Capítulo 21| Maybe

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Ellery🌷

La alarma que programé en mi celular suena, avisándome que ya debo sacar las galletas del horno, por lo que me apresuro a salir de mi habitación y bajar las escaleras hasta llegar a la cocina, donde tomo los guantes de mamá para sacar la bandeja repleta de galletas con chispas de chocolates y colocarlas en la barra a la espera de que se enfríen un poco.

Mientras tanto, voy acomodando en la canasta tejida los diferentes postres que he hecho. ¿La razón? Mi cita con Noah. He decidido tomar el asunto en mis manos.

Durante la última semana y media ha estado tan concentrado en el partido que apenas y lo he visto. Todavía me recoge en la mañana y me trae una vez terminado el instituto —a no ser que tenga entrenamiento y en ese caso tomo el bus—, pero fuera de aquellas cuatro paredes, son pocas las veces que he tenido algo de su tiempo. Y no quiero ser alguna especie de amiga tóxica con la que se da besos, pero… lo extraño. Hoy es sábado, uno precioso con el cielo despejado y aire fresco. Perfecto para una cita.

No es que yo sea una experta en el arte de la cocina, pero con la ayuda de mamá —que en cuanto supo que era para Noah se ofreció a darme instrucciones—, he logrado hacer algo decente. Hice unos cursis hotcakes en forma de corazón —o al menos intenté que salieran en forma de corazón, pero el molde me odia— junto a miel y crema batida, un paquete de fresas, un tazón de frutas, un par de bebidas, pizza que pedí del lugar favorito de Noah, papas fritas recién hechas y un par de chucherías.

Mientras las galletas estaban en el horno me ocupé de arreglarme, lo cual no fue nada difícil ya que recordé lo que él dijo sobre el vestido lila, así que me lo puse junto a mis converse altos y traté de ondular un poco mi cabello, maquillaje que vendría siendo máscara de pestañas y un bonito gloss rosa. Mi muñeca derecha está decorada con la pulsera que él me regaló junto a una más delgada dorada. La galería de mi celular expresa con una infinidad de fotos mías lo que siento sobre mí en este momento.

En la pequeña mochila que cuelga de mis hombros está mi lectura actual —¡En físico! Cortesía de Roger porque me ha estado escuchando en modo fangirl sobre él durante los últimos meses—, mis audífonos de cable —porque los inalámbricos no los encuentro—, mi celular, gloss y un mini paquete de toallas húmedas.

—¡Mamá! —Llamo, colocando con cuidado las galletas dentro de un tupper—. ¡Ya estoy lista! —Coloco bien la tapa, asegurándome de que no se vayan a volcar.

Noah no sabe que hoy tenemos planes, pero había consultado con él más temprano y, dado a que hoy estaba libre el entrenamiento, su tarde está "desocupada". Pienso que esto le vendría bien, podría sacar la cabeza del juego por un rato y relajarse un poco.

Está tan centrado en ser el mejor que se le olvida tomar un descanso. Pero para eso estoy yo.

—¿Colocaste bien todo? —Pregunta mamá, mirando con ojo crítico la cocina. Seguramente en busca de suciedad que no encontrará porque me aseguré de limpiar cada cosa, como ella dijo que hiciera al terminar.

Se acerca a la canasta y le echa un vistazo para luego asentir, satisfecha con lo que ve.

—¿Nos vamos ya? —La miro impaciente a lo que ella sonríe.

—Es tu primera cita, ¿cierto?

Asiento.

—Y quiero que salga perfecta, mamá. Llegar puntual es parte de eso —digo, dándole una mirada insistente.

Los mejores amigos no se besan (Nueva Versión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora