Tʜᴇ Dᴇᴍᴏɴ·s Tᴇɴᴛᴀᴄʟᴇ

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Luego de vivir un tiempo en Hazbin Hotel con la esperanza de conseguir tu redención, por algunos acontecimientos, comenzaste a salir con Alastor.

Eran una buena pareja. No peleaban casi nunca, y si lo hacían, dialogaban y luego lo arreglaban. Eran dos demonios que se entendían mutuamente, casi como si hubieran sido hechos el uno al otro.

Pero, había algo en lo que todavía no se entendían.

Pues si, Alastor lamentablemente es asexual. No le atrae tener sexo, ni tampoco le interesa.
No es que le dé asco, sino que no le ve mucha gracia al asunto.

Al contrario de ti, tú sí que tenías necesidades físicas. Pero en realidad ya sabías de antemano cuando comenzaste a salir con él que era asexual, y respetaste su decisión.
Pero poco a poco las necesidades van creciendo, y mucho más si el te calienta... solamente por existir y ser él.

Supones que el simple hecho de que te atraiga sexualmente es porque tienes un poco de sadomasoquismo en tus fetiches. Y realmente te gustaba muuucho la idea de ser su pasiva. Además de eso, se notaba en la naturaleza de Alastor que era un demonio dominante, no hay nada de malo en eso, no, pero lo único que era malo es que te tenias que aguantar las ganas.

Una noche, estabas en tu cuarto sola. Ya no podías soportar el hecho de que tu cuerpo te aclamaba por favor que le des algo de cariño. Así que comenzaste a masturbarte. Pusiste por si acaso de que se escuchara uno de tus gemidos, la televisión.
Era tanto el deseo que comenzaste a imaginarte a Alastor teniendo relaciones contigo de una forma... brutal.

Estabas tan perdida en tus deseos que no le dabas importancia a lo que pasaba al rededor. Fue acumulandose tanto, que no te diste cuenta que estaban tocando la puerta. Una, dos, tres veces. No escuchabas.

De repente, se abre la puerta.

Era Alastor, que ande a saber que necesitaba ahora, tal vez solamente quería saber cómo estabas, o si querías dormir con él. Pero este no era el momento oportuno.

Su sonrisa estaba intacta como siempre, pero cuando te vio semidesnuda en la cama, con tus manos en tu vagina... entendió perfectamente la situación. Y si, por supuesto que se sorprendió. Sabía que no era el momento indicado para entrar.
Su rostro te recordaba a cuando Angel Dust le hacía chistes sexuales cuando todavía no eran pareja. Era bastante divertido ver a Alastor en un sexual panic. Pero ahora, no lo era. Daba vergüenza.

El Demonio de la Radio al parecer volvió en sí, y cerró la puerta por la que entró.
Tú seguías estando sin palabras, pero en 2 segundos te tapaste con las sábanas de tu cama.

-"Parece que vine en un momento donde estabas ocupada cariño, perdóname."-Su rostro presentaba su típica sonrisa, solamente que sus ojos ahora mismo estaban un poco entre cerrados y una de sus cejas arqueada.

Empezó a caminar hacia tú cama, hasta quedar sentado al lado tuyo.

-"Creo que estas teniendo deseos con los que normalmente no estoy familiarizado."-Te miró y luego comenzó a tocar tu pierna.-"Pero, si es por ti cariño, haría lo que fuera."

Te daba ternura que Alastor tratara de darte el gusto aunque a él no le interese. Pero no eras tan egoísta, no hacía falta que lo haga. Así que le ibas a decir que no hiciera nada que no quisiera.

-"Al-"-Abrumadoramente, fuiste callada por una sensación extraña. ¿Podría ser que fuese...?-"A-ah..."- Lárgaste cortos gemidos y miraste tu entrepierna, te diste cuenta. Uno de los tentáculos del demonio se introdujo a tu vagina. El tamaño de ese tentáculo era mucho más grueso que el de un pene normal. En realidad no tuvo problema en entrar a pesar de su tamaño porque ya estabas lubricada... y también porque ya no eras virgen, sino estarías gritando.

«The Demon's Tentacle» (+18) (one-shot) - Lectora x AlastorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora