En la Tierra, las estaciones son diferentes dependiendo de cada hemisferio, sin embargo, hace dos semanas que empezó el otoño para un sector de los mortales, lo que para nosotros quiere decir que Hades y Perséfone están reunidos una vez más.
Aunque eso de una temporada con Deméter y otra con Hades es algo que incluso la misma Perséfone está harta de cumplir, Zeus no está dispuesto a romper el acuerdo que impuso, y deben cumplir sus deseos sí o sí.
Espero que dos semanas sea tiempo suficiente para no encontrarlos en plena faena en medio de la cocina. No es una vista agradable. Menos aún si dichas personas son tu hermano y tu... hijastra, por llamarla de alguna forma.
Recorrer las frías entrañas del Inframundo siempre me pone melancólica; agradezco que Zeus recibiera un lugar mucho más... habitable que este y a la vez desearía tener la felicidad que comparten ellos dos. En medio de toda la locura que implica ser un dios, se encontraron el uno al otro y su historia de amor sigue dándome mucha envidia; Hades raptó a Perséfone y tuvieron su final feliz, yo me casé con Zeus por decisión propia y veo muy difícil que pueda ser más infeliz que lo que soy actualmente.
Pero, ¿para qué me voy a lamentar? La única culpable de todo lo que he sufrido y estoy sufriendo, soy yo, nadie más, nadie menos. Nunca hice caso a mi lado racional; preferí guiarme por mis instintos más básicos, dejándome llevar por la ira que generaba la vergüenza de no hacer feliz a mi marido y no poder evitar que se acostara con lo primero que se le cruzara ni que tuviera cientos de hijos fuera de nuestro matrimonio.
Yo, Hera, diosa del matrimonio. Una burla en su máxima expresión.
Aún así, pongo una falsa sonrisa en mi rostro cuando por fin me encuentro frente a la imponente entrada del castillo de mi hermano, podría recurrir a aparecer dentro de este, sin embargo, mientras menos posibilidades de ver su trasero desnudo tenga, mejor.
Presiono el timbre que hay a mi derecha y a mi alrededor comienza a resonar una risa macabra que a cualquier persona le habría puesto los pelos de punta. Esa persona no soy yo.
Con lentitud, la pesada puerta comienza a abrirse, concediéndome acceso al hogar de mi hermano. Entro y veo tras la puerta a un hombre bastante robusto, y aunque sus ojos azules llaman muchísimo la atención, más me atrae su piel morena, tan extraña en un lugar como el Inframundo, donde no llega ni una pizca de los rayos del sol.
Con simples señas, me indica que lo siga a donde supongo se encuentra Hades así que sigo sus pasos. Cuando nos detenemos fuera de la biblioteca y puedo apreciar la sombría figura de él a través de la puerta acristalada, murmuro un «gracias» que parece sorprender al sirviente, si me guío por la mueca en su barbilla, y entro con paso decidido a la estancia.
—Hera, no esperaba verte por acá tan pronto.
—Después de mi última visita, yo tampoco lo esperaría —menciono tomando asiento en el lugar que señala. Él se sienta frente a mí, dejando a mi lado un vaso de lo que sea que está tomando.
—Conoces el trato que hizo Zeus con Deméter, deberías saber que tenía ansias de estar con mi mujer.
—Y me disculpo por eso, lo sabes, no fue mi intención interrumpir su reencuentro.
—Agradezco que ahora supieras esperar, supongo que estás muy impaciente por ganarte el favor de los gemelos —señala, reclinándose con suavidad sobre el respaldar de su silla.
—No vine acá porque quiero ganarme el favor de alguien, Hades —respondo, molesta con sus palabras, aunque más porque esa es la persona que soy, o quiero creer que era.
—Entonces, ¿cuál es el fin?
—Hacer lo correcto.
—¿Ahora te interesa? —pregunta, al parecer bastante interesado en mi respuesta, y lo entiendo.
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Alguien Que Amaste (Serie Más Humanos Que Dioses 1)
FantastikA lo largo de la historia, hemos leído y visto, cómo los dioses aman y odian al igual que los mortales, así lo narran sus múltiples travesías. Artemisa, absorta en sus ocupaciones con sus cazadoras, cumpliendo su rol como diosa de la caza, decide ec...