Prólogo

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En un lugar remoto de España, muy lejos de la civilización, vive una joven de 18 años, estatura promedio (1.62 cm. aprox.), ojos grandes de color azul con pestañas volteadas súper largas, nariz chata, boca pequeña con gruesos labios (que hace parecer la forma de un corazón), su cabello ondulado con algunos rizos combinados tiene un bello color negro azabache que entra en contraste perfecto con la palidez de su tez blanca y sonrisa de revista.

Tiene muchos hobbies, pero los más importantes para ella son: cantar, leer, dibujar, bailar, actuar, hacer deportes, interpretar canciones en los instrumentos musicales y escuchar música. Las matemáticas son su diversión, le gusta todo lo que tenga que ver con éstas y la literatura es su centro de inspiración.

Desde niña se esfuerza muchísimo en sus estudios, pues anhela poder ir a aprender a un colegio y universidad prestigiosa en París. Claro que es un sueño muy grande para las condiciones de vida que tiene, sus padres no ganan lo suficiente como para darle estudios de ese nivel; aunque puede obtener becas para conseguirlo, por ello es su mérito.

Había encontrado métodos para lograr enviar su papelería y documentación necesaria a las oficinas centrales del establecimiento, los cuales le respondieron diciendo que le notificarían si la aceptaban con beca completa y le pagarían todo lo indispensable para llegar, así que no debería preocuparse por costos del viaje.

Sin embargo, le recordaron que era muy difícil ser una de las seleccionadas, mas contaban con que sorprendería a la Dirección y Comisión debido a sus grandes dotes, pero de igual modo, la decisión la tomarían ellos. Ella esperaba que le dieran la oportunidad, para poder ayudar más a su madre que aún no se recuperaba del todo.

Hace 2 años que su padre murió y ambas sufrieron mucho, pero Rosaly se esforzaba por continuar con su vida, tratando de ver la muerte como algo pasajero, a veces sentía su presencia, siempre tenía presente que él la cuidaba a cada momento. Por el contrario, su madre se había tirado a la depresión, estuvo 8 meses en sesiones de rehabilitación que la ayudaron a mantenerse más activa, a retomar la cocina y sus actividades cotidianas, pero aún se sentía muy sola, abandonada y todas las noches subía a la terraza para llorar. Creía que su hija no sabía nada, mas ella estaba consciente de todo.

Rosaly ya no hallaba qué hacer por su madre, la entristecía y frustraba el hecho de no saber cómo ayudarla. Se sentía impotente.

The Other Side Of LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora