CAPÍTULO 17

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- ¡¿Pero qué estás diciendo?! – exclamó Kagome con incredulidad. Dio un paso al lado para ver directamente a Aska.

- No entiendo de qué habla – contestó ante la pregunta no formulada por Kagome, e igualmente impactada – Kagome, jamás hubiera hecho algo como eso. Además, mi prometido jamás se fue con ninguna mujer. De hecho ahora es mi esposo. Nos casamos hace dos años.

- ¡¿Qué?! – exclamó Inuyasha, ahora era él quien estaba desconcertado – Pero... fuiste tú. Un par de días después que Kagome se había marchado, llegaste a mi departamento llorando y me preguntaste si sabía dónde se habían ido, los dos.

- Esto es absurdo, yo jamás hice tal cosa, no sé de dónde sacas que yo... – enmudeció repentinamente. Ella y Kagome intercambiaron miradas, como si hablaran mentalmente, llegando a la misma conclusión.

- No es posible – susurró Kagome

- Kosho – musitó a su vez.

- ¿Quién es Kosho? – preguntó el joven

- Ella es... mi hermana... Mi hermana gemela – contestó Aska

- Me parece que los tres debemos tener una larga conversación – señaló Inuyasha.

Media hora más tarde, los tres se encontraban sentados en un café. Sango regresó a la casa junto con Shippo, dejándolos para que aclararan aquella confusa situación.

La mesa circular, se encontraba lo suficientemente alejada del resto, para brindarles la privacidad que necesitaban en aquel momento. Además estaba semioculta gracias a unas espesas plantas de interior, que servían de cortinas.

Permanecían en silencio mientras el garzón dejaba las tazas de café sobre la mesa, ellas mirándose la una a la otra e Inuyasha distraído en algún punto infinito.

– Bien, ahora intentemos aclarar esto – dijo el joven una vez que se encontraron solos – ¿Qué motivos podría tener tu hermana, para haber inventado una mentira como aquella?

– No estoy segura pero... – dijo, mirando a Kagome con inquietud – En aquel entonces había prometido no revelarlo, sin embargo esa promesa ya no viene al caso. Kosho me confesó que estaba enamorada de Inuyasha – reveló a la chica – Lo había visto un par de ocasiones, antes que lo conociéramos en aquel Club. Es por eso que ella no deseaba entablar amistad contigo Kagome. Pensaba que por tu culpa no tuvo la oportunidad para conquistarlo.

– Ahora entiendo – comentó la chica pensativa – La frialdad e incluso agresividad con la que me trataba en ocasiones... era por eso.

– Así es – aceptó bajando la cabeza – ¡Pero no comprendo porqué invento esa terrible mentira! Era imposible que lograra algún beneficio con algo tan ilógico.

– No buscaba beneficiarse de ello – intervino Inuyasha – El propósito era que pensara lo peor de Kagome, que la odiara. Su plan era separarnos definitivamente.

– ¡Pero esa idea era absurda! – Exclamó Aska – Si bien Kagome se fue, sin decir nada, no había forma que Kosho lo supiera. Ni siquiera yo tenía idea de que te irías. Fue demasiado repentino. La última vez que nos vimos suspendimos nuestra reunión de estudios, acordando vernos al día siguiente y nada me hacía pensar que no sería así.

– Ese día – murmuró Inuyasha pensativo, abrió los ojos ampliamente al recordar – Fue ese día ¡Fue ahí cuando lo descubriste! – exclamó acongojado

– Sí – confirmó en un susurró casi inaudible, bajando la cabeza dolida. Aska los miraba sin entender.

– Kagome, eso te lo explicaré después – prometió alcanzando la mano femenina que permanecía sobre la mesa.

Nisshoku no kokoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora