No puedo creer que estés solo

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No sabía que su mente podía catalogar a alguien como "hermoso" con tan solo una primera impresión, pero le pasó cuando conoció a Adrien Agreste.

En apariencia era bastante atractivo; cabello lacio y dorado, corto y siempre bien peinado. Ojos verdes como un par de esmeraldas, cejas pobladas, rectas y expresivas. Labios delgados y rosados, piel apiñonada y tersa a simple vista. Sin duda, Adrien era un chico lindo, pero Luka pronto averiguó que su verdadera belleza no estaba en su apariencia, si no que brillaba desde su interior, que radicaba en todo lo que hacía o decía.

Adrien era excepcional, un esgrimista y pianista prodigioso, multilingüe, deportista y un gran estudiante. Era un buen hijo y un buen amigo, una buena persona. Luka podría pasarse horas escribiedo y enumerando cada una de las cualidades del rubio, pero el tiempo era algo que no excusaba su desperdicio.

Adrien era atento y amable, carismático y divertido, y su definida figura digna de aquellas pasarelas y sesiones fotográficas no se quedaba atrás. ¿Agreste tenía defectos? Sí, muchos, pero eso era algo que Luka no consideró. No quería y no necesitaba hacerlo. Por que Adrien era todo lo que estaba bien y que arreglaba lo que pudiese estar mal en su mundo, por que su risa creaba nuevas notas que se dejaban fluir en sus acordes y que su simple existencia era una melodía que no podía sacar ni de su cabeza, ni de su corazón.

Y era obvio que Luka no era el único que suspiraba por él. Existían cientos de personas que podrían darse cuenta de lo maravilloso que era el hijo de Gabriel Agreste. Lo comprobaba casi todos los días al revisar su perfil de instagram y encontrarse con miles de chicas enamoradas de Adrien comentando sus fotos. Y nunca faltó el típico "¿Eres amigo de Adrien Agreste, cierto?", "el es muy lindo, ¿podrías presentarmelo? que recibía todos los días por parte de las chicas de su clase de música.

Y a pesar de que Luka comprendía todo lo que se propusiera, había una pregunta en su cabeza de la cual parecía no haber respuesta lógica.

¿Por qué Adrien está soltero, cuando puede tener a la chica que quisiera?

─¿Por qué no tienes novia?─ se lo preguntó sin tapujo alguno, haciéndolo reír ante la curiosidad en su voz.

─Bueno, no lo sé, ¿tú por qué no tienes novia?

─Por que... ¿por qué no quiero?─ le respondió, dejándole saber al rubio que era más una pregunta para sí mismo que una respuesta para él.

─¿Quieres o no?

Luka se sentó en la orilla de su cama como si un gran cansancio le hubiese invadido de pronto. Tomó su guitarra para afinarla de nuevo, como un hábito que no podía dejar. No le respondió, solo negó ladeando la cabeza.

No estaba nervioso en realidad, era algo que le gustaba de su dinámica con Adrien; no le hacía sentir ansioso o asustado, le hacía sentir cómodo, tranquilo, a salvo. Y con esa seguridad, se animó a preguntar aquello que quería y no, saber:

─¿No estás interesado en alguien? Quiero decir... Estás soltero, sí, pero eso no significa que no te pueda gustar nadie.

Adrien tensó los dedos sobre el libro que sostenía. No le incomodaba Luka o sus preguntas, si no las respuestas, por que no podía hallar el modo correcto de expresarse.

Y aunque no hacía frío o demasiado calor, Luka notó que las mejillas de Adrien se tornaron carmesí tanto como cuando lo había.

─Bueno... en realidad, yo...─ la habladuría entre cortada de Agreste se vió interrumpida por el sonido de su celular. Tomó el aparato del bolsillo de su chaqueta para ver el mensaje ─Es Nathalie, debo irme, tengo esgrima en 20 minutos.

Adrien se fue, y contrario a lo que el rubio pudiese pensar, respondió la pregunta recurrente de Luka:

Adrien gustaba de alguien, alguien que no era él. A pesar de que Luka podía darle la clase de amor que merecía, no podría ser él.













Boyfriend [Lukadrien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora