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Estoy tan nervioso. Hoy es mi primer día de encontrarme con mi nueva clase. Están en periodo de adaptación, así que solo estaré con ellos media hora, este proceso durará varios días, después estarán una hora y ya varios días después acudirán las seis horas. Es un proceso de adaptación muy duro y complicado para los pequeños. Para mí, estas semanas también son importantes. Conocer a los pequeños, reunirme con sus padres y ver que me espera.

Recibo a los menores en la puerta de la clase, algunos lloran desesperadamente, otros entran al ver los juguetes y van directos a divertirse, otros más tímidos, no saben muy bien que hacer, poco a poco llegan todos y me quedo a solas con mis veinte alumnos. Realizo algunos juegos, pregunto sus nombres y no da tiempo para mucho más, al menos tras esta primera media hora he conseguido que mucho de ellos sonrían y me hablen.

Cojo de mi mesa unas hojas con diferentes preguntas para que contesten los padres y que me las entreguen el día que tenga reunión con ellos. Me reuniré con cinco por día, en cuatro días habré visto a todos y tendré la información que preciso de mis alumnos.

Abro la puerta de la clase y voy nombrando alumno a alumno para ver quién es el padre o madre que lo recoge e ir memorizando sus caras, así como darles el cuestionario. Me hace gracia la cara de nervios y alivio que detecto en los padres, al ver a sus hijos más tranquilos que cuando los dejaron.

-Aday. - Al levantar la mirada buscando a su padre mis ojos se encuentran con los de una persona que no veía desde hacía quince años, tras esta persona distingo a otra. Un sudor frío recorre mi espalda y siento ganas de vomitar, llorar, gritar. Ricardo y Ruiman están allí.

-Papá, me porté muy bien, quiero helado.

-Claro cariño.

Sigo en shock, no sé qué hacer, los miró aterrorizado. Cojo aire, le doy la hoja y continúo llamando a los pequeños. Ruiman sigue allí, no me quita ojo de encima y yo solo quiero morir.

-Gabriel. -Aquí se acerca Ruiman y tras coger la hoja que le tiendo, da la mano al pequeño que le está contando mil cosas.

Tras entregar a todos los menores, recojo la clase y con la ficha de los alumnos les voy separando en grupos de cinco para en dos días comenzar las reuniones con los padres. Busco los números de teléfono y comienzo a llamar a los cinco primeros, todos conformes con las horas y demás. Tras telefonear a todos los padres, también hablé con Ricardo y Ruiman, ambos muy serenos y tranquilos aceptaron las entrevistas. Decidí citarlos el mismo día para que fuera lo más rápido posible.

Tras esto, dejo el colegio y me dirijo a la farmacia de Julio. Allí me recibe asustado y me hace pasar a la sala de descanso del personal y mientras le voy contando lo que acaba de pasar mis ojos anegados en lágrimas y temblando.

-Tin, tranquilízate, te va a dar algo, estás muy nervioso.

-Estaban los dos tan tranquilos. Hasta se despidieron con una pequeña sonrisa entre ellos, como si nada hubiera pasado, como si ninguno de nosotros se conociera.

-Delante de todos los padres y los pequeños no van a decir o hacer nada. Son adultos y casados por lo que supongo.

-Joder esa es otra. ¿Qué hacían conmigo? Al final solo fui un pasatiempo, ellos se casaron con mujeres y han tenido hijos, el único gay era yo.

-La verdad que no sé qué decirte. Mira ve a mi casa, descansa allí un poco.

-No, prefiero ir a la mía, no me siento bien para estar con tu mujer y la pequeña. Quiero acostarme y descansar, me duele todo el cuerpo.

-Vale, después me paso por tu casa. Te llevaré algo de comer.

-No hace falta.

-Si hace, descansa y yo abriré con mi llave, por si estás durmiendo.

-Vale muchas gracias, te quiero mucho.

-Para eso somos como hermanos, después te veo.



Ya estoy terminando mi reunión, ahora vienen las dos más difíciles, primero veré a Ricardo y después a Ruiman, he estado estos días aceptando el volver a verlos, he decidido abstenerme de conocerlos y solo preocuparme de los pequeños, el pasado queda atrás, del todo, no hay nada de lo que hablar.

-Buenos días, gracias por esperar.

-Buenos días, Tin.

-Señor Ricardo, por favor, tome asiento. Déjeme ver el cuestionario.

-Aquí tiene. -Entendió fácilmente la línea que había marcado entre ambos, sus ojos me miran con tristeza, ¿de qué va? -Aday está muy contento, habla mucho de usted.

-Me alegra, ¿su madre no vendrá? me gustaría conocerla.

-No será posible, estamos divorciados, ella vive en Alemania.

-Ya veo. Aday se ve muy feliz. Tendré en cuenta esto para las actividades que les mande.

Tras unos minutos hablando y constatando lo que respondió en el cuestionario, le despedí para poder atender al siguiente padre. Era Ruiman, tras esto podría descansar. Estaba pasando por un momento muy difícil, decidí comenzar como hice con Ricardo, parecía que todo había quedado entendido por él de manera sutil.

-Buenos días, gracias por esperar.

-Hola Tin.

-Señor Ruiman, por favor, tome asiento. Déjeme ver el cuestionario.

-Aquí tiene.

-Hay algo que desee comentarme sobre Gabriel.

-Sí, el entorno familiar del pequeño es un poco complejo. Yo no soy el padre biológico del pequeño, el padre y la madre no estaban casados, él falleció cuando ella estaba de varios meses. Hace año y medio ella supo que estaba muy enferma y moriría en breve. Como no tenía relación con sus padres me pidió que nos casáramos. -Yo asombrado le observaba mientras seguía contando la historia. - Adopté al pequeño y puedo hacerme cargo de él sin problemas legales. Los abuelos maternos están intentando llevárselo, así que es de vital importancia que el pequeño solo se vaya conmigo. Nadie más que yo lo recogerá.

-Estaré al tanto. Por otra parte, estaré especialmente atento y le comentaré si le veo más triste o si tiene algún problema.

-Le estaría muy agradecido.

Seguimos hablando y comentando sus respuestas un poco más y tras despedirlo, pude respirar tranquilo. Recogí las cosas, programé las citas para el día siguiente y salí con deseos de ir a la piscina a nadar y sacar cualquier pensamiento de mi cabeza, pero cuando salí del colegio para buscar mi coche, allí estaban los dos esperándome.

-No te vayas, por favor.

-Tenemos que hablar, danos un poco de tu tiempo.

-No tengo nada que hablar con ustedes, que no sea de sus hijos.

-Mira Tinguaro, vamos a estar viéndonos los próximos tres años. Mejor hablemos tranquilamente los tres hoy.

- ¿Por qué?

-Porque queremos saber muchas cosas, tenemos miles de preguntas.

-Si nos das el día de hoy, no volveremos a presionarte para vernos.

-Está bien. Son las doce. Les doy lo que queda de día de hoy. Después de hoy, no tengo porque darles más de mi tiempo.

Continúa>>>

Mis amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora