O9: los vagos

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La camioneta frenó en seco. Tanto así, que el senador se golpeó con una puerta trasera y el paciente despertó por el impacto. Abrió los ojos rápidamente, aún adormilado y confundido.

- ¿Quién es Eunsang? - preguntó Minhee, quien provocó que se detuvieran repentinamente.

- Yo me bajo aquí, tengo que regresar. - Explicó Kim abriendo las puertas de atrás. - Eunsang es mi amigo, no puedo sin él. Les deseo suerte.

Sin decir más, bajó del vehículo y cerró las puertas de un portazo que resonó por toda la camioneta. Dohyon abrió la boca sorprendido, nunca lo había visto así, mejor dicho, nunca lo había visto preocuparse tanto por una persona. Y, pese a no ser muy cercanos, podía notarse la importancia del pelirrojo para él.

- Luego hablaré con él. - Cho se hizo el desinteresado y dirigió su mirada al rubio palatinado. - Me refería a Wooseok, Eunsang debe haber muerto hace rato. ¡Rayos! Va a ensuciar mi baño.

Yohan abrió la boca disgustado, se lo había imaginado y a Seungyoun parecía no asquearlo. Junho simplemente soltó una breve risa y cruzó sus brazos, Kim lo miró.

Una ametralladora los azotó. Una lluvia de balas los bañó, a su camioneta y la calle por la que iban. Todos perdieron el equilibrio y calleron.

- ¿¡Qué está pasando!? - Jinhyuk era el que menos entendía.

- Las balas cayeron desde arriba, no hay edificios cerca, supongo que será un helicóptero. - Cha se levantó sobando su cabeza y tomando el hombro del senador. - ¿Se encuentra bien?

Yohan asintió con la cabeza levemente, estaba un poco mareado pero lo que importaba era escapar.

- Yo vi un helicóptero pasar por arriba de la tienda antes de entrar en ella. - Comentó Dohyon, utilizando su celular para encontrar un desvío.

El guardaespaldas sumergió un solo ojo en una de las ventanas blindadas y observó hacia arriba. Un gran helicóptero con una insignia nazi estaba allí.

- Ellos nos encontraron. - Avisó. Luego, una puntada en el pecho y unas sensaciones extrañas lo llevaron a intentar quitarse la bala por su cuenta.

Tomó del asiento de Dohyon una tijera, luego abrió esa parte de su camisa. La sumergió debajo de su hombro, donde había sido alojada la bala antes. Yohan aún no notaba lo que hacía.

Mordía sus labios para no gemir a causa del dolor. Dolía como el infierno, era una sensación incómoda, el viento chocando contra la herida. La tijera hacía sonidos viscosos al mezclarse con la carne.

- ¿Q-qué es lo que haces? - Kim lo observó horrorizado.

- Quiero asegurarme de que no nos están siguiendo por la bala.

Minhee, en silencio, aparcó debajo de una autopista. Habían más personas allí, dos pandillas de varios integrantes se estaban enfrentando entre sí, al parecer. Jinhyuk no hablaba.

Ya no podía controlar sus quejidos. La sangre chorreaba por su ropa mientras él sumergía el filo más adentro, hasta que dió con algo certero y lo tomó con las hojas del instrumento.

- Y-yo.. Lo tengo. - Hizo un último esfuerzo y quitó la bala, esta no era normal.

Era un poco más grande de las que se solían utilizar. Tenía los extremos rojos y verdes, una pequeña luz dorada titilaba en su interior.

- Es un chip. - La sostuvo entre sus dedos y se la mostró al resto de personas a bordo. - Nos rastrean con esta porquería.

Minhee se golpeó la frente con la palma de su mano. Él no tenía nada que ver ahí, definitivamente iba a dejar ese trabajo.

- Tira esa mierda donde sea y sigamos. - Dijo Seungyoun a modo de protesta. - Dohyon sabrá donde llevarlos.

El mencionado sonrió y volteó a verlos. Iba a decir algo, pero se calló la boca cuando la camioneta se comenzó a sacudir para todos lados, peor que la balacera del helicóptero. Todos compartieron miradas, ¿Qué sucedía ahora?

También podían oírse un sinfín de gritos e insultos, todos muy agresivos por cierto. Una de las dos pandillas estaban esperándolos con armas filosas fuera del vehículo.

- Mierda, lo que faltaba ¿Qué haremos? Hay que sacar al senador de aquí. - Junho habló, el resto permaneció en silencio.

La camioneta ya estaba lo suficientemente dañada por balazos como para que unos monos le dieran golpes con distintos fierros.

- Lo siento.

Seungyoun recitó tres palabras en voz alta, lo suficientemente fuerte como para que el resto de personas cerca pudieran escucharlos. Los de su alrededor mantuvieron silencio.

- ¿Aussie, aussie, aussie? - Una voz más que grave se hizo presente fuera del todoterreno.

Cho abrió las puertas.
Habían muchas personas a sus costados, pero unas nueve en el centro, junto a la camioneta. Él les sonrió a medias y señaló el vehículo.

- Lo sentimos. Pensamos que buscaban pelea, no los reconocimos. - El líder, llamado Bang Chan se disculpó. - ¿Necesitan ayuda?

- Verán.. - Su mirada se dirigió hacia otro de los participantes. - Kim Yohan está aquí arriba. Los del 𝘔𝘢𝘮𝘔𝘢𝘮 vienen por nosotros. Hay un helicóptero siguiéndonos.

- Oh, entiendo. - Un chico ensangrentado, llamado Woojin, dio unos pasos y se quedó al lado del líder. - ¿Podemos ayudar?

Seungyoun miró a Junho, este estaba sentado al lado de Yohan, luego volvió a observar a los "Niños perdidos" como solían apodarse, y sus orbes se centraron en la bala con el rastreador.

- Sí, necesitamos ayuda.

...

Una camioneta totalmente negra se dirigía hacia la autopista donde anteriormente habían estado los muchachos. Según el GPS, ellos seguían allí, estaban parados hacía varios minutos. Uno de ellos, Suhwan, tomó un walkie talkie y habló con el líder del pequeño ejército que habían creado con el fin de continuar con la depuración.

- Los tenemos, jefe. - avisó, y del otro lado no se escuchó nada más que unas risas llenas de victoria. - Vamos, Sihun. Estate alerta.

Los dos muchachos encendieron las linternas de sus armas, las cuales eran unas ametralladoras con camuflaje bordó. Llegaron hasta donde supuestamente estaban los individuos y, nada.

- ¿Qué..? - Su voz se fue apagando a medida que recitaba esa palabra llena de confusión.

Kim se agachó y tomó un objeto resplandeciente que yacía en el suelo, cerca de un precipicio que daba a otra autopista, varios metros más abajo. Tomó la bala entre sus manos y se la enseñó a su compañero.

Un carraspeo de garganta detrás suyo los distrajo, y al voltear, decenas y decenas de personas estaban esperándolos con machetes, cuchillos, incluso hachas.

- Kim Yohan presidente. - Fue lo último que ese par de agentes malvados pudieron oír.

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lo escribí a las 6 de la mañana después del cb de stray kids
perdón si hay algún error

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