Pasadas las ocho de la tarde, estaba bastante oscuro. La lluvia comenzó a cesar para dar paso a la nieve. Nieve helada que caía fríamente sobre los hombros de las personas. Era el día de navidad, así que las calles de Morioh estaban bastante concurridas.
Entre las multitudes corrían dos jóvenes: Hira y Alma.
Hira y Alma habían discutido duramente días antes. Desde entonces, el joven no había querido salir de casa, y ella no había mencionado su nombre en toda la semana.
Hira se sentía mal, se le congelaba la nariz y la punta de sus dedos, pero aún así se dirigió a la fuente. Sus padres no aprobaron que se fuera en navidad pero eso a él no le importó demasiado. Su casa quedaba bastante lejos así que le fue difícil elegir los atajos exactos para llegar cuanto antes. ¿Y si ella estaba allí?
Alma se dio cuenta mucho más tarde, pero aún le dio tiempo a ir. Cogió su abrigo de pelo favorito y salió disparada de la casa, aunque su hermana la detuvo. Alma estaba enferma, y no debería salir. Como respuesta Doya la encerró en su cuarto, reiterando que lo sentía con una mueca de descontento en su rostro.
Así que la joven saltó por la ventana, aterrizando torpemente en su tobillo, torciendo este. El dolor no la dejaba caminar bien pero, ¿y si él estaba allí?
Tropezando con la gente, o con ellos mismos, vieron al fin a su alcance aquella fuente. Rodeada de un hermoso jardín de pequeñas flores color pastel, que ahora se veían blancas por la nieve, con tres pisos que daban a cascadas de cristalina agua. Si te asomabas al fondo podías ver los deseos de la gente, o mojarte y resfriarte un buen rato.
Con la boca abierta, a punto de decir el nombre del otro, se quedaron mirando cuando sus manos se juntaron bajo el agua de la fuente, en muestra de que llegaron a su destino. No necesitaron palabras, pues los dos se pusieron a llorar en silencio mientras sus miradas aún estaban unidas. Se abrazaron, se abrazaron como nunca antes. Sintieron la calidez del otro, la amabilidad de sus gestos, el amor de sus palabras.
Entonces Hira sacó una pequeña caja de su bolsillo, y se la ofreció a Alma. Esta la abrió y se encontró con dos preciosos anillos.
Este fue su regalo de navidad.
YOU ARE READING
Volver a sentirte (Canon KAI)
RomanceHira y Alma, todavía en secundaria, han discutido unos días antes de navidad, y ninguno de los dos se siente con ganas de hablar con el otro. Pero el destino les juega una mala pasada.