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Concha, que estoy cansada- Pensó nuestra dulce y tranquila protagonista, mientras estaba sentada en el suelo de su pequeño departamento capitalino- no sé como voy a poder aprenderme todo esto para el certamen, ya, no importa, a darle.

Se levantó del suelo y fue a la cocina a prepararse una leche con café , que a pesar de que no fuese su favorito, le ayudaba con el frío y el sueño.
Nuevamente se sentó y abrió el pc para estudiar, cuando siente que le llega una notificación de su celular, específicamente una sobre el nuevo capítulo de un video de cierto canal de YouTube, llamado Jaidefinichon GOTH, sonrió ya que lo vería luego, en la portada se veía a los divertidos  integrantes del canal de gaming chileno, posando frente a la torre Eiffel. Ya sabía que andaban de viaje, pues es una persona que los ve con frecuencia, aunque su pasión ya no era tan grande por ellos, aún había algo de ese fanatismo que tenía cuando era apenas una niña de 11 años.

Apagó su celular y se dispuso a estudiar, ahora sí. Estudió tanto que logró aprenderse todas las fórmulas que necesitaba, e incluso ayudó a sus compañeros la mañana del certamen.

Bueno, ya de el dia que el GOTH subió su video, hasta el día de la prueba, pasaron tres días exactamente, donde no sucedieron cosas muy interesantes en la vida de Anya.

Ella no era Santiaguina como tal, si que nació en Santiago, pero se crió en Melipilla varios años, y ya cuando salió de la media, su papá le arrendó un departamento para que estudiase , ¿Por qué? Bueno, ella era la menor de cuatro hermanos, y todos tenían hijos, pero todos vivían en la parcela de sus padres -en sus casas, juntos pero no revueltos- y sus sobrinos la adoraban porque ella tenía un don con los niños, por eso sus pequeños sobrinos la buscaban para jugar diversos juegos que ella les enseñó, o le llevaban bichitos para que ella les dijiese como se llamaban tales insectos, pero esto la distraía, y no dejaba que se concentrarse en sus estudios en la media, por eso mismo, a penas salió de cuarto medio, el papá le consiguió un pequeño apartamento en el centro de la ciudad y dentro de un complejo de departamentos, en una zona tranquila. Ella se acostumbró fácil, pero lloró el día que se vió sola en el que sería su nuevo hogar por los siguientes cinco años, que no, no es que tuviese prohibido visitar a sus padres, pero debería permanecer allí hasta que sacase su título universitario. Lloró con tristeza porque siempre se crió acompañada de mucha gente, de sus hermanos mayores, de sus padres y abuelos, estaba acostumbrada al ruido de familia, a los gritos de niño, a el ruido de las gallinas y vacas, más no estaba acostumbrada a el caos de la capital, al sonido de las transantiago, al ruido de la ciudad en general.

Anya por primera vez en meses tenía unas horas libres, por ende lo ocuparía para ir a comprar víveres, ya que poco y nada la quedaba. Agarró su mochila, metió dentro sus llaves, y billetera y partió al acuenta mas cercano, tomó un carro y eligió arroz, fideos, salsas de tómate y tarros de jurel, algunos jugos en polvo y unas calugas maggie, también eligió unas pocas manzanas y listo, pagó con la tarjeta junaeb, pero en la caja recordó que no llevó bolsa de género, así que tuvo que caminar cuatro cuadras con todas esas cosas en la mano. Al llegar a su ''hogar'', ordenó todas las cosas en la despensa y se dispuso a revisar cuanto dinero le quedaba en la cuenta rut y si le habían depositado la beca, para destinarla a locomoción, alimentación, etc...

Luego de hacer esto, se acostó en su cama y prendió su celular -el cual no usaba mucho porque ya estaba viejo y lento, pero aún servía para llamar, que según ella, era lo mas importante- Anya recordó el vídeo del canal de gaming y se dispuso a verlo. Está demás decir que río hasta casi el llanto, pues los extrovertidos integrantes eran sumanente ingeniosos al momento de insultarse entre ellos, y decir estupideces. Dentro del video recalcan que vuelven a Chile el día sábado, y justamente ese sabado Anya vio el vídeo.

Apagó su celular y continuó su día con normalidad absoluta, hasta que recordó que su mamá la había invitado a pasar la noche allá, entonces después de arreglar una mochila con ropa, viajó hasta estación central y de allí tomo una micro hasta su hogar, su verdadero hogar donde fue recibida con mucha alegría ,tanto que su mamá había preparado tartaleta de frutillas, que aunque no fuesen frescas por la época del año, le emocionó la idea de comerla, porque la había preparado su mamá con mucho esmero.

Sus sobrinos se peleaban para que ella los tomara y les diera un besito en la frente, y sin duda estaba muy feliz de ver a su familia. Su papá le tenía lista la pieza para que se quedara en la noche y ya mañana al desayuno el la iría a dejar en auto hasta su departamento.

Después de la cena que prepararon para ella, Anya se fue a acostar con el corazón contento, radiante de energía, y así se quedó dormida.

Me cagaste la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora