Recuerdos veloces azotan mi consciencia mientras las frías paredes acarician mi espalda. ¿Qué es aquello que se escurre por mi mente con sigilo? Era ella. O al menos su cruel alusión.
Nuestra historia de amor fue tan corta, pero sentíamos vivir miles de vidas. Viniste a mí con tu labial corrido, tus manos detrás tuyo, temerosa de mi. Tu bermejo cabello despeinado y haciendo surcos por tu espalda. ¿Acaso te preguntabas si era correcto acercarte? Oh, que dulce eras, pero con el tiempo aprendiste que tus razones eran precisas y podías recostarte en mi pecho.
Ya no puedo recordar cuantas veces te canté en mis brazos, mientras rus ojos dorados brillaban por bellos pozos que en ellos habitaban. Todas tus desgracias las compartías conmigo, junto a mi cada desilusión por personas que te lastimaban era compensada, mientras descansábamos sobre la misma almohada. ¡Crueles los que alguna vez te hirieron! ¡Cruel cada uno de ellos! ¡Cruel la vida por separarnos! ¡Cruel, que cruel fue el universo!
¿Qué ocurrió con nuestras promesas? Aunque sabía que lo nuestro estaba rodeado de sombras, aun conociendo todos los demonios sobre los que nos recostábamos para ver la noche, pensé tal vez que podía ser este amor sano y no enfermizo. Más me equivoqué. Y ahora al verte fuera de las negruras, lejos de este averno, me duele que no estés aquí. Porque ahora ya no existe nada por lo que consolarte y no necesitas más de mi. Me dejaste solo sí, pero agradecido por haberme permitido besar tus ojos, secando todas las lágrimas derramadas y sostener tu cuerpo convulsionado por tus lloros.
Pero mi dulce y afable niña, no podrías haberme dejado sin alguna explicación de lo ocurrido, por más obvio que fuese a mis ojos. Entonces ahora acá me encontraba, sosteniendo en mis manos el último de tus versos que leería alguna vez. Un estaba grabado en el sobre tus palabras, un mapa con caminos de agua salina que me explicaría mejor lo que intentaste plasmar con tu caligrafía de letras corridas y sin tachones, que demostraban que no titubiaste al escribir. Amada mía, te despides de mi, más aunque tu recuerdo se disipe un poco ya nunca mas podré olvidar tus grafías
Siempre creí que cuándo llegara al celaje no tendría compañía
Vagaría por los parajes vertiendo lágrimas intranquilas
Más nunca creí que el "Solamente yo" fuese un eufemismo
Pues en cada paso sin nadie me encontraba contigo
Y aunque dudé al principio
Comprendí después que ése era el correcto camino
Cada tarde huía a tu lado
Esperando ansiosa a que mi dolor convirtierase en pasado
Me esperanzabas con tus besos
Y prometías que en tu regazo no tendría otro tropiezo
Ya cuando mis lágrimas habían acabado
Una nueva oleada de horror surcó mis rasgos
Tristemente aunque me prometí que lo nuestro sería bellamente recordado
Como una flor entre las páginas de mi pasado
Trunqué mis planes haciéndome daño en tu presencia
Y uve que huír aunque me pesara la consciencia
Perdóname todos los suspiros que escondí en tu pecho
Y los mimos que reclamé entre lloros
Perdóname por darte una imagen tan lúgubre
Aún cuando encontrases tú en ello un tesoro
Ahora sintiendo todo el horror de esta calamidad
Me siento desfallecer, pero no pienso dudar
Añoro tu infinito amor querida Soledad
By: IsabellaMonster2