La rosa del Principito

79 2 0
                                    

Nota: Esta es una idea que tuve hace un tiempo y terminé usándola para un trabajo escolar hace dos años, así que básicamente sólo es sólo una pequeña parte de lo que planeaba hacer realmente. Tal vez desarrolle más esto a futuro, mintiéndole los personajes que faltan, modificando varias cosas y detallando aun más otras.

Los derechos de autoría de la obra original del libro "El Principito" pertenecen a Antoine de Saint-Exupéry.


En una ciudad cualquiera y en una fecha sin importancia; el primer llanto de una pequeña, desencadena un coro de lamentos, súplicas y sollozos dentro del apartamento B600.

El Señor Almagro llora desconsoladamente sobre el cuerpo de su amada, sintiendo como éste pierde el calor poco a poco, ajeno a la presencia del niño que sostenía a la criatura en sus brazos, quien observaba la escena con ojos vidriosos.

Pasaron los días y las lágrimas del padre no cesaron, el encierro fue su actividad predilecta y las botellas de alcohol formaban una montaña que aumentaba su tamaño con el paso de los días.

¡Pobre señor Almagro! Solo se hundía en la desgracia, bebiendo descontrolado para olvidar terminó perdiendo a su única familia, sus dos hijos.

Pasado un mes, la custodia de Javier y Rose Almagro (hijos), quedó a cargo de su tío Antonio, pues nadie más querría encargarse de un niño de 10 años una bebé con apenas un mes de nacida.

De vez en cuando, los niños podían ver a su padre quien en muchas ocasiones llegó a la casa del tío Antonio en estado de ebriedad. Antonio al ver esta situación le ofrecía dinero para que se retirara y éste lo aceptaba.

Así pasaron 4 años con muchas dificultades superadas, pero un nuevo suceso vino a cambiar su vida. Antonio Almagro, fue herido de muerte durante un asalto.

En esta ocasión las autoridades no se ocuparon sobre la custodia y cuidado de los niños quienes quedaron desamparados a su suerte.

Javier abandonó sus estudios para trabajar y así cubrir sus gastos y las necesidades de su hermana menor.

A partir de ese día, todas las mañanas se veía a Javier en el mismo sitio: una esquina de la tienda de zapatos; era fácil reconocerlo porque a todo el que pasaba le hacía las mismas preguntas:

- ¿Necesita ayuda?, ¿Puedo hacer algo por usted? ¡Lo que sea!

A decir verdad, era difícil era difícil negarse a recibir su ayuda aún si no la necesitabas; solo bastaba con ver su mirada suplicante, además no es como si estuviera robando, él se ganaba el dinero honradamente con los trabajos en que lo ocupaba la gente.

No importaba qué fuera lo que le encargaran, él aceptaba sin chistar.

Era demasiado ingenuo, inocente e incluso curioso; eso lo llevó a involucrarse en algo más grande que él, algo que le daría beneficios económicos inimaginables a cambio de un terrible final.

Todo empezó cuando un hombre que se hacía llamar Alejandro Zavala, le encargaba distintas cosas. Primero, le solicitó cargar sus pertenencias y entregar correspondencia; después, le pedía que hiciera sus compras y las entregara en su casa, hasta que llegó a solicitarle que entregara algunos paquetes de manera muy confidencial en diferentes domicilios y recogiera la paga por ellos, la cual era en grandes cantidades.

Al joven Almagro, quien era muy curioso, le intrigó el contenido de los paquetes. Nunca tuvo el valor de abrirlos para ver su contenido por el miedo a ser pillado por su contratante y perder su confianza y su trabajo.

Tardó medio año en descubrir el contenido de estos misteriosos paquetes.

- ¿Se encuentra el señor Molla?

La rosa del PrincipitoWhere stories live. Discover now