12: iluminados

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- ¡Bienvenidos sean, mi divino pueblo! - Anunció, todos aplaudieron animados. - Hoy, hoy es la noche de depurar. En este día tan especial, como ya nos es costumbre, nosotros, ofrecemos vidas a nuestro señor. - Hizo una cruz con sus dedos. - Y, antes de comenzar vamos a entonar algunas estrofas de nuestro himno tan representativo.

Todos comenzaron a recitar diversas palabras muy conocidas para esa especie de secta. Todas las velas de la iglesia en la que se encontraban estaban encendidas, dándole un toque macabro al muy asegurado lugar. Los presentes, sin contar ciudadanos comunes y corrientes, llevaban prendas eclesiásticas de buen billete. El resto de participantes estaban bien vestidos, con joyería y prendas de marcas famosas y bien reconocidas.

"Jeolttaero pogi haji ma haji ma
nareul makji ma makji ma" fueron los últimos versos de aquel himno que solo algunos pocos conocían.
Porque, habrían unas cien personas en el vestíbulo, unas diez o tal vez quince en la tarima. Detrás de ella, habrían unas doscientas esperando ser asesinadas.

Recordó que una vez llegar al lujoso lugar intentó forcejear, pero fue simplemente imposible. Esos tipos le doblaban la edad y eran muchísimo más fuertes. Antes de caer completamente inconsciente, una voz muy grave y profunda le llamó la atención.
"Vamos, muchachos. Busquemos un lugar para pasar el resto de la noche".

Una manta blanca lo cubría por completo; su boca estaba amordazada por una cinta negra de tela. Su rostro estaba sucio, sangriento. Sus ojos apagados, cerrados y profundamente dormidos. Yohan no quería combatir contra el presente. Su cuerpo estaba inmovilizado a una carretilla de carga blanca, habían tres personas a su alrededor "cuidando" de él. No se podía escapar, no ahora que estaban tan cerca de matarlo.

- Que la depuración nos proteja, que nos mantenga puros. Depurar.. y purificar. - Decía el presidente, con su majestuoso traje, sobre la tarima.

Al acabar, él se hizo a un lado dejando todo el escenario al cura y a su próxima víctima; su nombre era Sejin y era un muchacho de clase baja, con problemas económicos. Este estaba despierto, en sus ojos se podía ver el desespero y en las lágrimas se reflejaba el cuchillo con el que iba a ser próximamente sacrificado.

...

- ¡S-soy yo! - Junho caminaba por las oscuras calles; su buena memoria le había pasado una muy buena jugada esta vez.

Recordaba los planos que habían en la pequeña oficina, donde Yohan había enloquecido. Si sus cuentas no fallaban, en una de las paredes de la sala de espera del subterráneo se debería encontrar un túnel, el cual conducía a la iglesia donde se iba a llevar a cabo el asesinato de Kim.

Un grupo de personas voltearon rápidamente en simultáneo, las miras de las armas fueron directamente hacia él. Kookheon lo reconoció al instante y con sus manos hizo una seña de "hacia abajo", haciendo que todos a su alrededor bajaran sus armas veloces.
Cha dio pasos rápidos a pesar del dolor de su herida, portaba una sonrisa en su rostro; pero ¿Qué hacían Seungyoun y Hangyul allí?
No tenían nada que ver.

- ¿Qué hace este tipo aquí?

- Es urgente. - Dio pasos rápidos hacia ellos. - Se llevaron al senador, Minhee y Dohyon están en la camioneta, heridos.

Kookheon cubrió su boca con una de sus manos para ocultar la sorpresa. Observó a la mitad de su equipo y se quedó pensativo.

- Esto ya no es una misión de asesinato, es una de rescate. - Su voz sonaba agitada, luego su muy buen amigo Peak, habló.

- Yo.. Puedo ir a verificar su estado. Ustedes vayan. - Junho esperaba todo menos eso, pero no se quejó; en su lugar palmeó la espalda del más alto.

PURGE ✧ PRODUCE & X1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora