告白

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nunca en su vida había estado tan nervioso como en ese momento.

las manos le temblaban y estaban sudorosas, podía sentir como su corazón latía con fuerza y ni hablar de la increíble velocidad en la que movía su pie de arriba hacia abajo.

miró nuevamente su celular para confirmar la hora, inosuke debería estar en camino, no encontraba forma de calmar su agitado corazón y tormentosa mente que lo llenaba de dudas a cada minuto que pasaba y no veía al pelinegro llegar.

¿y si no llegaba? ¿le dejaría plantado? ¿o será otra cosa? ¿le habrá pasado algo en el camino? ¿y si...?

su cerebro dejó de funcionar cuando pudo sentir ese olor tan característico que conocía a la perfección, finalmente había llegado, inhaló y exhaló repetidas veces para calmarse, pasó la palma de sus ásperas manos en sus pantalones para borrar cualquier rastro de sudor.

y allí estaba, con una hermosa coleta de caballo y algunos mechones sueltos que dejaban a la vista su pálido cuello. no la tenía horas antes, seguramente se la hizo debido al calor, sabía que inosuke odiaba sudar.

de solo pensar en la idea de él quejándose porque su cabello se le pegaba a la cara y al cuello le hizo sonreír.

dejó de dar vueltas en su cabeza y, finalmente estando más tranquilo, se preparó para lo que seguía, la razón por la cuál le había pedido ir a la azotea luego de clases.

—¿tanjiro? —aún le era raro escuchar su nombre bien dicho desde los labios de inosuke. —¿qué sucede?

ciertamente el pelinegro estaba más calmado de lo usual, y no sabía si eso debía tranquilizarlo o preocuparlo.

—necesito decirte algo... importante... —había estado practicando lo que iba a decir durante días, pero tenerlo en frente solo hizo que su mente se pusiera en blanco.

inosuke lo miró algo confundido pero al segundo dio un leve asentimiento de cabeza, indicándole que podía continuar.

—bueno, yo... —hizo su mayor esfuerzo para recordar las palabras que zenitsu le había dicho pero... quizá no era una buena idea. — lo siento, estoy demasiado nervioso.

tanjiro se apoyó a una pared y se dejó caer hasta el suelo para luego esconder su cara entre sus piernas, se sentía un idiota por actuar así en frente de la persona que le gustaba.

el pelinegro se sorprendió y al ver a su amigo en ese estado se preocupó bastante, no sabía que hacer en esas situaciones ya que no era bueno para consolar a las personas. estuvo a punto de llamar a uno de sus amigos para que lo ayudaran pero decidió dar su mayor esfuerzo y hacerse cargo él solo, él podía hacerlo, no necesitaba la ayuda de nadie.

se sentó a su lado y pasó su mano por su espalda, dando pequeñas caricias. —no sé que era lo que querías decirme pero... no puede ser tan malo, ¿cierto? sabes que yo estaré siempre para ti.

tanjiro levantó la mirada con los ojos un poco húmedos. —además, soy la mejor persona que hayas podido conocer en tu vida, por supuesto que puedes confiar en mí, monjiro. —y allí estaba el inosuke de siempre.

el pelirrojo soltó una pequeña risita que contagió a inosuke al ver que los ánimos estaban subidos, había logrado que su querido amigo se sintiera mejor.

tanjiro se tomó el tiempo de apreciar el perfil de su acompañante y no supo de donde había sacado el valor para soltar esas palabras tan repentinamente. —me gustas, inosuke.

había sentido como el pelinegro dejaba de respirar y lo miraba directamente a los ojos, y supo que era el momento de seguir, ya no se iba a echar para atrás. —yo... tus ojos esmeralda, tu cabello algo largo y suave con las puntas pintadas, la manera en la que gritas o como tu cara se pone roja cuando te averguenzas o, como inflas los cachetes cuando algo te enoja, la forma en la que comes y te ensucias gran parte de la cara o la forma en la que duermes abrazando una almohada y la terminas dejando llena de baba, o simplemente... el como sacas la lengua cuando estás concentrado o miras hacia la ventana observando los pájaros cuando te aburres y... podría seguir pero el punto es que... inosuke... todo de ti me gusta.

realmente estaba sorprendido, no se esperaba eso para nada y no sabía que decir, tardó unos minutos en abrir la boca. —¿desde... cuándo? —era lo único que fue capaz de decir.

—desde hace un tiempo, pero eso realmente no importa. —ya no lo miraba a la cara, se quedó mirando las nubes esperando el evidente rechazo.

luego de otros minutos en los cuáles uno ordenaba su cabeza y el otro se sentía en un infierno, inosuke finalmente habló.

—tanjiro... —agarró la mano del mencionado y la llevó a su pecho, sentía como el corazón le iba a mil por hora. —se siente bien aquí... eso es... ¿bueno? ¿¡qué fue lo que me hiciste!?

y ahora el sorprendido era el de la cicatriz, una sonrisa estaba empezando a adornar su rostro, ¿era posible que...? —inosuke, ¿me dejas hacer algo? si te gusta, eso quiere decir que correspondes mis sentimientos.

luego de pensar por unos cortos segundos asiente con la cabeza, aunque ya estaba seguro de su respuesta.

tanjiro con algo de vergüenza fue cortando el espacio entre ambos hasta que finalmente sella sus labios en un tierno y suave beso. sus bocas se mueven inexpertas pero era obvio que ambos lo estaban disfrutando más que nunca.

cuando se separaron se miraron a los ojos y no perdieron más el tiempo para unirse en otro beso, este era más largo y no se necesitaron más las palabras, con sus labios transmitían todos esos sentimientos que estaban manteniendo desde hace bastante tiempo.

el clima esa tarde era cálido, igual que ambos jóvenes corazones en la azotea de una escuela.

告白 | inotan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora