Empecemos de nuevo la partida
No continuemos por viejas jugadas
No perdamos el tiempo
Comencemos desde aquí
Empecemos de cero
Mejor que decir desde nunca
AITANA
2 DE JUNIO
Abro los ojos cada mañana intentando conciliar lo que ven mis ojos y lo que anhelaban, lo que veían seguro y una vez fue, lo que un espejismo del pasado persiste en mi mente y un futuro que nunca se llegó a esbozar pertenece al mismo pasado, todo eso conviviendo con una versión de mi misma de lo que era, lo que cambié y lo que soy.
Una versión de lo que pude haber sido y lo que quise ser…a lo que soy o quiero llega a ser, jugando con los tiempos verbales de un presente extendido en el tiempo desde que hace ya más de dos años me mudé desde cero.
Pues desde ese enero sigo buscando como encontrarme dentro de mí misma, reinventándome a cada instante sin más, porque tuve que deshacerme en pedazos para reconstruirme, pero mejor desde cero que decir desde nunca ¿no?
Barcelona me había acogido con los brazos abiertos, quizás porque reconociera mi sangre materna sintiendo el catalán como si jamás lo hubiese relegado a una lengua casi muerta en mi vocabulario diario, o tal vez porque mis abuelos de Sant Climent siempre me hablaban en él, o quizás era porque me había enamorado de Las Ramblas, de los paseos en torno a la Catedral y saberme cerca del mar hacia donde escapar cuando me sentía perdida.
Sin embargo La Barceloneta la sentí muy lejos en ocasiones en las que volvía a ser muy yo con esos ataques en que el pecho pensaba que podría explotar como me rozara con la mínima dificultad pues hacía mella el desorden que veía a mi alrededor cuando yo volvía a ser la más organizada.
Y es que intentaba mantener a raya mi ansiedad, porque la misma había vuelto en esta nueva etapa con el trabajo que había aceptado en el hotel escuela a la par que realizaba mis cursos de cocina, buscando la forma de ocupar el tiempo y de descubrir mi camino dentro de esta carrera, intentaba no presionarme y hacerlo con calma, pero siempre caía en la dichosa auto exigencia.
Como hoy, por segunda vez este día abro los ojos, pero esta vez ya estoy duchada y vestida sobre la cama, suspiro antes de incorporarme y me pongo en marcha pensando en los mil detalles que retocar antes de partir hacia A Coruña, mi habitación grita la necesidad de personalizarlo algo más y no que este lleno de recetas y fotos con chefs por doquier, aunque quizás sólo era esa yo ahora ¿no?
Con ese pensamiento huyo de mi habitación al mirar el reloj, pues otra vez caigo en el agobio de no poder pararme a pensar un poco más, porque para variar siempre hay mucho ruido alrededor y mucho que hacer, o quizás lleno mi tiempo de mil cosas por hacer para llenar ese agujero que no quiero identificar que significa en mi vida.
Me calzo y me dirijo a la cocina con sigilo, comprobando que ya es una hora prudente para hacer ruido, por lo que termino allí de envolver unas pequeñas bolas de coco que me revuelven el estómago, ya revuelto al haber escuchado a mi compañera de piso vomitar hace apenas dos horas y embadurnar el salón con ese olor a Malibú que juré odiar hasta el fin de los tiempos después del cumpleaños de Marta en la playa con diecisiete años, y que quizás ahora Euge también empiece a odiar.
Euge había sido al mejor opción para compartir piso, a veces pienso que no sé como en menos de 24 horas acabé en su piso, pero había merecido la pena, pues ella podía ser la persona más cambiante pero también la más paciente en cuanto a personalidad, por ende habíamos hecho “buena dupla” como decía ella, porque si bien yo era estable la mayor parte del tiempo, mis desazones podían resultar una pesadez, y mi autoexigencia podría volver loco a cualquier ser humano cuerdo, que aunado a mis horarios imposibles era difícil conciliar para poder convivir mínimamente o tener una relación de amistad fuera del trabajo, aunque claro, Euge no era chef, pero sí era la gerente del hotel escuela.
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En Los Mapas De Tu Piel
FanfictionA veces el camino si es el que pensábamos, a veces el camino es el que una vez soñamos, a veces nos sorprende la vuelta a caer en un precipicio donde zambullirnos de lleno en el agua, a veces, y sólo a veces nos volvemos a perder en los mapas de la...