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Narra Lucia:

-Te encuentro bastante callada el día de hoy-Le comente a Clarisse mientras teníamos nuestra merienda. Nos encantaba merendar juntas en los jardines, era algo que solíamos hacer muy seguido. Aparte, aquel día estaba increíble. Le mire con cierta curiosidad y comprensión, intentando convencerla de que me contara lo que le sucedía porque desde que había regresado algo había cambiado.

-No me sucede nada, Lucia. Solo me encuentro un poco preocupada por usted.

-¿Por mi?

-Si, el día que le encontramos llorando realmente me afecto demasiado.

-Pero estoy bien.

-No me mientas, desde ese día no eres la misma. Tus constantes visitas a Erick, tu sonrisa y amabilidad ante tu madre...dime ¿Eso es normal para ti?

-Solo estoy intentando tomar mis responsabilidades como debí hacerlo desde que llegue, no puedo desertar de ellas. 

-¿Y qué hay de lo que sientes por Bruno?-No entendía porque estaba actuando de esa forma, es como si intentara convencerme de algo pero algo me decía que estaba intentando que me desviara de la razón de esta conversación.

-Paso algo con Felipe-Afirme y ella por un momento tembló provocando que su taza de te se volcase.

-Lucia, mira lo que me has hecho hacer-Rápidamente coloco unas servilletas encima limpiándolo.-Menos mal que no tenia casi nada. Inconscientemente me reí y ella termino haciéndolo también.

-Sabia que estabas intentando ocultarme algo.

-Bueno, lo admito pero por lo menos lo hago, tu dudo mucho que admitas que estas haciendo todo eso para olvidar lo que realmente te ocurre.

-No seas cargante, Clarisse.-Mis ojos por un momento se desviaron a Maria quien se encontraba paseando por el jardín donde nos encontrábamos, ella pareció notarlo ya que miro en mi dirección. Poco a poco se acerco. Estos días la había visto por allí, lo cual me daba bastante curiosidad saber la razón.

-Su majestad-La mire unos segundos realmente confundida mientras ella hacia una reverencia y ella comenzó a reír, sabia que estaba bromeando.-No puedo creer que yo hable de esa manera.

-Me conociste sabiendo que yo era una princesa y nunca me trataste de esa forma, no creo que estemos en mi castillo cambie algo.

-Si, tiene razón. 

-¿Se conocen?-Pregunto Clarisse quien no parecía entender mucho lo que estaba ocurriendo.

-Es la mejor amiga de Bruno, te conté de ella. Es la que me salvo en aquel bar.

-Maria.

-Así es-Confirmo.

-¿Quieres un poco de café? Siéntese con nosotras-La invite.

-¿Debería? Miren como me encuentro...

-Tengo una idea-Soltó Clarisse.

-¿Estas pensando lo mismo que yo?

-Si estas pensando en cambiar por completo a Maria con uno de tus vestidos...

-¡Podemos engañar a todos! Decirles que es una dama de muchos privilegios y que tiene riquezas, tierras en muchos lugares.

- No quiero terminar sin cabeza por sus ideas aunque muero por hacerlo. Ahora entiendo porque Bruno dijo que era tan diablillo.

-¿Como se atrevió a llamar de esa forma a la princesa?-Chillo Clarisse.

-¿Donde se encuentra ahora? Me va a tener que escuchar-Ambas me miraron con sorpresa ante mis palabras.-Vale no me miren así. 

-Es que has pasado de Bruno durante días y...

-Voy a llevarle con el. 

-¿Sabe donde esta? 

-Por supuesto, llevo días aquí y el me ha alojado en su morada-No quise pensarlo demasiado porque sabia que si lo pensaba dos veces iba a arrepentirme.

-Mientras ella le lleva, voy a ir a preparar unos vestidos para Maria.

-¡Vale! Nos vemos en un rato.

***

Finalmente sabia donde era que Bruno se escondía de mi, y no era un lugar que desconocía. Todo lo contrario, era un lugar donde había pasado tanto tiempo junto a mi padre. Era nuestro lugar y Maria en el camino me contó que mi padre se lo había otorgado a su padre antes de morir por tantos años de servir a su familia.

-Bruno debe estar en alguna parte de la casa, ruega mucho que no se encuentre desnudo aunque dudo mucho que esto te moleste eh...

-Eres muy perversa, vas a llevarte muy bien con Clarisse porque a ella la ves tan tranquila y correcta pero su mente va a perturbarte.

-O puede que yo la perturbe con la mía.

-O las dos van a unir sus mentes para perturbarme a mi.

-Bueno ve, Clarisse me dijo que regrese ¿Crees poder regresar sola?-Asentí con mi cabeza y luego con mucho valor entre a la casa. Camine lentamente mientras observaba cada rincón, todo parecía encontrarse en su lugar salvo por objetos que parecían pertenecerle a el. 

-Maria, ¿Por qué te tardaste tan...-Los ojos de Bruno reflejaron sorpresa al verme allí parada.-Lucia, ¿Qué hace usted aquí?

-He venido a escucharle. Espero que no gaste esta oportunidad en reproches-Camine por el lugar acercándome a una de las ventanas.

-¿Esta reprochando mis futuros reproches?-Solte una pequeña risita y mire a través del cristal. Me encantaba la vista de aquella ventana-No voy a gastar mi oportunidad en disculparme, usted ya sabe que lo siento.

-Si, lo sé. Leí su carta esta mañana, usted nunca acepta un no como respuesta.

-¿Solo la de esta mañana?

-Las demás...ahora son cenizas.

-Vale, usted...no me sorprende. Lo que quiero decirle es que nunca quise lastimarle, tampoco quise no aceptar su amor. Yo estaba lleno de inseguridades, de miedos, y aún los tengo. No tengo mucho que ofrecerle, solo espero que a usted le alcance con mi amor.-Sus manos acunaron mi rostro mientras yo no podía dejar de mirarle, sus ojos estaban llenos de amor y sinceridad.

-Bruno estos días he compartido mucho con Erick y me he dado cuenta de que...es perfecto.-Hice una leve pausa-Es todo lo que podría pedir una mujer, estos días el me ha cuidado y acompañado ¿Sabe? Pero la única razón por la que yo deje que lo hiciera fue por usted.

-¿Por mi?

-Si. Por favor, no me vuelva a lastimar. No quiero volver a los brazos de alguien que no sean los suyos.

-Sabe que yo no soy perfecto y nunca quise lastimarle.

-Yo tampoco lo soy y es por eso que eres perfectamente para mi.

-Yo soy suyo.

-Y yo soy suya.

Más allá de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora