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Mary escribió su nombre, justo debajo del de Luna Lovegood.
¡Le parecía una idea brillante la que había tenido Hermione!
Por cosas así la quería tanto.
Antes de que todos pudieran irse, la bruja les paró.
— Y, recordad, tenéis que buscar un sitio en el que podamos caber y aprender de una forma práctica y segura.
Y así fue como todos buscaban un lugar en el que poder aprender Defensa Contra las Artes Oscuras.
Mary esperó a Neville para irse juntos, pero al ver que el Trío de Oro, los gemelos y Ginny estaban todavía allí, decidieron ir de vuelta con ellos.
Por el camino, Hermione se desfogó alegando que saltarse las normas era emocionante para ella, cosa que hizo que la rubia riera feliz de ver a su amiga así.
Neville comenzó a hablar con Ginny de algo, momento que aprovechó Mary para hablar con George sobre lo que había escrito.
— Hey, George. ¿Qué te pareció lo del otro día? ¿Crees que fue lo mejor?
Al pelirrojo le extrañó la preocupación de su amiga por las pociones.
— Claro, ¿por qué no iba a serlo?
Mary sonrió. ¡George la apoyaba en su decisión!
— Genial, he vuelto a escribir otra para luego. A ver cómo sale.
El chico sonrió incómodo. ¿Otra receta más de pociones? ¡Pero cuántas pociones existían!
— Está bien. Luego me cuentas qué tal.
La chica asintió y volvió con Neville, que le abrazó y le contó animadamente sobre una nueva especie de planta que había estudiado de un libro de la biblioteca.
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Pasaron los días y Mary estaba desesperada. ¡Nadie encontraba un lugar ideal para poder aprender Defensa Contra las Artes Oscuras!
Estaba en la sala común con Hermione cuando Harry llegó corriendo, llamándolas, diciendo que habían encontrado un lugar para practicar.