PURGE ✧ PRODUCE & X1

O8: chicos dulces

Los gritos perforaban cualquier barrera posible. Aquellos niños no tenían la más mínima intención de frenar con sus ideales. Pero, ¿Asesinar a alguien por el simple hecho de que te prohibió robar? Debían estar bromeando.
Seungyoun tomó su teléfono celular y marcó un número muy conocido para él. Nadie respondía.

- ¿A quién llamas? ¡Mejor ubícate y prepárate para comenzar a disparar! - Junho lo regañó, ignorando el hecho de que era menor.

- ¿Aún cuestionas mi integridad? Es un amigo. Él nos va a ayudar, estoy seguro. - Cho volvió a marcar, pero fue a buzón de voz. - Maldita sea, Dohyon. Necesitamos ayuda y rápido.

...

Los aires eran tensos. Los semáforos hacían su trabajo como cualquier otro día ordinario. Las personas tiraban al suelo sus caretas. Dejaban el papel de ciudadano cuerdo.

Dohyon estaba intentando calmar a un depurador que conocía. No era la primera vez que se lo encontraba en aquellas "festividades", estaba haciendo un escándalo en el vehículo. Mientras Minhee conducía, podían oírse los gritos descontrolados de él. Sus manos estaban ensangrentadas, al igual que las de Dohyon. Su camiseta tenía una notable mancha roja; la punzante herida había sido allí.

- ¡Déjenme, por favor! ¡No puedo abandonar a los míos! - El más ensangrentado del lugar suplicó.

- No dejaré que vuelvas a salir esta noche, Jinhyuk. Estás malherido, tienes un cuchillazo en el estómago, no puedes continuar. Deja de ser tan necio. - Dohyon tapó la herida con una gasa después de limpiarla.

- ¡Pero dijiste que no era muy profunda! Puedo continuar, me siento seguro. - Lee era terco. - No puedo dejar a Byungchan allí, solo entre todo ese loquero. Por favor, déjame ir.

Dohyon no tuvo remedio.

- Lo siento. - Lo inmovilizó con un tranquilizante y capturó también sus manos con unas esposas. No iba a poder irse a ningún lado esa noche.

Las cosas no andaban fáciles.

- Minhee, responde mi celular. Tengo un asunto pendiente. - El tono predeterminado de su sistema de llamadas estaba martillando su cabeza.

Jinhyuk, su paciente, había entrado en un profundo sueño. Kang fue al buzón de voz y allí habían dos mensajes, los cuales no dudó en poner a todo volumen para que su amigo lo escuche.

Se quedaron en silencio por unos segundos, escuchando cada desesperada palabra de su amigo. Definitivamente estaba en peligro, él y todo su grupo. Por lo que había entendido estaban con el senador, pero conociendo a Seungyoun, solo quería llamar su atención.

- Vamos, no hay tiempo que perder. - Kang asintió y pisó el acelerador, estaban un poco lejos del lugar pero de todas formas lo iban a intentar.

...

- ¡Vamos a matarte, luego nos bañaremos en tu sangre! - la voz chillona no dejaba de atormentarlos desde fuera. - Y, ¡Y voy a tomar mi chocolate! ¡Tomaré lo que quiera, joder! - Parecía enojado. - Ya me encargué de mis padres esta noche. No me importaría terminar con sus miserables vidas también.

La adrenalina corría por la sangre de Seungyoun. No quería sonar desinteresado ante el hecho de que iba a morir, sino que tenía a dos apuesto chicos a ambos lados de su cuerpo. Hangyul sostenía su pistola con seguridad, Wooseok permanecía escondido detrás, eligiendo el factor sorpresa.

- Ya están viniendo. - Avisó Hangyul cuando notó que estaban rompiendo la puerta con una sierra. Las chispas saltaban por doquier.

Seungyoun se sentó en el piso, ambos muchachos bajaron la mirada para observarlo. Lee alzó una ceja sin entender lo que hacía.

- Si voy a morir, al menos quiero estar cómodo.

Wooseok soltó unas risas, luego se movió del lugar. Fue directamente a la zona donde estaban las cámaras, en el mostrador. Allí también estaban el senador y Junho, Eunsang estaba en los baños, escondido.
La entrada trasera también estaba llena de personas enmascaradas, con otra sierra haciendo su trabajo. Maldita sea, ¿En qué momento habían permitido aquello? Debían enfrentarlos cara a cara en lugar de estar esperando, como camperos en cualquier juego de equipos contra equipos.

Un estruendo se escuchó desde fuera, todos compartieron miradas, la sierra seguía abriendo la entrada delantera.

...

A toda velocidad, Minhee atropelló a tres niños que bailaban alrededor de una fogata, con armas tuneadas en sus manos. Lo último que pudo ver desde la ventana de la camioneta, fueron sus cuerpos en el aire.
Kang estacionó a unas dos aceras de la tienda, luego le dejó el lugar a Dohyon y este abrió la puerta.

- Espérame aquí. - ordenó, el mayor asentía mientras lo veía tomar una escopeta entre sus dedos.

Observó los tres cuerpos tendidos en el piso, los miró con asco. Disparó a alguien que corría hacia él disfrazado de pingüino, luego a lo que parecía una mujer disfrazada de vándalo. Cuando creyó su trabajo terminado, se dio vuelta. El niño que había intentado robarles en un principio, seguía con vida. Cruzaron sus miradas por algunos segundos, hasta que Dohyon simplemente se aburrió y perforó su cabeza de un balazo.

Recargó su arma entre sus brazos, cuidándola como si de un bebé se tratase. Volteó y le dio la espalda a la calle y a los muertos.

- Pequeña muerte está de vuelta, perras.

Tocó la puerta tres veces y le hizo una seña desde su lugar a Minhee, este retrocedió y se estacionó en la entrada. Un helicóptero se paró sobre ellos, mientras Seungyoun abría la puerta.

- ¡Ya se habían tardado, casi nos matan! - Se quejó dejándole el camino a Nam.

- Aún quedan en la parte de atrás, hay que irnos de aquí y ahora. - Avisó Wooseok, y rápidamente chispas comenzaron a salir de aquella persiana metálica.

- Andando.

Todos salieron del lugar, a excepción de Seungyoun y Hangyul.

- Por favor, Youn. Como dijo Dohyon, son cosas materiales. Hay que irnos rápido. - Tomó su hombro, a modo de consuelo. - Yo también perdí muchas cosas, pero aquí estoy. Tu vida vale mucho más que estas cuatro paredes.

Cho suspiró rendido y tomó el brazo de Hangyul, y juntos fueron hacia la camioneta.

Wooseok observaba por la ventana las atrocidades que hacían las personas. Muchas cosas grotescas, que nunca imaginaba ver.

- ¿Dónde está Eunsang?