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Odiaba ir a la escuela. No me agradaban mis compañeros.

Ni yo a ellos.

Ellos eran tan... Insoportables.

Y creo que ellos me veían como un bicho raro. Me importa una mierda.

Me dirigí a mi casillero y saqué mis cosas. Cuando lo cerré él estaba ahí, recostado sobre los casilleros, sonriendo.

-Hola

-Hice el trato - empecé a caminar- Hoy, a las tres en el parque, la camioneta nos recogerá ahí.

-Estoy bien, gracias por preguntar - dijo, caminando a mi lado.

-No me importa.

Alex era como mi mejor amigo, aunque creo que era mas como un secuaz que mi amigo.

Pasamos por el salón de biología, había un grupo de chicos amontonados en la puerta entre ellos estaba Abby.

-¡Hola, Jack! -me gritó

-Hola - le sonreí y seguí caminado entre la horda de estudiantes.

-¿Quién es? -preguntó Alex, tratando de seguirme el paso.

-Abby Woods

-¿Woods?¿Como Teresa?

-Exacto -reí

Llegamos al salón de música, media clase ya estaba ahí, al igual que la profesora que ya estaba apuntado en la pizarra lo que parecía ser una nueva biblia por lo largo que era.

Ugh, iba a ser una mañana larga.

~••~

Ya era la hora del almuerzo, después de hacer fila para pedir nuestra comida nos dirigimos a donde estaban las mesas.

Vi que Abby estaba sentada en la mesa del fondo con sus amigos. Ella también me vio así que me hizo señas para que me acercara.

-¿Vamos a ir con ellos? - preguntó Alex, siguiendome.

- Sí, tengo que acercarme de alguna manera.

Él suspiró.

-Hola otra vez, Jack - dijo cuando llegamos a su mesa.

-Abby -me senté junto a ella y Alex a mi lado.

-Estábamos planeando salir a algún lugar hoy en la tarde ¿te apuntas? - me sonrió.

-Ah ¿En la tarde? -asintió- ¿A qué hora? - le di un mordisco al sándwich.

-Como a las tres

Volteé a ver a Alex y luego a ella.

-No, no podemos, estaré ocupado. Lo siento, la próxima será - le sonreí.

-Oh, sí, claro esta bien -rió- pero si cambias de opinión- escribió algo en papel y luego me lo dio- este es mi número.

~••~

Me bajé de la camioneta negra, me puse mis guantes y me arreglé el saco negro largo. Subimos las gradas hasta llegar a la entrada del hospital, nos dirigimos a la recepción y preguntamos sobre una tal "Irene Green" quien se suponía era mi moribunda y enferma abuela, la chica nos dijo la habitación, le agradecimos y nos fuimos por el pasillo.

Entramos a la habitación C 23-15, como el sujeto me lo ordenó.

Recostado en la camilla estaba un tipo de unos treinta años, de tez blanca, castaño y con barba. Tenia el brazo derecho roto al igual que la pierna izquierda, tenía una cortada en el labio inferior y moretones por toda su cara. Quien sabe que mas heridas tenia bajo esa manta azul.

Tenía los ojos cerrados, así que tome un vaso de vidrio con agua de la mesita que estaba ahí y lo deje caer haciendo que el tipo abriera sus ojos rápidamente.

-¿Q-quién eres?¿Que haces aquí?- preguntó asustado.

-No importa quien soy - me acerque lentamente y me incline hacia él- Estoy aquí porque tu jefe me lo pidió -toque la punta de su nariz, me enderecé y mire el patio del hospital por la ventana - ¿Sabías que para él vales cinco mil dolares?- lo mire - bueno, realmente para él vales dos mil, yo pedí que le subiera. Si me preguntas para mi vales un millón -reí.

-No tienes que hacerlo -suplicó

-Oh, no, claro que tengo que hacerlo - sonreí - es mi trabajo- reí, pequeñas lágrimas empezaban a asomarse por sus ojos.

Rodé los ojos.

-Di-dile al jefe que terminaré el trabajo, que me de una oportunidad, por favor

-Lo siento, guapo, pero así no funciona esto- le guiñé- Te mato o te mato ¿entiendes?- sonreí.

Me volteé hacia Alex quien traía una pequeña caja negra.

-¿Sabes qué, imbécil? Me agradas- camine hacia Alex- y por eso te concedo un deseo- abrí la caja - ¿Que es lo quieres, como sea que te llames?

-Deseo que te pudras en el infierno - gruñó.

Saqué lo había en caja y me gire hacia él.

-Gracias, igualmente -reí- ¿Sabes qué es esto? - señalé la jeringa - No, claro que no sabes- sonreí, dándole golpecitos a la jeringa- Es como un veneno que congela tu sangre lenta y dolorosamente por cinco horas, y luego mueres- ensanche mi sonrisa.

-No, no, no, no - se encogió en su lugar.

-Agh, no seas aguafiestas ¡Sera divertido! -reí fuerte. Tomé su brazo y le di unos golpecitos en la flexura del codo e insarte la jeringa.

Él tipo me miro asustado.

Le inyecté el veneno.

-Muy bien, ya está -saqué la jeringa y puse mi mano en su hombro- Tranquilo, idiota, estarás bien...muerto- reí.

Metí la jeringa en la cajita, y mire al sujeto.

-Bueno, fue un placer haberte conocido y ser tu verdugo, pero ya me tengo ir. Te veo en el infierno, hijo de perra -reí.

-¡Maldito hijo de puta!

-¡Au revoir! -alcé mi mano y crucé la puerta.

Salimos del hospital para esperar el auto. Saqué mi teléfono y le envíe un mensaje a el tipo.

Desconocido

Esta hecho
3:53 p.m.


A los segundos recibí una respuesta.

Bien hecho.
Sabía que no me fallarías.
El dinero ya se transfirió.
3:55 p.m.

Alcé la vista y vi que el auto se acercaba.

Marque un número y llamé, después de unos segundos, contestó.

-Hola

-¡Abby! Hola ¿Es muy tarde para ir?

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2020 ⏰

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Psycho killerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora