Uno

70 2 2
                                    


Isaac

Eran casi las 3 de la mañana y no entendía como demonios había acabado en tal lugar.

Pensé que seria como las anteriores veces. Iría a casa de Alex y tomaría hasta entrar en la inconsciencia, para luego quedarme a dormir en el cuarto de su hermana.

Pero sabía que esta vez había sido diferente, no había sido otra pelea más a comparación de las anteriores. Ahora sí que estaba jodido, completamente jodido.

Entonces, pensé en la única persona que podía ayudarme en ese momento: Raúl, mi hermano mayor.

- Oh Dios mío -escuche un susurro temido detrás de mí y volteé.

Era Luana Montero, la hija de mi vecino y viejo amigo de mi padre.

¿Qué demonios hacía ella aquí?. Estábamos cómo a treinta cuadras de la calle en la que vivíamos, y era muy raro verla en tal situación sabiendo que no era del tipo de chica que solía salir de noche, y mucho menos de fiesta.

Pare de caminar cerca a la esquina de la calle, para poder llamar a Raúl al mismo tiempo que observaba de reojo la escena cerca a mí. Y al no tener respuesta, decidí dejarle un mensaje y socorrer a mi misteriosa vecina.

- ¡Vaya!, no pensé que llegarías tan rápido -me acerque lo más rápido que pude y le tomé de la mano. Me miró con absoluta confusión y con el rostro pálido debido al temor.

Pero antes de que lograra desprenderse de mi agarre, intenté darle señas para que captara mi intención. En cuanto comprendió, sostuvo mi mano con mayor firmeza y presión.

-Ya... ya es tarde, ¿podemos ir a otro sitio? -dijo apenas audible.

- Claro linda -le dije mientras observaba de reojo si aún se encontraba aquel tipo.

Había tardado en darme cuenta, pero en cuanto vi al otro extremo de la calle, pude percatarme que un tipo de contextura delgada y aspecto desagradable la perseguía.

- ¿Si... sigue ahí? -pude sentir sus uñas clavarse en mis manos.

- Me parece que busca joder, pero tu tranquila que ya yo me encargo -le respondí para calmarla un poco. Sonrió y suavizó su agarre.

- ¿Y si no nos deja ir?

- Por las malas será -le sonreí. Y entonces me fije que a la altura de su ceja izquierda se estaba formando una hinchazón.

- ¿Te hizo daño? -le pregunté tratando de contener mi frustración para no asustarla. En cuanto comprendió a que me refería comenzó a temblar con más fuerza- si no quieres decírmelo, esta bien. Pero recuerda que puedes confiar en mí, te ayudaré.

- Solo me abofeteo y golpeó, porque le pegué una patada para que me soltara -me explico al borde de el llanto- ¿Puedes llevarme a mi casa por favor?

- Si, pero primero debemos deshacernos de ese imbécil -le respondí a la vez que le sujetaba ambas manos- tienes que intentar calmarte para actuar rápido e irnos. Estoy aquí y no permitiré que te haga daño, ¿está bien?

- Pero no sería bueno acercarnos, puede que este armado -me dijo respondiendo a lo primero que le dije.

Ya había pensado en eso, pero tenía una idea para salir de esta sin ser dañados. Así que con cuidado me separe de ella para dar inicio a mi estrategia.

- ¿Desde hace cuánto te a estado siguiendo? -le pregunté mientras sacaba mi celular de mi bolsillo trasero. Escribí un mensaje rápido y lo volví a guardar.

- No recuerdo claramente el tiempo, pero me viene siguiendo desde que salí de Nerea -cogió aire pesadamente- iba a correr en cuanto llegase a la avenida pe...pero logró alcanzarme y me...me arrastró a una calle destransitada entonces...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 02 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora