El halcón blanco le guiaba entre los interminables árboles del bosque prohibido con suma maestría, esquivando ramas y mirando hacia abajo constantemente para no perder de vista a Jeongguk, quien le seguía apresurado, cual niño de siete años, emocionado y con una sonrisa en el rostro.
Pronto llegaron al árbol con la vieja bandera de Miracles en el tronco, donde el ave se asentó, y el heredero dejó de correr al observar la tropa de soldados organizados en el terreno, algunos montando guardia, atentos a cualquier señal de movimiento, y otros, simplemente comiendo algo de fruta.
El estómago de Jeongguk rugió al ver los últimos, haciéndole recordar que no había probado comida alguna desde el magno desayuno de la mañana, donde familiares, nobles y sirvientes se reunieron para desearle la mejor de las suertes en su misión, ya que del cumplimiento de la misma dependía el reino entero.
Obtener la bendición del Monarca del Reino Oculto era la meta. Y lo había conseguido, por al menos otros diez años. Así, la presión que le acompañó desde principios de año, había desaparecido.
El joven suspiró. Al encontrarse a unos pasos de distancia del grupo de guardias, le era obvio la inminente despedida que tendría lugar con la criatura. Una que no quería realizar por nada del mundo. No cuando había descubierto tantas cosas en su compañía. No cuando su mejor amigo animal estaba justo allí, a su lado, después de tantos años.
Giró en busca del halcón y éste ya le miraba, manteniendo su porte elegante desde el árbol en el que se encontraba. Así que se acercó y estiró el brazo para acariciarle el lomo como tantas veces hizo de niño mientras se curaba en el castillo. Ciertamente, había extrañado la suave sensación al tocar sus magníficas plumas. Eran de un blanco inmaculado y tan finas como el hilo, con una suavidad que rozaba lo divino. Definitivamente, su textura era un regalo para el tacto.
- Gracias -dijo el Principe desde el fondo de su corazón, cerrando los ojos, disfrutando del momento.
Y se alejó unos pasos, dándole la oportunidad al ave de bajar la cabeza en su dirección.
El Monarca le había reverenciado.
A él, un joven muchacho inexperto.
Jeongguk sintió un peso de pronto, pero éste no causó sufrimiento alguno a su cuerpo.
Entonces el halcón alzó el vuelo, perdiéndose en el verdor del bosque, llamando la atención de los soldados y haciéndoles notar la presencia del heredero.
- ¡Su alteza! ¡Es el Príncipe! -gritaron algunos con júbilo, los primeros en darse de cuenta de la proximidad del joven, avisando a todos los demás- ¡Ha regresado! ¡Su alteza ha regresado!
Pero no lo había hecho solo, pues en su cabeza, descansaba una resplandeciente corona.
La corona del nuevo Rey.
Los soldados se arrodillaron en conjunto, y al unísono, exclamando con alegría:
- ¡Larga vida a Su Majestad! ¡Larga vida al Rey Jeongguk! ¡Larga vida al Rey del Bendecido Reino de Miracles!
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Monarch [Jikook/Kookmin]
FanficEn lo profundo del bosque, a las afueras del vasto Reino de Miracles se encuentra el llamado Reino Oculto, aquel idílico lugar protegido de las maldades del mundo humano, hogar de todas las criaturas místicas y cuyo regente educa con conciencia y sa...