemente mientras se encaminaba tras la esbelta espalda de su hermano menor, sintiendo la tristeza en los ojos de Jungkook como una pesada bofetada en su orgullo––, Igual podríamos comprarlos en la tienda que está en la esqu-

Jungkook se volteó rápidamente con un rostro lleno de seriedad, atajando una negativa severa y sin objeciones con aquella mirada, Yoongi solo suspiró y retomó su camino al estacionamiento, tras dejar a Jimin en su trabajo, le prometió a su hermano menor que lo llevaría hasta el otro extremo de la ciudad solo para comprar oleos y un par de pinceles tal vez; donde el menor demoraría más de una hora escogiéndolos y Yoongi observaría el pequeño paquete igual a los que siempre compraba.

Pero Yoongi jamás objetaría nada, pues al salir de aquella tienda en específico, Jungkook volvía a ser aquel niño sonriente que le pedía besitos en las mejillas, con los ojos brillantes y una sonrisa vibrante de emoción.

Sentado en el asiento de copiloto, Jungkook observaba con indiferencia sus manos, alternando con el marcado perfil de su hermano mayor alfa; si detallaban bien, se podría notar a leguas que él era un omega, sí, tal vez era un poco más alto que el promedio, y sí, quizá en un pasado le gustaba ejercitarse y tonificarse, y sí, probablemente era un poco menos delicado que los omegas normales, no obstante él era un omega, se conocía lo suficiente como para saberlo, le gustan los abrazos y besos en la mejilla aunque no los pida con frecuencia por vergüenza, el encantan que le den mimos en el vientre cuando se enferma, ama sentirse alagado y querido. De cierta forma, quería gritar a los cuatro vientos que él era un omega, que no se apenaba de serlo y que se jodieran todos.

Pero el mundo es cruel, porque incluso si su corazón gritara aquellas palabras a través ceños fruncidos y latidos agonizantes, su voz no saldría jamás, era como si su valentía se hubiera escondido en un caparazón de hierro, tan pesado y denso, que sus ganas de ser feliz se limitaban a pasar tiempo en soledad, opacando sus colores y su esencia.

Él no solía ser así, pensó con amargura mientras miraba una hoja caer en un semáforo en rojo; Jungkook era un chico bastante jovial y aventurero, incluso cuando perdió su voz, siguió como si nada pasara, como si todo estuviera bien, como si sus sueños no hubieran sido rotos; pensándolo bien, podría ser que aquella actuación de ser fuerte e inabatilble, haya sido lo que fracturara su personalidad y confianza, pues incluso si se finge, el sentimiento se queda en lo profundo de su alma, y cuando tu mundo se fractura, todos tus vínculos y lo que te rodea también lo hace.

Es por ello que nadie lo podía ayudar, ni su hermano mayor quien siempre le intenta animar con cualquier detalle pequeño, ni su mejor amigo quien incluso después de tener un bebe y casarse con su hermano, le dedica salidas improvisadas y secretos íntimos, tampoco le podía ayudar sus padres, quienes siempre le apoyaban incluso cuando sabían que no iba a llegar a ningún lado.

Porqué, aunque ellos siempre estuvieran con ahí, ya tenía una realidad donde no estaba él, donde aquella pieza del rompecabezas no encaja.

Porque un omega defectuoso y mudo, no vale la pena integrar.