2✓ El otro lado.

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Desperté aturdida.

Un maldito maniático me había atropellado como a un cerdo, esto era detestable. Bastante tenía con mi vida de mierda, ahora, era atropellada y dejada a la deriva.

Desperté hace unos minutos, todo a mi alrededor es negro, tomo mis extremidades para revisar si algún hueso de mi débil cuerpo se encuentra dislocado, pero no es así. 

Lo malo del caso, es que no tengo idea de donde me encuentro. Estoy en un círculo gigante desértico, ¿Este es el infierno? 

Me levanto mirando mi falda de cuadros rosados rasgada y mi camisa blanca de igual manera haciendo que parte de mi viejo sostén se vea, por suerte (por primera vez en mi vida) no me duele nada, esto es lo más afortunado que me ha ocurrido, no sentir dolor después de ser revolcada por un inmenso auto.

Doy dos pasos cuando inmensas antorchas se fueron encendiendo de a una, dejando el círculo más notorio que antes, y no solo eso.

Personas.

Muchas personas que jamás en mi vida había visto están sentadas al rededor del círculo... No, al rededor de  mí, yo en este momento soy el centro de atención.

—¡Llegó!—Una voz bastante gruesa y varonil gritó, estaba perpleja.

¿De dónde provenía aquella voz?

—¿Quiénes son todos ustedes?—Susurré tan bajo, fue más una pregunta para mi misma, aún sabiendo que no la podía contestar.

—Tu nueva sociedad—Una voz de un chico sonó en todo el lugar.

¿Cómo rayos era posible? La persona más cerca a mi estaba a unos diez metros, mi tono de voz a esa pregunta había sido bastante bajo, nadie podría escucharme de esa forma.

—Den la bienvenida a la nueva integrante del otro lado.—De nuevo la voz varonil.—Mi nombre es Abdón y soy su guía hacia la salvación.

Malditos maniáticos.

—¿A qué tipo de grupo satánico pertenecen?—Cerré mis ojos una y otra vez observando a cada una de las personas que se encontraban fuera del circulo, todos eran jóvenes, tenían diferentes rasgos, pero no había nadie mayor, nadie deslucido. 

Todos rieron. No entiendo, en realidad no entiendo que pretenden.

¿Harán un experimento loco con mi cuerpo y mis órganos?

¿Harán el cien pies humano y les faltaba uno?

Maldita sea, no quiero ser parte.

¡Nadie quiere!

—¡DÉJENME IR!—Grito lo más que pude, pero a nadie parece importarle.

Nadie dijo nada...

Hasta que de nuevo ese hombre.

—¡SILENCIO TODOS!—Volvió a gritar quien ahora por lo que escuché se llama Abdón.

Todos hicieron caso a su mando al instante. 

—Deberías dejar que sigan su curso.—Una chica rubia demandó.

—Silencio Ferideh.—De nuevo esa voz gruesa.

¿El otro lado?

—¿De qué diablos hablan?—Pregunté esta vez en voz alta.

Pero todos respondieron al tiempo. Miraba a los ojos a cada uno y tenían algo que decir, a la persona que miraba me respondía.

—¡CÁLLENSE TODOS!, ¡NO PUEDO ENTENDER LO QUE TODOS DICEN AL TIEMPO!—Grito, tomando mi cabeza con mis dos manos.

Las voces seguían. 

—¡Paren sus pensamientos!—Abdón gritó—Está revelando su mando.

¿Mi qué?

—Tienes que asumir tu destino.—De nuevo Abdón—En el mundo de los mortales ya no existes, tienes deudas por pagar con tu propia vida, ahora estas en el otro lado, en los próximos cinco días desarrollaras un mando, y hasta que no sanes tu deuda pendiente no podrás descansar en el mundo de las almas.—Persiguiendo el sonido de su voz llegué al propietario de la misma, un apuesto hombre de cabello largo y blanco estaba sentado en una silla dorada. 

Shock.

¿Qué clase de maldita mierda dice este payaso?

—Miren, no sé a qué rito pertenecen, o que mierda sale por su boca, solo quiero ir a casa a mi miserable vida, ahí se ven—Iba a dar un paso fuera del círculo, pero me fue imposible, mis extremidades no se movían, algo las había congelado por completo.

Miré a todos con horror.

Qué clase de magia negra.

—Déjala Simeón—Ordenó Abdón— No saldrá de su círculo hasta que acepte estar aquí, porque si no lo hace vagará en pena por el mundo por el resto de la no existencia.—Abdón bufó y posó sus ojos en mí de nuevo—Tienes que aceptar Celeste, eres una de las pocas que ha desarrollado su dominio tan pronto.

Tenía que tomar una decisión o este grupo de locos me haría algo aún peor de lo que ya estaba pasando.

—Acepto—Determiné.

No creía lo que estaba pasando, pero con mi mala racha, prefería tener amigos satánicos a no tener nada.

—Pero tengo una pregunta—Lo iba a decir de una vez, tenía bastante curiosidad—¿Qué rayos hizo ese sujeto?—Señalé al que Abdón llamó Simeón.

Aún escuchaba las voces en mi cabeza, pero al mirar a Simeón escuché solo la suya.

—Agradéceme—No movió sus labios al decir esto...

¿Ahora estaba imaginando cosas?

Maldita suerte.

—Es su dominio—Concluyó Abdón—Tú pronto terminarás de desarrollar el tuyo.

¿Su dominio?

¿Mi dominio?







Después De La Muerte©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora