•Horloger•

1K 123 40
                                    

Cuenta una leyenda que hace muchos años en Joseon Sur Corea, existía un hombre muy hermoso, y también pobre.

Tenía cadencias de dinero, y comida, su ropaje era viejo y malo, sus ojos mieles ya no reflejaban felicidad alguna, su familia había sido exiliada de Corea por haber traicionado a su nación, desde ahí, su amigo el príncipe dejo de serlo, su trabajo de siervo había desaparecido, el mundo le miraba con asco y se ofendían de solo tener su presencia frente a ellos.

Un día de lluvia y tormenta, comenzó la tragedia...

Sus cabellos rubios yacían adheridos a su frente por el agua, su ropa totalmente empapada y sus pies descalzos fríos y mojados. Su único refugio era bajo aquel puente, del que corría un pequeño canal de agua.

Bajo este puente había una banqueta pequeña, donde yacía el rubio acostado mientras titubeaba del frío.

Y ahí fue cuando lo deseó...

Deseó haber evitado que su familia hablara mal de su rey.

Deseó haber evitado que su suéter se perdiera en el bosque.

Deseó haber ayudado a aquella anciana que a cambio de una ayuda le ofrecía pan.

Deseaba reencarnar para así poder enmendar los errores de las personas, que como el sufrían a causa de ellos.

Ese fue su último deseo. Acompañado de un susurró...

- Desearía que el reloj estuviera de mi lado, para enmendar cada error que he cometido...

Diciendo aquello expiró, mientras sostenía un reloj de oro en su mano.

La muerte de aquel hermoso hombre tomó fecha un 24 de diciembre en plena época Navideña. Dónde ninguna persona se dió cuenta de su muerte... Hasta que pasaron estás fechas. Después de eso, el chico de dedos largos y finos, de lunares lindos que adornaban desde su ojo, su nariz y sus labios, desapareció de aquel pueblo, dejando una leyenda, de un Relojero de Oro, ya que aunque su reloj lo hubiera podido sacar de la pobreza y hacerlo rico, termino conservandolo con el como recuerdo de su familia.

-¡Jeon Jungkook! -la señora Jeon gritó desde la primera planta, llamando la atención de su hijo por milésima vez-.

-¿Qué sucede? -él azabache bajaba las escaleras con su cómic en su mano derecha y notable molestia-.

Su nombre era Jeon Jungkook, un chico con un ego muy grande, sin embargo muy cerrado. Sus ojos castaños de conejito hacían juego con su sonrisa que igualmente parecía la de uno, tenía una nariz larga y fina, y unos labios pequeños con un lunar bajo ellos.

-¡La cena de noche buena será en unas horas y todavía no te alistas! -la mujer señalo las ropas de su hijo mayor-.

Sus pijamas de Iron Man no iban con tan mágica ocasión, su madre tenía un vestido demasiado elegante, al igual que el traje negro de su padre.

-¡Ve ahora y vístete! ¡¿Qué le diremos a la familia Manoban cuando te vean así?! -gritó frustrada su madre-.

-Tal vez ¿Qué no me quiero casar con su hija? -él azabache se encogió de hombros ante su propia propuesta-.

-¡Ve a vestirte ahora mismo! -la señora Jeon le miró con furia-.

El azabache ya muy harto de la situación obedeció a duras penas, el no quería casarse a tan corta edad. Y menos con la niña mimada de los Manoban, si bien era linda, también era irritante por su infantil actitud, al igual que su forma mimada de ser.

Después de varias horas por fin, el azabache ya aseado y vestido con su smoking azul rey se dispuso a bajar las escaleras.

-¡Mi niño! -la señora Jeon que vio bajar a su hijo a sus espaldas a través de el espejo que estaba frente a ella, corrió para abrazarlo - ¡Te ves hermoso!

𝑯 𝑶 𝑹 𝑳 𝑶 𝑮 𝑬 𝑹  OS- KookTae GgukTae KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora