Rías: Esa respuesta no me vale. Responde o daremos por hecho que eres hostil
La cara del extraño se volvió seria y amenazante:
Ban: ¿Me estás amenazando?
Rías: Sí
Derrepente, el extraño apareció enfrente de la pelirroja, que retrocedió un poco:
Ban: Pues no me gusta que me amenacen.
Todos retrocedieron ante la presencia de ese sujeto, que desprendía un aura intimidante,como de una montaña. Entonces,el chico empezó a reírse a carcajadas:
Ban: ¡Que caras! ¡Parecía que teníais delante un monstruo horrible!- entonces, aún sonriendo,se limpió las lágrimas y los miró- Ahora en serio. Mi nombre es Ban,y la verdad es que no tengo ni idea de cómo acabé aquí. Yo estaba... pues... no me acuerdo.
Yuuto: ¿Pero eres un ángel caído? ¿Un ángel? ¿ Un Demonio?
Ban: ¿Eh? Yo soy humano...
Akeno: ¿Y has derrotado a ese demonio renegado tú solo?
Ban: Sí, no era para tanto. La verdad,me esperaba más.
Koneko: Pero, ¿Eres hostil hacia nosotros?
Ban: Bueno... Supongo que no. Vosotros veníais a matar a ese... ¿Demonio renegado? Así lo llamásteis.
Rías: Sí. A eso veníamos.
Ban: Bien. Hagamos un trato. Vosotros me ayudáis a vivir en este mundo y yo soy vuestro aliado.
Rías: Eres fuerte,eso desde luego. Acepto.
Ambos se dan la mano y todos salen de la nave industrial.
Tres semanas después:
Ban miraba al techo de la casa que le había proporcionado el club de ocultismo. No podía dormir. Sentía que algo malo. Lo presentía. Cuando Rías salió de un círculo mágico que apareció allí, él se levantó inmediatamente:
Rías: ¡Ban,necesito que...!- al verlo en la ropa interior con la que durmió, la chica se sonrojó, pero enseguida recuperó la compostura- ¡Necesito que me escondas!
Ban: Es por eso de la boda, ¿No?
Rías asintió, pero entonces se abrió otro círculo mágico,y de él salió una mujer de pelo gris,recogido en dos trenzas:
Grayfa: Señorita Rías, necesito que venga conmigo.
Ban: Ella no quiere casarse.
Grayfa: Pero debe.
Ban: ¿No hay ninguna posibilidad de anular la boda?
Grayfa: Existe la posibilidad de anular la boda,si retas al actual prometido de la señorita Rías a un duelo y le derrotas.
Ban: Bien. Lo desafío a un uno contra uno
Rías: ¡Pero Ban! ¡El es inmortal!
Ban: Vaya. Eso es una deliciosa casualidad.
El chico empezó a reírse solo,lo que desconcertó a ambas mujeres, que lo miraron extrañadas.