Querido Aaron:
¿Es mucho pedir olvidarte? Intenté no ilusionarme, créeme, lo intenté duro.
Fue un largo tiempo en el que no pensé en ti más que como una basura con piernas.
No lo tomes a mal, era odiarte o amarte.
Y amarte duele, joder, duele tanto. ¿Entonces que me quedaba? Odiarte. O al menos intentar odiarte.
Porque nunca pude hacerlo de verdad.
Busqué mil y una escusas para que me desagradaras. Inventé tantas estupideces solo para ignorar el hecho de que te estaba amando cada vez más.
Supongo que fue fácil al principio, nadie sabía mi amor platónico hacia ti.
Empezamos a ser tus fans, ¿Te acuerdas? Solo porque te parecías a Austin Mahone.
Fue la estupidez más grande que cometí en mi vida. Ya casi te olvidaba.
Y te amé nuevamente
Hacíamos esos juegos estúpidos, hablábamos, nos reíamos.
Cometí el error más grave al creer que podía olvidarte.
No eres indispensable para mí, aún puedo vivir sin ti. ¿Crees que eso significa que aún puedo olvidarte?
Eso sería como un pequeño rayo de luz entre toda esta oscuridad. Mi salvación.
No te enojes, ayer te vi y realmente, no eres perfecto. No eres hermosísimo, ni siquiera hermoso.
Obviamente, cuando uno ama encuentra la perfección en los imperfectos detalles del otro.
Asique, ¿Podré olvidarte?
Tal vez esto es una obsesión y no un enamoramiento. Un típico flechazo de adolescentes.
Con estas palabras me despido.
Con cariño y esperanza,
Amelia.