011

2.2K 164 8
                                    

Narra Seoyeon.

Habían pasado algunos dias desde el campamento —casi dos semanas—. Ahora nos encontrábamos todos en el pasillo de la escuela, como casi todos los dias. Él único que no estaba presente —y que sé que en cualquier momento llegará— era Jimin. Según sus amigos, él se podría haber quedado dormido o se habrá retrasado en el camino.

—¿Chicos que les pareció el campamento?— preguntó Hobi, apoyado a lado mío en los casilleros.

—Estuvo muy divertido— respondió.

—Yo tengo una consulta: hubo un día en el que ustedes— Nam se está refiriendo a Jimin, a Kook y a mi—que no estaban, ¿donde fueron?

Fue el día del jacuzzi.

—¡Fuimos al jacuzzi!— respondió JungKook, antes de salir corriendo para ser perseguido por el resto del grupo.

—¿Disculpa? ¿Jacuzzi?— preguntó Jin, que fue el único que no salió corriendo tras Kook.

Lo único que pude hacer, fue sonreír.

Narra Jimin.

Cuando llegué a clase, vi como una chica de cabello rubio vino corriendo hacia mi dirección. Cada paso que hacía, pide notar que era Yuna. O quería algo, o iba a decirme algo, o solo vendría a saludarme.

—Jimin, ¿podemos hablar?— preguntó cuando estaba cerca.

—No puedo ahora, tengo que ir a clase— dije, siguiendo me camino pero ella se puso en frente mío.

—Es urgente, si no quieres que Seoyeon se entere— insistió mirando sus uñas.

Paré de caminar y me giré para mirarla con jna expresión seria. Tenía miedo de lo que vaya a decir, así que prefería escucharla antes de irme y seguir con mis cosas. Tenía un presentimiento de que algo tenía que ver con Seo, ha que pasa demasiado tiempo junto a mí.

—¿Que cosa?— pregunté, con mí ceño fruncido.

—De que estan haciendo una apuesta tu y tus amigos. Tienes que enamorar a Seoyeon— me respondió.

—¿De donde escuchaste eso?— pregunté alterado. Trataba de no hacer un escándalo porque no quería llamar la atención de nadie y no quiera que nadie, además de Yuna, se entere.

—No te lo voy a decir— sonrió.

—No lo comentes— dije.

—No lo haré, a cambio de que te alejes de ella o le diré todo— me amenazó.

—Eres su amiga, ¿no?— pregunté —No la quieres lastimar— dije con los dientes apretados.

—Tu mismo lo dijiste, no la quiero lastimar— dijo haciendo puchero.

—No voy a hacer lo que me digas. Olvídate de mí— dije empezando a caminar hacia clases.

(...)

Luego de una clases más, estaba el almuerzo con mis amigos y Seo, sentada a mí lado, tratando de hablarme pero mí mal humor no la dejaba. Ni estaba enojado con ella, sino con Yuna.

Aunque Yuna me amenace de esa manera, no me alejare de Seo.

—Jimin, ¿estás bien?— pregunta la chica a mi lado, tocando mí brazo.

—Sí, estoy bien. Sólo que estoy un poco cansado— le respondo. Sé que le estoy mintiendo, pero no le puedo decir la verdad.

El timbre sonó avisando que la jornada escolar ya terminó. Los chicos y yo nos levantamos de nuestros asientos y caminamos hacia la salida. El clima habia cambiado: hoy a la mañana no habia tanto sol, pero tampoco había señales de que iba a llover. Ahora hay lluvia, no tan fuerte y, también, hay mucho viento. Por surte, siempre llevo un paraguas cunado veo los días así.

Nos habiamos despedidos todos. Yo me encontraba a punto de salir, cuando veo a Seo esperando en la puerta con su celular en mano y haciendo un par de muecas.

—¿Que pasa?— pregunté, llegando a su lado.

—Es que mi papá no contesta y no tengo a nadie quien venga por mi— contestó preocupada.

—Ven, vamos— le dije. Le extendí mí mano para que la tomara.

—Gracias— sonrió.

Empezamos a caminar por las veredas de las calles. Podíamos ver como estaban todas las calles estaban inundadas de agua y los parque llenos de barro.

Llegamos a la casa de Seoyeon, ella buscó en su mochila las llaves de la casa, pero, al su expresión en su cara, percibí que no las encontró y que no tenía manera de entrar.

A no ser que haya dejado una ventana abierta.

—¿Que pasó?— pregunté, con una mano guardada en el bolsillo.

—No tengo mi llaves, las deje en la barra de la cocina— se agarró el cabello con la manos y lo peinó hacia atrás.

Vi como se sentaba en los primero escalones de la puerta de entrada y agarró su cabeza entre sus manos. 

—Soy un desastre— murmuró, soltando un suspiro.

—Ven— ma llamé, estirando mi mano para que la tomara.

Ella agarró mi mano y empezamos a caminar otra vez con dirección a casa. Seo había preguntado a donde iríamos y yo le respondí que iríamos a mí casa, así no se queda esperando ahí afuera hasta que su papá vuelva de trabajar hasta la noche.

Llegamos a mi casa y parecía que mi madre no había llegado de trabajar. Entonces, estábamos solo en casa. Subimos a mi habitación para poder prestarle ropa a Seo y que no se quede con el uniforme que estaba empapado.

—Linda habitación— mencionó mirando alrededor.

—Gracias— contesté, mientras buscaba ropa por mi armario —Ten, ponte esto y después dame tu ropa, la pondré a lavar— dije, entregándole mis prendas de ropa.

—Esta bien. Gracias— agarró las prendas y le indiqué donde quedaba el baño para que vaya.

Salió de baño con mi ropa puesta, la vi y me dio mucha ternura verla asi vestida.

—Jimin— llamó mi atención.

—¿Qué?— pregunto.

—Ten— me entregó su ropa.

—Ya vuelvo la pondré para secar— dije y salí de mí habitación.

Cuando volví la encontré dormida en mi cama, bajo mis colchas. Me acerqué con cuidado hacia ella y corrí algunos mechones de su cabello para poder verla mejor y dejé mis manos en sus mejillas.

Editado: 13/05/2021.

¿Por qué?→𝐏. 𝐉𝐈𝐌𝐈𝐍 [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora