Capitulo XIII

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Volteé y miré a Félix fijamente a los ojos. Como siempre, eran encantadores. Me distraje por un segundo y luego contesté:

-¿Qué pasa Félix?-

-¿Es cierto lo que le escuché decir a Drake?-

Tomé coraje y finalmente me decidí a contarle la verdad. 

-Si, es cierto. Lo siento mucho. Me gustaría hablar contigo y explicarte, a solas, si puede ser. Drake, ¿nos dejas?-

-Como no.- se alejó riéndo perversamente.

-Te escucho- dijo Félix con mirada desconcertada.

-Bueno, lo cierto es, que desde que te fuiste aquella tarde y no volvías, crei que me ocultabas algo. Y luego apareciste con el perfume. Además de eso, no te conozco en absoluto, lo sabes. Me apuré a respoderte algo de lo que ni yo estaba segura. De veras, lo siento. Te lo digo porque no sporto mentir.... y menos a ti.-

-No te creía capaz de una cosa así. Tendrías que haber pensado antes de actuar... pero, Miranda... yo estoy enamorado de ti. Te daré todas las pruebas que quieras para que los comprendas. Y yo soy de fiar, no tienes nada de que preocuparte.-

-Yo tambien lo estoy de ti, Félix. El amor me cegó y fue más fuerte lo que sentía que lo que en verdad pensaba. Entrar a tu habitación fue algo que no pensé. -

-Ya está Miranda. Sólo espero que no vuelva a pasar...-

-Te lo prometo. Gracias.-

-¿Por qué?- dijo sorprendido.

-Por perdonarme. Cometí una locura. Violar la privacidad de alguien... No me gustaría que me lo hicieran a mi.-

-Yo por ti Miranda estoy dispuesto a hacer todo. Hasta bajar la luna si esto fuera necesario.-

Nos abrazamos y pude sentir su perfume que al instante me hizo perder la conciencia. Era diferente al de aquella vez. Y otra vez... caí rendida a sus pies. En este momento no podía coordinar palabra alguna. No quería hablar, ya que lo haría sin pensar. Me limité a levantar la miranda y la clavé directo en sus ojos marrón claro casi café. Su sonrisa era en verdad la más bella del mundo. Sus dientes blancos brillaban relucientes como el sol en una mañana de primavera. Su boca... su boca hacía que me estremeciera de solo pensar que estaba tan cerca de la mía y que en cualquier momento podían llegar a tocarse. Anhelaba ese beso desde que Félix estaba en el hospital. Y así continuamos, viéndonos, por unos segundos más hasta que sucedió.

Félix me besó y no fue cualquier beso. Fué el más lindo de todos. Cálido, pero apasionado a la vez. Sonreí a la par de nuestro beso. Me sostuvo la cabeza entre sus manos y me besó la frente. Me sonrió y se alejó... Yo aún seguía hechizada, hipnotizada por ese beso.

Miré el reloj de la cocina, eran 7:30.

Cogí una manzana de la mesada y me dirigí a mi habitación. Comer me hizo recuperar la cordura. Comencé a pensar en todo lo sucedido hasta el momento. Yo era una persona muy analítica... ¡Ay!, Félix... aún no le habia hablado de su operación... Félix... Félix... Y más Félix... Recordaba en mi memoria sus besos, sus abrazos... Por otro lado el hospital, y el problema de su habitación... ¡Drake! Había contado toda la verdad por culpa de Drake. ¿Lo habría hecho a propósito? ¿O fué solo casualidad? Igual, ahora ya no importaba, Félix sabía la verdad y eso era lo más importante... Aunque yo obviamente había quedado como una inútil desconfiada. De repente alguien tocó la puerta.

-Miranda, está el desayuno- dijo María, siempre tan servicial.

-¿Me lo puedes trar aquí María?-

Obra del destino (Completa). Donde viven las historias. Descúbrelo ahora