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the book
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Mary estaba en la biblioteca estudiando junto con Hermione Granger, a la que conocía gracias a que las dos adoraban estudiar, frecuentaban aquel lugar y estaban en la misma casa; y Leah Smith, una tejón de su misma edad con la que compartía varias clases.
La Gryffindor la consideraba como su mejor amiga.
La rubia estaba distraída y no podía centrarse en su lectura, así que empezó a mirar por toda la habitación. Se fijó en dos cabezas pelirrojas entrar al lugar, justo al mismo tiempo en el que Ginny Weasley, hermana de su mejor amigo, se sentaba con ellas.
Pudo observar, que obviamente, se trataba de Fred y George. Últimamente iban aquella estancia con frecuencia, seguramente por el hecho de que Defensa Contra las Artes Oscuras era solo teoría.
Volvió a intentar centrarse en su lectura, pero lejos de conseguirlo, recordó su idea de hacía dos noches.
Cerró su libro con una sonrisa. Se levantó ruidosamente de la silla, ganándose una mala mirada por parte de la bibliotecaria. Quería hacerse notar.
Se dirigió directamente a la mesa de los gemelos. Se metió entre los asientos de estos y apoyó sus codos en la mesa.
- Hola, George. Te estaba buscando.
El pelirrojo sonrió. A pesar de que la chica no tenía su misma edad, era bastante avanzada en todos los sentidos.
- Hola, Mary. ¿Qué necesitas? No te he visto desde ayer por la noche creí que estabas enferma en tu dormitorio.
La rubia ideó un plan sobre la marcha, necesitaba algo rápido con lo que salir del paso.
- Ya, bueno. ¿Tienes aquí tu libro de Pociones? Quiero ver que estudiaré en dos cursos.
A pesar de que tenía la misma edad que el trío de oro, cualquiera la tomaría por alguien que está en su último curso.
- Sí, claro. Solo deja que lo busque.
Mientras su amigo buscaba en su mochila, Mary giró su cabeza para mirar a Fred. Le sonrió de una manera algo hipócrita y vacilona, y se levantó para sentarse en el espacio en el que, hasta hacía unos segundos, estaba apoyada.
Comenzó a balancear sus pies, esperando, ya que parecía que su amigo tenía problemas para encontrar el libro.
Sacó una pulsera de su muñeca y comenzó a jugar con ella. La tiró al suelo, justo al lado de la mochila de Fred. Justo en ese momento George acababa de encontrar lo que ella le pedía.
- Aquí está. Por un momento pensé que lo había dejado en mi dormitorio. Ya que estamos, ¿podrías leer las pociones de la página 56? No las entiendo muy bien y tenemos el examen pronto.
- Claro. ¿Cuándo es?
Su pelirrojo amigo sonrió con nerviosismo.
- Digamos, que bueno, es mañana.
Se levantó de golpe de la mesa y tomó el libro que, supuestamente, necesitaba.
- Perfecto. No tardaré en devolvértelo. Eres el mejor.
George soltó una carcajada y no le tomó importancia. Aún sonriendo, le señaló su pulsera en el suelo.
Mary le agradeció en silencio y se bajó de la mesa. Lo hizo lentamente, asegurándose de que George y Fred volvían a sus lecturas.
Se agachó rápidamente y fingió que no veía su pulsera, abriendo así la mochila del pelirrojo con el que no se llevaba nada bien.
Cogió su pulsera y se fue hasta su mesa con el libro. Comenzó a leerlo y cuando estudió y comprendió aquellas pociones con las que George tenía dificultades.
Tomó un trozo de pergamino y escribió sigo con su pluma, haciendo que era parte de sus apuntes para que sus compañeras de mesa no sospechasen.
Volvió a levantarse y fue hasta la mesa de la que había vuelto hacía un rato.
- Hey, George. Aquí tienes, muchas gracias.
El Gryffindor sonrió. Al instante recordó lo que le había pedido a su amiga.
- ¿Has echado un vistazo a las pociones que te dije? Estoy seguro de que van a entrar en el examen.
- Sí, sí. No te preocupes. Para mañana las tendrás más que aprendidas. Para dentro de media hora debes estar en la sala común, allí te las explicaré.
George asintió rápidamente y le dio un rápido beso en la mejilla, contento. Comenzó a recoger sus cosas, y su gemelo le imitó.
Mary fingió que veía como la mochila de Fred estaba abierta.
- Oh, Freddie. Aguarda, tienes la mochila abierta. No te preocupes, te la cierro.
La chica sacó el papel de su manga y mientras cerraba la mochila del chico, metió la nota en la bolsa.
- Ya está. Por cierto, tenías una especie de papel ahí dentro.
Y con las mismas, se fue por donde había venido, con una gran sonrisa.
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Fred llegó a su dormitorio después de ir a entrenar sin su gemelo, ya que este había estado estudiando toda la tarde que restaba desde que habían ido a la biblioteca a hacer sus tareas.
Deshizo su mochila y comenzó a sacar sus libros, recordando al instante lo que Mary le había dicho.
Comenzó a rebuscar en la bolsa con ansias, esperando que fuera otra nota.
Y ahí estaba, su instinto no fallaba.
La desdobló y vio la perfecta caligrafía que tenía, idéntica a la primera nota.
Querido Fred;
Te he visto en la biblioteca. Si pensaras con la cabeza casi tanto como haces el tonto, serías el chico ideal.
El pelirrojo sonrió mientras negaba con la cabeza, esto era una locura.
Guardó la nota en su mesilla, justo al lado donde se encontraba la primera que recibió.
