Capítulo Único

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Ahí está otra vez, visitándome como lo ha estado haciendo desde hace un año, viene cada día, con un hermoso ramo de rosas rojas a pasar tiempo conmigo, no niego que me pone feliz verle y que me acompañe pero es hora de dar un paso adelante y olvidarme. Lo mejor para él sería tirar al olvido el libro con nuestros nombres de título.

Hablamos durante horas, a Taeil le gusta sentarse frente a mí, dice que se siente más cómodo de esa manera y aunque a veces le diga que le hará daño a sus piernas y a su espalda él no me hace caso, así que he dejado de insistir.

[*]

Es un jueves caluroso, para ser más de las siete de la noche aún se siente y aunque eso no me afecte en realidad lo que me parece sorprende es que Taeil no ha venido de visita hoy. No sé si preocuparme o sentirme pacífico al respecto. Olvídalo, suspiro cuando lo veo corriendo a la distancia, llega y pone sus manos sobre sus rodillas, jadeando.

—Hey —Me observa y se sienta frente a mí, dejando a un lado el gran ramo de rosas, como de costumbre—. Lamentó la tardanza, he tenido que hacer horas extra hoy.

—No te disculpes —Suelto una risa sin gracia—. Ni siquiera debiste haber venido en primer lugar.

—Frunce el ceño y me lanza una triste mirada— ¿Por qué quieres que deje de venir? Siempre me dices lo mismo, pero pertenezco aquí, a tu lado. —Interroga mientras me acaricia suavemente con sus dedos—.

—No lo haces, no perteneces aquí y lo sabes. —Me doy vuelta y enfrento su triste mirada, quiero sentir pena como lo había hecho las primeras veces pero ya no soy capaz, simplemente no puedo más, o eso es lo que siempre digo—.

Su semblante cambia a uno enojado en cuestión de segundos, he hecho lo que mejor sé hacer; enfurecerlo.

— ¡No sé qué es lo que esperas que suceda diciendo esas palabras hirientes cada vez que vengo a verte, Donghyuck! —Sus ojos se suavizan mientras aprieta los labios— Es mi culpa que estés así bebé, es mi culpa que estés aquí...

Y como siempre, termina llorando y lamentando todo lo sucedido, rogándome que lo perdone y diciéndome que me ama, pero ya no es lo mismo, nunca lo ha sido desde ese día y aunque ha sido muy difícil superarlo sé que lo mejor para él es dejarme y rehacer su vida, siempre mantengo el mismo deseo.

—Taeil —Le llamo—, Sabes que no tienes la culpa, no sigas por favor.

El me observa, pero sus ojos son solo dos orbes vacíos, sé que piensa en ese momento, en ese día, en esa llamada.

—Era muy tarde ya —relata—, Cerca de las doce de la noche y no habíamos hablado en todo el día, estábamos peleados —Cierra los ojos con dolor—. Habías estado usando mi laptop para ver unos videos de cocina y por error eliminaste un archivo muy importante del trabajo, me puse furioso y ni siquiera te di chance a explicar nada —Desvía la mirada—.

— ¡Detente! —Le grito—.

¡Simplemente te grité e insulté, despreciando tu lindo intento de querer cocinar algo para mí! —Exclama entre llanto—. N-nunca pensé que te pasaría algo —Sisea mientras se cubre el rostro con las manos—.

—T-taeil... —No lo quiero creer pero al tocar mi rostro solo siento las lágrimas calientes rodar por mis frías mejillas—.

Nunca pensé que morirías.

Levanta la mirada al decirlo y sus ojos expresan tanto dolor y sufrimiento que simplemente no puedo parar de llorar, realmente amo a este hombre, o lo que queda de él, se está desmoronando lentamente y aunque no lo quiera su final no será bueno si sigue así.

—V-vete —Le digo entre lastimeros susurros—. ¿Por qué no puedes solo largarte y olvidarme? ¿Te es tan difícil irte y rehacer tu vida? ¡Se feliz Moon Taeil! —Le grito—.

Pero eso no le afecta y nunca funciona en hacerlo, solo sigue ahí, inmóvil, admirándome y soltando esos suspiros de tristeza que me hacen sentir la peor persona sobre la tierra, ¡Si hubiera mirado antes de cruzar la maldita calle mi amado no estaría sufriendo!

—Oh, mi hermoso Donghyuck, mi precioso bebé —Acaricia mi lápida y es como recibir una directa caricia a mi alma—.

—Señor Moon...

Es el vigilante del cementerio, ni se cómo no lo ha sacado antes, cierran a las seis, pero son las ocho y Taeil aún sigue aquí.

—Hey señor Park, ¿todo bien?

—Si —Le da una sonrisa a labios cerrados—, Pero los horarios de visita ya han terminado, puede volver mañana si lo desea.

—Oh, cierto...

Al levantarse Taeil hace una mueca de dolor y se acaricia la espalda, ese tonto, eso terminará haciéndole mucho daño. Antes de marchar voltea y me mira directo a los ojos:

—Si lo que quieres es que no vuelva entonces no lo voy a hacer, Donghyuck —Dice para caminar a paso rápido hacia la salida—.

—Pobre hombre, la muerte de su esposo lo ha vuelto loco —Escucho resoplar al señor Park mientras se va—.

El señor Park lo sabe, yo lo sé, todos lo hacen. Taeil es un mentiroso, dice que no volverá y que se olvidara de mí, pero yo lo espero todos los días a la misma hora, con el mismo hermoso ramo de rosas rojas y una nueva anécdota.

Roses | [TaeHyuck] • One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora