Extra: Taegi

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Sonrió con emoción observando esa pequeña criatura que traía en brazos inmersa en un reconfortante sueño, tocó sus mejillas rosas y su cabecita que traía finos cabellos apreciándolo de gran manera, no podía quitar la mirada de ese pequeño. Al fin lo tenía y conocía, después de largos meses, el fruto de algo que sucedió entre la incertidumbre, pero que ahora creía lo mejor del mundo.

Estando ensoñado que apenas se dio cuenta que su alfa se sentaba a su lado, un ligero susto tuvo cuando volteó sintiendo y llenándose de ese aroma de agua de mar que lo veía con tanto amor, dirigiendo su mirada entre el pequeño en sus brazos y él.

El alfa pelinegro se arrastró con cuidado capturando la espalda de su omega recién salido del hospital, besó sus coloradas mejillas para después frotarle los cabellos castaños —¿Acaba de dormir? —susurró en su oreja lo más bajo que pudo para no despertar a su pequeño cachorro.

Él miró a su novio asintiéndole. Pero ambos no contaron que esa casa estaba lejos de ser tranquila porque acurrucados allí la puerta se abrió siendo empujada duramente en la pared que soltó un gran sonido

—¡SORPRESA! — una pareja entró con adornos de flores, globos y un enorme peluche en manos, riendo, hablando y buscando a su único nieto. No contaron que la criatura los recibió con un alto llanto.

—¡Mamá! ¡Papá! Llevaba unos 5 minutos durmiendo —lloriqueó junto a su pequeño un poco cansado por atender a su bebé solo en esa casa. Su perfección lo hacía ser organizado y controlador en todo lo que respecta a su cachorro, así como el dormir, una de las tareas que se tomaba en serio y varias horas en vigilia. No le ayudaba estar en la casa de sus padres lejos de su alfa y que este se fuera a trabajar la mayoría del tiempo, siendo la primera semana no soportaba estar lejos de ese aroma a mar.

El alfa reaccionó al instante tomando al pequeño en brazos llevándoselo cerca del ventanal para calmar a su cachorro recién nacido, mismo que hizo leves lloriqueos a medida que el alfa lo mecía y desprendía su olor en él.

—Lo sentimos... —dijo el alfa mayor que empujó de sus labios aquella corneta de papel y colocó en el suelo los globos, la mirada fulminante de su lindo hijo fue la respuesta que recibió.

—Dejamos esto... y... — la pareja depositó en el suelo los regalos antes de huir con una sonrisa de su enfadado hijo que estaba entre gritar y llorar.

Taehyung se acercó a ellos dándose cuenta que el bebé de nuevo se había dormido con tanta facilidad, asumiendo que ese era el efecto de las caricias progenitoras y del aroma del alfa. Yoongi atravesó la habitación con una plena sonrisa de haber dormido a su pequeño depositándolo en la cunita que habían comprado juntos. Sin decir ninguna palabra tomó con ambas manos las mejillas del omega para darle un suave beso en los labios y con los brazos cargarlo hacia la cama, su castaño se dejó guiar gracias al cansancio sintiéndose culpable de dejarlo mucho tiempo solo, pero ya no más.

El omega se frotó en él buscando su calor y su aroma quedando en su cuello respirando a profundidad, él lo acarició unos minutos haciendo que se relaje y pueda dormir.

—Te extrañé... —dijo de forma somnolienta —Puedo cuidar al bebé perfectamente... Pero te necesito, me estoy volviendo loco...

—¿No te gusta estar con tus padres Tae?

—No es eso... puede que sea el recién parto, pero quiero que me mimes, así como lo haces ahora... —respiró hondo frotando su nariz en esos hombros y pecho —Te necesito...

Sonrió complacido, Taehyung era un omega sumamente empalagoso, queriendo atención y lleno de cursilerías. Si le dijeran en años atrás que estaría enlazándose con un omega antes de terminar la universidad y teniendo un cachorro era seguro que se moriría de risa, indispuesto a dejar su estilo de vida en ese momento, aunque muy dentro de él estuviese anhelando poder cuidar de alguien de nuevo, a su familia. Inhaló ese aroma a lirios frescos que emanaba de su omega sintiéndose dichoso de tenerlo, daba gracias a que no se rindiera a lo que sus lobos les decían metiéndose en su vida para cambiar y llenarla de color.

¿Qué somos? (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora