MARCO:
Nicholas y yo llegamos a casa sumidos en un silencio increíble y no fue hasta que ambos estuvimos en el sofá mirándonos frente a frente hasta que no empecé a hablar, le había prometido contarle todo durante el trayecto pero él insistió en mantener el silencio hasta llegar a casa, quería calmarse un poco antes de enfrentarse a lo que le venía y sinceramente yo lo vi mejor. Ahora que estamos frente a frente me resulta difícil encontrar la manera adecuada para contarle una historia que viene desde hace un año atrás, han pasado tantas cosas que es muy difícil definir un comienzo decente.
Nick me observa retándome con la mirada, no me pide que hable pero es lo que desea que haga a toda costa y tras segundos decidiendo, por fin me atreví a comenzar.
—Hace un año cuando llegamos a Londres empecé a competir en peleas ilegales. —Suspiré y él abrió ligeramente los ojos antes de volver a recuperar su posición de antes—. Una noche me acorralaron por haber ganado una pelea y empezaron a golpearme, así fue como conocí a Cole, él me llevó al hospital esa noche.
—No me lo puedo creer, ¡pudieron haberte matado esa noche por imbécil! —Exclamó echándose un poco hacia delante.
—Lo sé, pero yo estaba más centrado en que tú no te enterases antes que nada más. No quería causarte más problemas... —Dije mirándole directamente a los ojos. Una de las ventajas que tenía con él era que por muy avergonzado que esté siempre podría mirarle a los ojos porque él ya sabía mucho de lo que yo era capaz de hacer y aún así como bien él decía, seguía aquí.
—Marco joder, es que ¿qué no entiendes de "somos hermanos y nos ayudamos en todo"? No quiero perder a lo único que me queda joder, eres tan capullo... —Dijo agachando la cabeza. Me incliné un poco hacia delante y puse una mano en su hombro.
—Aún queda mucho más, este es solo el principio, y créeme no me siento especialmente orgulloso de ello. —Él volvió a mirarme y asintió dándome paso—. Un día en una de las peleas había una panda que se aficionó a apostar por mí y tuve la ocasión de reunirme con su jefe, que me pidió trabajar para él haciéndole un par de recados, no tenía nada mejor que hacer así que acepté pensando que solo serían un par de trabajos por los que me pagaría bien, era como tener un trabajo. Pero eso no era un trabajo y, para cuando me di cuenta, había firmado un contrato con una banda traficante cuyo jefe está detrás de Jess y no sé por qué.
—Espera, ¿qué? —Preguntó extrañado frunciendo el ceño—. ¿Qué tiene que ver Jess en todo esto? —Me encogí de hombros.
—No lo sé, realmente empezaron a andar tras ella una noche en la que yo recién acababa de pelear. Un tío intentó llevársela pero le detuve a tiempo y me la llevé, Cole y yo habíamos quedado esa noche para ir al Evil a buscar pistas sobre el asesinato de mamá, pensábamos que encontraríamos algo.
—¿Al Evil? Definitivamente estáis los dos como un puto cencerro, ¿cómo se os ocurre?
—Cole me dijo que el responsable podría estar en el barrio delincuente, yo solo le seguí y llevé a Jess conmigo, no contaba con que se perdiese. —Nick abrió mucho los ojos y yo asentí, apretando la mandíbula al recordar esa noche, mis nervios estaban a flor de piel. Incluso al no soportarla no quería que le pasase nada—. Es tan rebelde a su manera que empezó a caminar hasta que sin quererlo se alejó de nosotros y acabó perdida entre la multitud de calles del Evil. Esa fue la noche en la que entraron a robar al apartamento, el responsable fue Robinson, el jefe de la banda para la que trabajo, por eso se mudaron de piso y estuvieron viviendo en casa unos meses, no por el problema de espacio.
—Joder, todo este tiempo... Estuviste protegiéndola. —Asentí—. ¿Y Vero...?
Negué rápidamente.
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MARCO© ✔
RomanceÉl era feliz y débil. Ahora no siente el dolor. Su pasado está marcado por un arma que amenaza con quitarle la vida en cualquier momento. Fue ahogado en las llamas que le hicieron resurgir como el infierno personificado y vive consumido por la ira...