37: "Fin de semana de acampada" Parte 2

120 18 3
                                    

R A C H E L

Miré por la ventana cómo se iban todos a la tienda, dejándome sola. Ya era tarde, prácticamente de noche, pero insistieron en ir porque no hay comida suficiente para todos.

Aproveché la soledad para tomar un libro que traje y bajar a leerlo a la sala. Iba a leer "Hush, Hush", ya que me lo recomendaron muchísimo y no tenía otra cosa que hacer.

Bajé las escaleras lentamente y me senté en el sofá, inmediatamente comencé con la lectura.

[...]

"Admite que haces esto a propósito" "¿Hacer qué?" "Ésto. Provocarme" "Repite «provocarme», tu boca suena provocativa cuando lo dices".

Al terminar de leer eso, no puedo evitar sonreír como boba. El poder de Patch Cipriano ejerce sobre mi persona, es inevitable.

–Bien, librito, creo que es suficiente por ahora –marqué la página y lo cerré. Me dirigí otra vez a mi habitación y, cuando me entré, me llevé una sorpresa.

¿Qué hace él aquí?

–¿Nate? –él se volteó y me sonrió.

–Hey... Te estaba buscando –eleva una de sus comisuras.

–Creí que estaba sola.

–Y así iba a ser, pero Britney insistió en que me quede aquí y, para ser sinceros, yo también quería quedarme.

–¿Y tu novia? –curiosié.

–Tuvo que ir a... No lo sé, solo me dijo que necesitaba ir con ellos, no la detuve –se encogió de hombros y luego se sentó en la cama de Sam.

En ese instante recordé lo del bebé, y de que no es de Nate. Eso me destrozaba, y más el no poder decirle.

–¿Y para qué me buscabas? –dejo el libro en la mesita de noche y le presto mi atención.

–¿Quién es ese Sam? –quiero reír por su pregunta.

–¿Por qué te importa tanto saberlo? –me acerco más a él.

–¡Mierda, Rachel! –se puso de pie bruscamente, quedando frente a mí, haciéndome sentir pequeña–. Juro que lo intento, intento avanzar y sacarte de mi mente, pero no ayudas. ¡Me estoy muriendo por dentro cada vez que te veo con este chico o con Josh! ¡Ya no puedo! –exclama, exasperado.

¿Puede sentir cómo mi corazón late? Porque cada vez está más cerca y temo que no me podré controlar.

–Nate...

–Y sé que no está bien que diga esto, porque seré padre y estoy con Cheryl, pero te extraño, y mucho. Extraño nuestras charlas en el tejado, el tener que escondernos para vernos porque creíamos que estaba mal ser amigos, extraño besar tus labios; te extraño a tí –terminó esa frase tomándome por las mejillas, nuestras respiraciones mezcladas.

–Nate... –susurré.

–¿Qué?

–Sam es mi mejor amigo y vino a visitarme por las vacaciones –él cerró los ojos ojos y se alejó.

–Soy un estúpido –suspiró–. Creí que me dirías algo bonito. Creí que dirías que sientes lo mismo.

–No puedo hacer eso, deja de comprometerme –pasó sus dedos por su barbilla y se volvió a mí, más decidido.

–Lo siento –lo miré confundida, lista para preguntarle a qué se refería con eso, pero sus labios se posaron sobre los míos, impidiéndolo.

Su pulgar acarició mi mejilla suavemente mientras sus labios se movían sobre los míos, con lentitud, saboreando el momento, como si fuera la última vez. O la primera.

Algo Grandioso (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora