Capitulo 14

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Marilyn tenia tanto que decir, pero tan pocas ganas de hacerlo como las cantidades de sol que las nubes que cubrían todo Fire's Wood permitían. Mientras aparcada descuidadamente en aquella enorme casa de tonos cálidos, su corazón latía fuerte y desbocado.

No sabía porque, pero, por alguna razón, su mente evocaba recuerdos dolorosos y tristes que tenían mucho que ver con aquella época en la que su padre se había marchado. Mehgan no lo recordaba, su pequeña hermana tenía una idea errónea sobre la relación de sus padres y Marilyn no tenía el corazón para decirle que, en realidad, el y su madre jamás se habían llevado del todo bien. Tal vez, pensaba Marilyn, ellos habían sido unidos y amorosos cuando ambas eran bebes, pero, conforme ellas crecían, la distancia entre ambos padres también.

Solía culpar a su madre a pesar de que sabía que nadie podía obligar a un hombre a abandonar a su familia. Durante la adolescencia se había vuelto rebelde y desbocada, había comenzado a tomar malas decisiones a cada segundo y todo para enojar a su madre. ¿Por qué? Con el tiempo se había dado cuenta lo... superficial que era, y, lamentablemente, las cosas que escondía. Mehgan era muy pequeña cuando Israel, su padre, se marchó. Pero Marilyn no. Marilyn le odiaba, odiaba pensar en él, odiaba que se hubiese marchado sin dejar una nota o decir un simple adiós. También odiaba a su madre, porque, a pesar de ya no ser una adolescente, sabía que su madre le había ocultado muchas cosas y la había visto sufrir sin inmutarse. Su padre se había ido y parecía que se había llevado la poca humanidad que su madre poseía. Sea como fuese, Mailyn no decidió huir de su casa hasta que supo lo de los Nigromantes.

Los Nigromantes, los Lycans, los Corretz, los cazadores... Todo un mundo extraño que ella desconocía y que, de algún modo, se entrelazaba con su propia vida. Su padre no se había llamado Israel Granger, como ella pensaba, sino Israel Underwood. Y tras ese exuberante apellido se escondía un legado mágico horroroso que había llevado a Marilyn a explotar contra su madre. ¿Por qué no le había dicho? ¿Por qué lo había ocultado?

Como no hubo respuestas, Marilyn se fue. Y no le importo, aunque suene feo, dejar a Mehgan.

Los primeros años solo se sintió aliviada de estar lejos y tratar de crecer, pero con el tiempo se dio cuenta de que alejarse de su pobre hermana era hacerle lo mismo que su madre les había hecho: mantenerlas en la oscuridad, sin saber nada. Lamentablemente, era tarde. Mehgan había crecido como una adolescente normal y era feliz, y... aunque su madre le había dicho que no quería hablarle, ella estaba feliz con la distancia que había entre ambas.

Entonces fue cuando se enteró de que Amber era una Lycan, y que ella y Mehgan seguían siendo muy unidas. Se preocupó, claro que lo hizo. Ser un Lycan significaba estar en peligro, y Mehgan estaba siempre con ella. Aun se sentía horrible cuando pensaba que tenía que haber ido a por Mehgan, haberle dicho lo que su familia escondía, pero no lo había hecho. Entonces la habían secuestrado... Y fue cuando Marilyn se dio cuenta de que había hecho todo mal.

Lycans II: ApocalipsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora