Hyakkimaru estaba furioso con lo que había sucedido, no podía creer lo que habían hecho esas personas malvadas, gruñó por lo bajo mientras subía la montaña a gran velocidad, quería venganza y lo haría por la fuerza, exterminando a cada uno de ellos sin compasión alguna como lo hicieron ellos con Mio.
Rápidamente llegó al lugar donde se encontraban los forajidos, sin detener su paso se quito las prótesis de sus brazos y comenzó a luchar exterminando rápidamente con el pequeño pelotón, estaba a punto de acabar con el líder del grupo cuando una fleja rozó sutilmente su mejilla haciendo que retrocediera.
Se giró para poder identificar tres almas rebosantes, estaba un poco exhausto pero si ellos deseaban pelear con gusto se los daría. Atacó directamente al portador de un arma gigante, esquivando la pero se le hacia complicado que el otro estuviera lanzándole flechas, le hacían difícil.
Logró atacar al par y dejarlos heridos pero no de gravedad, se dedicó a atacar al último de los tres, el cual reconocia que era su hermano menor, había escuchado de él un poco y a pesar de estar conmocionado logro concentrarse y herir su ojo derecho y golpearlo de tal modo que no se pudiera levantar.
Tras distinguir las almas tiradas en el suelo reconoció que su cuerpo estaba manchado con la sangre de sus enemigos y hermano; se alejó de ellos para tomar sus prótesis y huir para regresar junto a Dororo.
El pequeño niño se mantenía atento esperando y rezando para que su hermana mayor sobreviviera, estaba aterrado, necesitaba ayuda medica y no sabia que hacer a parte de colocarle paños húmedos esperando que calmaran su dolor.
— Todo estará bien — Dororo intentó sonreír aunque tenia los ojos rojos intentando contener las lágrimas que estaban dispuestas a escapar. La castaña parecía dormir plácidamente, se había desmayado del dolor y eso le apenaba mucho al pequeño Dororo.
— Dororo — la voz de Hyakkimaru lo saco de su ensoñación, volteo a ver al recién llegado y suspiro aliviado aunque preocupado por el aspecto que traía.
—Hermano... — no aguanto más y se puso a llorar — Mio no esta bien... Ellos la... La... — sollozó aterrado de perder a su hermana mayor.
— Sube a mi espalda... — indicó acercándose para tomar a la chica en brazos — guía me... Aldea — continuó hablando.
El menor entendió y rápidamente se subió en su espada, el azabache comenzó a correr en dirección donde el menor le había indicado esperando que alguien pudiera curar a Mio.
Tras correr un tiempo habían llegado a un pueblo, Dororo se había bajado de la espalda de su hermano ñayor y había corrido a buscar ayuda mientras el azabache se quedaba abrazando a la chica esperando que todo saliera bien; Dororo apareció después de unos minutos con un chico y una mujer, se presentaron como los ayudantes del doctor del pueblo, el chico intento tomar a Mio pero Hyakkimaru se lo negó aclarando que el la llevaría.
Los cuatro se movilizaron hasta la casa del doctor en la cual entraron y se acomodo a Mio en un futon.Rápidamente fue desvestida y revisada por la mujer mientras el chico veía y le pasaba lo que la mujer pedía, la ayudante la cual respondía al nombre de Ayame hizo un gesto de pena al ver la zona de la entrepierna de Mio, había sangre y manchas blancas por todos lados.
Nagato el otro ayudante solo pudo desviar la mirada sin querer contemplar el suceso, se sentía asqueado y horrorizado por lo que le habían hecho a una chica.
—¿Puedes curarla?— comentó Dororo asustado al ver el estado de la castaña.
— Intentare... Pero el daño interno que ella tenga... No creó que pueda tener un hijo, no esta estéril pero el canal esta completamente destruido, y tras lo sucedido puede estar embarazada— la miró con pena — ella esta muy débil para darle dosis de veneno... Tendremos que esperar. — suspiro — lo siento. —
Hyakkimaru se había quedado callado intentado analizar que estaba sucediendo, todo el tiempo había permanecido al lado de Mio sosteniendo su mano pero al escuchar aquello le pareció extraño pero sobretodo preocupante, no estaba muy seguro con lo del embarazo pero le era impactante, esos temas a él le eran irrelevantes pero ahora que Mio estaba así... Se sentía impotente, tenia miedo como seria su reacción al suceso del embarazo, tenia miedo el que si se cumplía podría terminar matando a Mio y no... No quería eso.
Dororo tragó seco mirando a su hermana mayor, tendrían que detener la búsqueda para cuidarla, lo bueno es que Kyakkimaru no parecía querer despegarse de ella lo cual lo mantenía tranquilo ya que era fácil de vigilar.
Tras limpiar el cuerpo de Mio y curarlo, le pusieron ropa nueva para luego cubrirla con una manta, la dejaron descansar; tres días pasaron y Hyakkimaru no se movió de su lado, le ayudaba a Ayame a la hora de cambiarla y darle de beber hasta que la castaña despertó una noche a causa de las pesadillas notando que tenia al azabache sentado a su lado.
— Mio — se movió al instante acercándose a ella asombrado ya que había despertado.
—Hola — sonrió nerviosa por la repentina proximidad.
—Perdon— susurró bajando la cabeza pegándola al suelo — perdón Mio—
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La vida de una hermana mayor.
Hayran Kurgu- Mio, es la única que este viejo cascarrabias escucha; no sé qué hacer con su carácter - la chica miro consternada al pequeño del flequillo, no dudo en sonreír acariciando su cabeza con suavidad. -Solo dale tiempo, de seguro también te escucha - r...