Caminaba por la vereda, tranquila, sin apuro, mi mochila pesaba ,pero, hay días peores; pronto estaré frente al colegio, sin mucho entusiasmo y sabiendo lo que me esperaba, incluso al salir me siento sin ánimos, en casa mi madre no espera, solo una tía poco amigable, al recordar el horrible Rosedal que era mi casa, continue con mi paso de tortuga que a otro lugar indeseable. Luego de unos 20 minutos, llegué a mi destino, pero, al llegar al salón, me asusté al ver mi lugar ocupado por una silueta de humareda, pero, ¿que podía hacer yo? No puedo ni siquiera emitir una queja al respecto.
Será mejor que busque otro asiento lo antes posible. No quiero quedarme parada hasta estar sin asiento y las miradas me penetraran.
salí disparada hasta el ultimo asiento, al sentarme note que el chico de al lado miraba ligeramente mi hojas, cuando lo vi directamente, se disculpo al darse cuenta y su vista volvió a posarse al frente, para luego ver su propio cuaderno. Mi compañero...puedo identificarlo por su bufanda verde, que lo destaca, que aunque sea verano la utiliza.
Claro que enseguida sono la campana y por unas 2 horas mis problemas se volvieran sobre matemáticas. Se que el profesor que la da, se ha envuelto en un gran problema familiar, con eso me siento más involucrada en la materia , que extraño ¿no?Al finalizar la horas de la clase , veo como un grupo de humareda se acerca hasta mi asiento. Solo me quede paralizada, pusieron unos papeles arrugados sobre la mesa, que se convertirían en mi carga.
Sonrieron y salieron con tranquilidad, de la cual yo carecía.
Coloque los papeles en mi mochila y salí con ella el recreo, ya era hora de fugarme, antes de hacerlo, el párvulo verdoso me detiene, diciendo que fugarse no bastaría, eso no me detuvo, pero, dio inicio a meses de la repetición en bucle de esa frase, que aún para mi, no tiene sentido.
Mi vida se remonta a escuchar y ocultar, me gustaria poder alejarme de todo. El chico frondoso siempre dice que las cosas pueden mejorar, que intente cambiarlo, al oír esos comentarios me mantengo al margen. Ser pinchada por las espinas de mi tía, esperar a mi madre hasta la noche, cansada e intoxicarme con el humo de la escula, y solo quedarme con las cenizas, es el pan de cada día.
Pasaron semanas, meses y el chico de la bufanda verde conversaba más seguido conmigo, así mismo y la idea de ir a vivir a ese bosque verde me envuelve.Igualmente con el pasar de las semanas y los meses compañeros se excedían cada vez más, lo que querían ocultar era cada vez peor, ciertamente no se como funciona esta mochila, solo se que no funciona para mi, soy la única que recuerda, que soporta y nadie más, cargar con los que ellos no pueden soportar es de risa.
Pero de todas formas, ya estoy en el fondo, no puedo caer más y tampoco salir ¿no? Los secretos de muchos son repugnantes, pero ya nada de esas acciones existe, las tengo yo, ¿eso me hace repugnante ? E incluso... ¿ peor pedazo de ceniza?
El día de hoy mi espalda me estaba matando, estaba caminando hacia el salón hasta que veo al chico frondoso con una... ¿mochila nueva? ¿ por qué necesita dos? Y aparte de notar esas curiosidades me dice:
- creo que desde hoy vas a podes ir a donde quieras-
Totalmente confundida, llegamos al salon para hablar tranquilos, cuando de un grupo de humo se divide una parte y se acercaba a mi, no quería, estaba cansada, asqueada; solo quiero claridad, ya he probado lo que es bueno y no pienso aguantar un segundo más. Mi oleada de pensamientos se callaron con la última frase que pasó por mi cerebro antes de que todo se desenvolviera.
-¡no quiero ser la chimenea de nadie más!-
me estaba preparando para tirarle mi mochila, pedir ayuda y correr con el arbusto, pero, al intentar sacarme la mochila , se rompió y se deslizo por mis brazos con brusquedad, dejando unas marcas en mis brazos, quería recoger la mochila, eso cambio en cuestión de segundo al notar el agujero que dejo mi mochila en salón, dudo que estuviera exagerando si dijera que llego hasta el centro de la tierra.
ellos y yo quedamos atónitos y confusos. los mire, mire el agujero y con un movimiento de hombros, note que mi espalda se siente mejor...más ligera . Y luego del alivió, solo pensé que tenía que hablar con mamá..
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Guárdalo en mi mochila
General FictionEstoy cansada de escoder, solo quiero estar sin mi mochila. O mejor aún estar sin nadie. Ya que hablar no puedo. ¿Te sentiste así alguna vez?