Unas pulcras escaleras que llegan hasta la planta baja de la enorme y moderna casa, varios cuadros preciosos que cuelgan en las paredes de el extenso pasillo. Una hermosa sala de estar que se lucía limpia hasta en el más pequeño espacio, y una voz arrolladora llamándolo.
—Buenos días, cariño. El desayuno está casi listo, ¿le gustaría pasar a sentarse? — Una mujer mayor habló. Tenía el cabello atado en un moño bajo y vestía su uniforme perfectamente planchado y sin mancha alguna. Pequeñas arrugas adornaban el contorno de sus claros ojos y labios color salmón.
El joven castaño examinó con la mirada a la mujer y con entusiasmo asintió, mientras se levantaba para seguir a la mujer.
Dentro de poco tiempo la meda estaba servida, el delicioso aroma inundaba el lugar y le daba un toque hogareño al ambiente.
Había cuatro personas en el espacioso comedor, dos mujeres, una visiblemente más joven, el chófer también encargado de cuidar al joven Park, y por último, un castaño de ojos claros y sonrisa de ángel.
Éste último miraba con confusión al resto de los presentes. ¿Qué hacían ahí parados?, ¿Por qué no se sentaban a comer con él?, ¿Tan mala compañía era?. Bueno... Considerando que no solía hablar...
Con un poco de tímida invadiendo su sistema carraspeó esperando capturar la atención de alguien, lográndolo bastante fácil. Los tres ahí se giraron hacia su dirección encontrándose con la mirada profunda del menor, quien movió una silla y la palmeó un par de veces, haciendo saber lo que quería.
—¿Quiere que nos sentemos junto a usted? —Preguntó la mujer más joven, recibiendo como respuesta un asentimiento del castaño.
—¿Está bien el acompañarlo a comer? — Le siguió el chófer, y el castaño volvió a asentir.
—Mi querido, siempre tan lindo— Terminó diciendo la mayor de todos, al momento en que sus labios se estiraban en una sonrisa y un pequeño hoyuelo en su mejilla se asomaba sin timidez. Todos los demás compartieron un pensamiento. Sin duda, era una mujer hermosa.
Y entonces todos los presentes se encontraban sentados. Tres de ellos charlando amigablemente, y uno sonriendo mientras escuchaba todo.
Su vida era buena, bastante buena a decir verdad. Pero no todo podía ser sabor algodón de azúcar, ¿cierto?.
La sonrisa del más joven fue desvaneciéndose cuando uno a uno, recuerdos que el prefería olvidar lo atormentaban. ¿Por qué debía ser así?.
¿Quién había planeado que su vida fuera tan patética?.
¿Era alguna clase de castigo? ¿Por qué?.
¿Por qué?.
¿Por qué?.
El sólo quería un amigo, sentir que alguien lo apreciaba de manera no fraternal.
Tal vez estaba exagerando.
Tal vez se estaba ahogando en un vaso con agua. Es vergonzoso sentirse tan pequeño y débil.
Tal vez el error no está en él, tal vez sí.
Tal vez, si su mirada no se viera tan perdida sus mayores no habrían notado su cambio de humor.
Tal vez si lo intentaba esos ojos lo verían, y todo sería diferente.
Tal vez... Sólo tal vez.
✿
Domingo, un día conocido en la cafetería por ser uno de los más pesados a la hora de trabajar. A pesar de la cantidad de personas el ambiente dentro seguía siendo fresco y relajante, los meseros se movían con destreza mientras atendían a los clientes con una sonrisa siempre gentil.
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La historia de un chico solitario. || yoonmin.
Fanfiction> •Yoonmin •Mención de parejas secundarias