Capítulo 18

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Gael

No puedo, no puedo concentrarme ¡Carajo! Tengo demasiadas cosas en mi cabeza que no deja que haga las cosas como debería. Apoyo mi espalda en la silla y llevo las manos a mi frente. ¡Maldita sea! Estoy muerto de cansancio de tanto trabajo, de estresarme por todo lo que se me cruza por enfrente, cualquier cosa es causa para que yo me ponga cada vez más peor.

Las cosas en el trabajo se me han dificultado un poco más desde que decidí no dirigirle la palabra a la Alissa. Ahora todo tiene que ser por medio de Emily, ya que es quien me ha ayudado en algunas cosas. No sabe lo que hace en ciertas ocasiones, pero es eso o tener que hablarle a Alissa. O en otros casos, Emily le dice a Alissa lo que tiene que hacer.

Alissa se la ha pasado igual, no trata de ni siquiera venir a mi oficina para ver qué es lo que se me ofrece. Pero no hay nada que hacer, esto lo decidí yo y nadie más. Ella solo obedece ordenes como debe de ser.

La he puesto trabajar un poco más. En estos días también ha estado con Axel para que la ayude un poco más a dar asesorías a algunos clientes cuando alguien de nosotros no pueda darla.

Simplemente mi única intención de todo esto es mantenerla lejos de mi lo más que sea posible. Al menos lo he logrado estos días. La cabeza me da mil vueltas, mañana es el día de mi boda y yo sigo sin saber que hacer, sin saber si es lo correcto o no. Hoy quedé de ver a Isabella para definir algunos detalles para el día de mañana. Dice ella que ya tiene todo listo pero que necesita que la ayude en algunas cosas.

Por otro lado, el trabajo se me ha cargado un poco junto con otros. La luna de miel es una de las cosas que todavía no hemos definido, por mí, la atrasaría o no la haría. Necesito avanzar con mi trabajo, más con el caso del cliente de Miami. Ese cliente es muy importante y es necesario darle el seguimiento que debe ser. Los documentos que me envío sigo analizándolos uno por uno, pero no encuentro el maldito error que tiene. Sé que algo está mal, pero no puedo encontrar que es.

Tomo aire profundamente, y lo suelto lentamente.

Dejo caer mis manos sobre la mesa y continúo leyendo una y otra vez los jodidos papeles que ya hasta me los he memorizado. Necesito saber un poco más sobre este caso personalmente. Lo malo es que no he podido contactarme con el cliente que porque esta fuera del país y ha estado muy ocupado, y luego todo eso de las diferencias de horario es muy difícil tener comunicación.

Lo bueno de todo esto, es que no falta mucho para ir a Miami donde tengo la conferencia y aprovechar esa ida y ver si tengo la fortuna de encontrarlo en el país. ¡Por Dios! Esto se vuelve más complicado. Bufo con desespero.

Al recordar todo esto de ir a Miami, necesito saber si Axel irá conmigo o no. Decido tomar el teléfono y pedirle que venga a mi oficina para hablar sobre el tema.

—Axel, necesito que vengas a mi oficina ¡Ahora!

—¿Para qué me necesitas?

—No preguntes.

—Estoy ocupado. Sino me dices para que me necesitas no voy a ir.

—Déjate de babosadas.

—Ok, está bien, ya voy —cuelgo la llamada.

Axel siempre hace que me desespere más de lo que estoy, pero es un gran, gran amigo. No puedo negar que muchas veces me hace reír y hace que se me olvide las cosas. Tiene un enorme talento para hacer que ría, llore o me enfurezca de una manera tan rápida.

Y de repente aparece en mi oficina sin siquiera tocar la maldita puerta.

—¿Qué sucede? —dice, al mismo tiempo que se sienta frente a mí.

La Venganza ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora