Crónica 6: Más Falsos Dioses

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Y en su afán por comprender el universo, el ser humano creó deidades e imágenes de dioses a su imagen y semejanza buscando desesperadamente sentirse parte de algo más grande en la infinidad del cosmos.

El Acechador salió de un portal interdimensional llegando a un plano que iba más allá de la realidad, detrás de él salieron sus 7 seguidores quienes observaron el extraño y tenebroso panorama sin emoción aparente.

Todo era gris como si el sol se hubiera apagado, el aura desprendía una rara esencia de maldad que podía sentirse en todo momento y podía escucharse un extraño ruido similar al de unas flautas con un tono  particularmente lúgubre.

- Mi señor ¿Qué es este lugar?- Preguntó la tercera elegida.

-Un plano ajeno a nuestra realidad, fuente del mal primigenio que aterrorizó a la humanidad desde su amanecer y hogar de una de las criaturas egolatras que se atrevieron a llamarse dioses.-

Un sombrío rugido se escuchó similar al de un millón de bestias salvajes, a pesar de su fuerte voluntad los seguidores sintieron como su sangre se congeló, despues de todo se encontraban en una dimensión no hecha para humanos.

-No se distraigan. - comentó el Acechador. - estamos aquí para acabar con el mal, el miedo no tiene cabida en nosotros.-

El Acechador y sus seguidores caminaron a través de la profunda obscuridad hasta distinguir una luz tenue a la lejanía.

-La criatura que habita aquí desprende una energía cósmica que es capaz de llevar a quienes poseen una mente débil a la locura.-

-¿Que debemos hacer entonces mi señor? - Preguntó el séptimo elegido.

-Lo mismo que me llevo a elegirlos, demuestren su voluntad y demuestren que su mente está más allá del control de una criatura egoísta que se cree superior a ustedes. -

El Acechador y sus seguidores atravesaron una gran apertura que se asemejaba a las fauces de una enorme bestia y que parecía ser el final de la obscura caverna en la que se encontraban, al salir todos pudieron ver al terror cósmico que habitaba el lúgubre lugar; medía varios kilómetros de altura era tan colosal que su cabeza superaba con creces las más altas montañas hechas de huesos sin forma, tenía una apariencia humanoide con enormes tentáculos por todo su cuerpo, un par de alas similares a las de una gárgola y un par de ojos con una mirada tenebrosa cubiertos de una capa de obscuridad que se asemejaban al más profundo averno.

Los seguidores retrocedieron un par de pasos al ver a la deidad pues incluso ellos pudieron sentir la tenebrosa energía que esta irradiaba. - No teman. - Ordenó el Acechador. - ¡Usen su voluntad y oponganse a la falsa ilusión que domina la criatura!-

De repente un extraño resplandor dorado iluminó los ojos del quinto y la séptima elegida, ambos explotaron cayendo al suelo dejando pedazos de metal de sus cascos esparcidos por los alrededores.
El Acechador no tembló, el resto de sus seguidores observaron confundidos los cuerpos inertes de sus compañeros.

-Su voluntad no fue lo suficientemente fuerte - Respondió el segundo elegido.-

El Acechador no se distrajo y continuó mirando al gigantesco monstruo. - Yo me encargaré de la criatura, quédense aquí. -

-Como ordene mi señor. - Respondió la primera elegida mientras se arrodillaba con respeto junto a sus compañeros. -

El Acechador emprendió el vuelo hasta acercarse al terror cósmico mientras observó el horrible panorama cubierto con cráneos, velas y rastros de ruinas cubiertas con extraños símbolos.  -Así que tu eres aquel al que llaman Vie'k Nthur...-

-¿Qué, Quien se atreve a irrumpir en mis dominios?-

-Soy el Acechador, aquel que siempre está al acecho de quienes hacen el mal, aunque no tiene caso que te lo diga porque dejaras de existir en unos momentos. -

-¿Cómo, un humano aquí? Me sorprende que hayas sido capaz de entrar a este plano sin caer en la locura pero me sorprende aún más el hecho de que tu mente no se haya hecho añicos después de verme y pronunciar correctamente mi nombre.-

-Pues claro, yo no me rijo por esas ridículas profecías que falsamente implantaste en las mentes de tus esclavos.-

-¿Esclavos?... Ah te refieres a esos patéticos humanos que se han dedicado a rendirme culto a través de generaciones, simples ovejas con mente mortal. -

-Sí...¡Durante eones te has dedicado a alimentarte de las energías negativas de la humanidad, llevando a la locura a aquellos que erróneamente se atrevieron a llamarte Dios aunque no eres más que un patético egolatría!. -

.-¿¡Cómo te atreves mortal!? ¡Yo un Dios!. -

-¿Ah si, y en que te basas para decir eso? ¡Solo porque te hagas llamar a ti mismo un Dios no significa que lo seas! No eres más que una criatura anciana que se cree superior, eres una amenaza y serás aniquilada por el sufrimiento al que sometiste por tantos milenios a la humanidad, no sin antes experimentar el mismo miedo que le hiciste sentir.-

-¿Miedo, Crees que me das miedo? ¡Yo soy el miedo personificado, soy un dios más antiguo que el tiempo, eh sembrado el terror en el corazón de las criaturas sobre la superficie de tu miserable y patético planeta desde hace eones, eh visto el ascenso y caída de reyes, eh presenciado eventos tan breves y cortos que apenas si podría decirse que llegaron a ocurrir! pero tu... Tu eres solo un hombre. -

-En eso último tienes razón. - el Acechador se acercó hasta estar a una distancia cercana a la criatura y dirigió su mirada hacia el dios reflejando su propia cósmica en su contra.- Ahora, ¡Verdad Absoluta!.- De pronto, los ojos de la criatura se iluminaron con el mismo resplandor dorado que acabó con los elegidos momentos atrás y explotó   dejando caer un par de ríos de sangre negra. - Soy solo un hombre ¡y los dioses no significan nada para mi! -

Los seguidores vieron a su señor descender de los cielos cual figura alada mientras que detrás el antiguo ser que se hacía llamar a sí mismo dios inmortal caía muerto con las llamas cósmicas saliendo de sus ojos.

El antiguo reino de terror de Vie'K Nthur; el dios del caos había terminado en tan solo un instante acabando así con el ciclo de terror sembrado en sus víctimas desde el amanecer de los tiempos, las montañas de hueso si hicieron añicos y las pocas estructuras marcadas se vinieron abajo.
El Acechador se alejó en compañía de sus fieles seguidores, la primera y el segundo elegido mostraron respeto con sus compañeros  al llevar sus cuerpos a pesar de que el Acechador mostró algo de desprecio al ver que sus voluntades no fueron lo suficientemente fuertes para resistir.

Antes de dejar el lúgubre plano dimensional el Acechador se detuvo frente al portal dando media vuelta, juntó las palmas de sus manos canalizando su poder y exclamó con gran calma. - Big Bang del multiverso. - Un resplandor blanco iluminó por completo la obscuridad y todo quedó en absoluto silencio.

La dimensión fue destruida...

Poder Infinito: Crónicas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora