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Eleanor

Joshua siguió siendo un idiota conmigo, sinceramente ya no sabía que hacer, no soportaba su misoginia.

—Aquí está lo que me pediste— dije entrando a su oficina con un montón de carpetas.

—Déjalas ahí— dijo sin mirarme, de mala gana las dejé sobre su escritorio.

—¿Pensaste lo de pasado mañana?— pregunté refiriéndome al estreno.

—Es miércoles, te he dicho que no puedes ir— dijo aún sin levantar la mirada, mi sangre comenzaba a hervir de rabia.

—He hecho todo lo que me has pedido sin protestar, concédeme ese favor— le rogué, por fin se dignó a mirarme, dio una sonrisa burlona de lado.

—No irás— dijo como si fuera un niño inmaduro.

—Estoy harta de ti, Joshua— dije molesta.

—¿Cómo dijiste?— preguntó sarcástico.

—Estoy harta de ti, no pienso seguir aguantando estos abusos de tu parte— intentó interrumpirme—No seguiré este juego estúpido que has querido jugar conmigo desde que llegué, de saber que eras así de inmaduro nunca hubiera accedido a salir contigo.

—Cuida tu tono conmigo— dijo amenazante, se levantó de su asiento y sentí que me haría del baño encima.

—No, tú cuida tu tono conmigo, no pienso cumplir tus caprichos de mierda, me voy, no pienso seguir trabajando aquí— tomé las carpetas y las aventé al suelo— con permiso— finalicé.

Salí de aquella oficina hacia mi cubículo para recoger mis cosas, me despedí de Chloe quien gustosa me felicitó por la decisión que había tomado.
Cuando terminé de empacar me fui a casa sintiendo esa libertad, me sentía demasiado feliz.

Llamé a Tom quien debía estar dormido, en Londres debía ser como la 1:00 am, la pantalla sonó por varios minutos.

—Hola— dijo sonriente desde el otro lado.

—Hola, amor, que contarte algo, por fin...— una voz me interrumpió.

—¿Tienes cervezas en la cocina?— era la voz de una chica, sentí como mi estómago se comía a sí mismo. Me quedé callada mirando la pantalla por unos instantes.

—Eleanor, puedo explicarlo— dijo apenado, yo negué con la cabeza.

—Está bien, sólo quería contarte que renuncié a mi trabajo— dije ya no tan emocionada.

—Eso está genial, me alegra, en un rato tomo un vuelo a Los Ángeles, ¿te veré allá?— preguntó, yo asentí levemente.

—Bueno, supongo que estabas con tus amigos, hablamos después— él rodó los ojos, odiaba que hiciera eso.

—No hagas drama, Eleanor— me reprimió.

—No dije nada, sólo supuse que estabas relajándote después de un largo día— dije molesta.

—Como sea, adiós— cortó la llamada.

Lo volví a llamar varias veces y no contestó hasta que por fin después de un rato lo hizo.

—¿Qué te ocurre? Estaba contándote algo, después creí que lo mejor sería que te divirtieras, Tom—dije con los ojos cristalizados.

—Lo siento, creí que estaban haciendo un drama— se alzó de hombros.

—Eres increíble, pero está bien, nos vemos mañana en Los Ángeles— sonreí de lado.

—Ok, descansa— se despidió.

Clean// Tom Holland Donde viven las historias. Descúbrelo ahora