Una patada en la cara de Eren fue su despertador, era dolorosa y aún no se acostumbraba a cada golpe. Quiso moverse, logrando un fuerte dolor en su espalda por la posición que mantuvo durante la noche. Frotó sus ojos y con dificultad logró sentarse, momento en que notó la presencia de alguien más, no solo la de Levi, esta vez traía un acompañante, su cabello era rubio y con una diferencia de altura bastante notoria comparada con el pelinegro.
–Hasta que despertaste.– Mencionó aquella voz desconocida para el castaño. El dueño de esta se agachó lo suficiente hasta quedar a su altura a la vez que apoya a en el suelo una pequeña caja.
Le miraba con seriedad, parecía inexpresivo también , pero a diferencia de Ackerman esto no lo caracterizaba.
–Tengo que revisarte, quítate la camisa.– Le indicó.
La situación confundía al príncipe, más no se tardó en hacer lo que pidió.
–¿Cuál es su nombre?– Cuestionó Eren dejando la camisa al lado suyo.
Al escuchar la pregunta Levi se cruzó de brazos y se contuvo a golpearlo, no lograba entender la necesidad por conocer los nombres de cada persona con quien trataba. El más alto en cambio solo dejó ver una sonrisa que no tardó en desvanecerse.
–Phillip.– Respondió sin más y Eren asintió, pero aquello no era cierto. Mientras tratara con un cautivo revelar su nombre era peligroso, por lo que debía ocultarse con un seudónimo, el nombre de Erwin Smith debía ser alejado de cualquier tipo de crimen.
–¿Hay algo que te duela?– El rubio acercó sus manos a la cintura del castaño buscando la terminación de la venda y poder quitarla de él.
Ante la pregunta Eren guardó silencio, con disimulo miró a Levi, como si se tratara de un niño esperando la aprobación de su madre para hablar.
–Mi espalda duele un poco, también mi rostro por...– tragó saliva, pues le asustaba hablar ¿Sería castigado si lo hacía? –He intentado moverme y mis tobillos me duelen, ha sido mi culpa.
–Entonces no hagas nada que te lastime, así no tendrás que quejarte.– Sus palabras parecían amables, pero no era como Eren lo percibía, pues sentía que también se burlaba. No debió hablar en un principio.
Erwin comenzó a revisar el estado de la herida en su abdomen, había mejorado, pero aún no estaba en óptimas condiciones, por lo que debía de mantenerse protegida. Con la venda nueva lo cubrió y le dio algunas indicaciones de su cuidado.
En cuestión de minutos el rubio recogió sus utensilios y se levantó. Levi le acompañó a subir las escaleras.
–¿Cuándo lo llevarás?– Cuestionó el más alto. –Necesito el dinero cuanto antes.
Ackerman rodó sus ojos al escuchar lo que pedía. Entendía sus necesidades, pero le molestaba aquella insistencia desde el día que capturaron al príncipe.
–En dos días, por lo que tendré tu dinero para el domingo.– Faltaba menos de una semana para la fecha acordada, sin embargo asegurar un día le daba tranquilidad a Erwin, podría esperar hasta entonces. Ahí estaría.
Estrecharon su mano y Erwin abandonó el sitio. Levi dio un suspiro, pues ya no habría quien más estuviera adentrándose en ese lugar, estaría solo, a excepción del reo al que cuidaba, pero este no le causaba molestia alguna. No disfrutaría de su compañía, pero le recordaría que había robado una joya de la corona.
Horas antes de que oscureciera, cuando aún el sol no teñía el cielo con sus distintas tonalidades naranja, Levi llegó a la sucia habitación cargando un pequeño saco con verduras y frutas. Sería la primera vez que le traía variedad a Eren. Dentro habrían papas, zanahorias e incluso algunas manzanas.
–Cómelas.– Lanzó el sacó frente a Eren, dejando que su contenido escapara, algunas manzanas desafortunadas rodaban hasta chocar contra la pared, llenándose de polvo y telarañas.
El estómago vacío y hambriento del príncipe lo obligaban a tomar la comida que recibía. Su simple sabor era disfrutado, no había probado nada durante el trascurso del día, ya lo necesitaba. Su mente adolorida y agotada ya no le daban oportunidad de recordar aquellos grandes banquetes que servían en el palacio y en cambio agradecía con su obediencia por lo que se le daba ahora.
–Cuando termines limpia este lugar, me causa náuseas verte comer de esta forma.
Dicho esto salió de la habitación dejándolo en completa soledad. Eren buscó en la habitación algún utensilio de limpieza, pero nada ahí podía serle útil. Un fuerte dolor de cabeza lo atacó.
–D-Debo limpiar, debo hacerlo...– Se repetía buscando alguna idea en su cabeza. Su cuerpo temblaba, atemorizado de no poder hacer lo que decía, no quería ser golpeado o lastimado de otra forma.
Lágrimas de frustración salieron, intentaba contener los sollozos, pero perdía el tiempo mientras que la oscuridad se aproximaba más a él. Ante la desesperación quitó su camisa, el frío lo abrazaba y no podía quejarse. Con los últimos rayos del sol logró pasar esta prenda por el suelo, quitaba el polvo y arrastraba insectos muertos a un único lugar. Lloraba al hacerlo, no dejaba de temblar porque sabía que no lo hacía bien.
Y luego la hora del juicio llegó. Al escuchar los pasos ajenos se detuvo, se acomodó en un sitio y se cubrió con la camisa ya dañada que al menos lo protegía del frío.
–Tan miserable...– Escuchó decir por parte de Levi. La luz era poca, pero le permitía ver lo que había hecho, vestido de esa forma tan humillante solo por complecerlo. Lograba hacerlo sonreír en su interior.
Se acercaba con cada paso más al castaño, pasaba su mano por la pared dibujando una línea imaginaria hasta llegar al frente suyo. Aún con la mirada baja del príncipe pudo percatarse de que el contrario llevaba puesto un vestido que llegaba al suelo.
Levi tomó a Eren de ambas mejillas y lo obligó a levantar la cabeza, fue encontonces cuando se topó con la última mujer en la que estuvo interesada. Su piel pálida, de rasgos finos, su cabello largo y un maquillaje discreto, esta vez usaba un vestido distinto, pero incluso si sabía que un hombre se encontraba tras todo eso no dejaba de verse tan delicado y bello. Esa idea le aterraba.
–No limpiaste bien.– Dijo al ver su dedo lleno de suciedad y limpiándose luego sobre la frente del contrario. Levantó su vestido y tomó el cuchillo que ocultaba debajo.
Eren al ver la acción se quedó estático, sin embargo no dejaba de mirar ese rostro que lograba asemejarse a uno femenino.
–Quiero que obedezcas.– Apoyó la punta del arma sobre la parte superior de la mejilla del príncipe, ejerció presión sobre esta hasta que lo hizo sangrar, tras lograrlo fue descendiendo, logrando cortar su piel. Incluso al sanar quedaría marcada una cicatriz en línea recta por debajo de su ojo.
Eren mordió su labio y cerró sus puños, buscaba la manera de soportar el dolor que sentía. Las gotas de sangre caían la suelo y algunas a su camisa. Quería gritar, incluso llorar.
–Si te limpias con la camisa se infectará la herida, así que no lo hagas. Dejará de sangrar pronto.
Pasó el cuchillo por las prendas de Eren y quitó la sangre que tenía, lo ocultó donde antes estaba y salió.
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Captive | Levi ˣ Eren
FanfictionEl día en que se coronaría al próximo rey había llegado, el pueblo entero fijaba sus ojos en su nuevo representante, sin embargo alguien más logró robar toda esa atención; Eren Jaeger, el hijo menor de la corona. Una noche de primavera fue la últim...