✨ Mi Hermano Menor. ✨

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Un nuevo día y el grupo de amigos de Inuyasha, se encuentra en la aldea de la anciana kaede, Kagome se había marchado a su casa, por la misma razón de siempre, sus estudios.

Inuyasha y el monje Miroku en compañía de Shippo, ayudaban a unos aldeanos, más que todo por el monje codicioso, se trataba de un monstruo maligno, que habitaba en la casa de un terrateniente.

El monje ya lo había hecho salir de su escondite, su apariencia era de una especie de perro humanoide de color verde oscuro, llevaba una cantimplora en su cintura, bueno era lo único que llevaba, antes de que escapara se enfrentó a inuyasha, el cual no pudo matarlo, por la sustancia que lo cubrió, la cual salió de la cantimplora del perro.

La sustancia era de color negro con un asqueroso olor que logro desmayar a Inuyasha, el cual fue cubierto completamente por dicha sustancia, el monje se acercó a Inuyasha para cargarlo y llevarlo a la aldea, ya que Kagome no tardaría en volver, las personas que trabajaban en la casa del terrateniente agradecieron sus servicios.

Al llegar a la aldea el monje junto con el zorrito, dejaron a Inuyasha en la casa de la anciana kaede, luego fueron donde sango, que estaba cerca del pozo come huesos esperando a Kagome, para el anochecer Kagome ya había vuelto, pero Inuyasha no había despertado, eso preocupo a sus amigos y el monje junto con el zorrito explicaron los sucedido horas antes.

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A la mañana siguiente se llevaron una gran sorpresa, Inuyasha ahora era un niño pequeño, no pasaba de sus cinco años, y los que más les sorprendió fue que no los recuerda, a ninguno, así que fue difícil convencerlo de que los acompañará.

Buscaron al monstruo que causó el problema, durante una semana los buscaron hasta que dieron con el en otra aldea.

__ muy bien, ahora regresa a nuestro amigo a la normalidad, si quieres vivir__ sango era la que amenazaba al demonio, mientras el monje, Kagome y Shippo observaban, y claro la pulga mioga, que de casualidad se la encontraron en el camino hace dos días, y se sorprendió de ver a Inuyasha así de pequeño.

Mientras el pequeño Inuyasha estaba lo más alejado posible de ellos, sólo hablaba de vez en cuando con Shippo y la pulga mioga, eran los que más confianza le daban, el resto del día se la pasaba en completo silencio, no recuerda como llego con ellos, lo último que recuerda es estar huyendo de unos demonios que querían devorarlo, y que para que eso no pasará se escondió en una cueva.

Cuando despertó, quiso huir, ellos no le agradaban, el monje era un pervertido, que le sorprendió saber que era monje, el pensaba que solo lo decía para estafar, la otra era una exterminadora de monstruos, y bueno el era en parte uno por lo que no le gustaba estar cerca de ella y por último la niña gritona de extrañas ropas, ella siempre quería abrazarlo y tocar sus orejitas, eso no le gustaba la última vez que un humano tocó sus orejas casi se las arranca, para que dejara de molestarlo la había rasguñado y gruñido, sólo así ya no lo molesto.

__ ¡de acuerdo!, ¡de acuerdo!, No puedo regresar lo a la normalidad, volverá a su forma de antes hasta que el efecto se acabé__ el demonio, hablo, se veía demasiado asustado.

__ ¿y eso en cuanto sera?__ el monje cuestionó.

__ no lo sé, la mayor parte del tiempo varía, talvez una semana, un mes o posible mente dos, es lo que más a tardado__ eso sorprendió a los amigos, dos meses era mucho tiempo, pero no les quedaba de otra, dejaron ir al demonio, que ni corto ni perezoso se marchó de ahí.

__ bueno, hay que continuar nuestro viaje__ el monje hablo con resignación.

__ pero, Inuyasha...__

__ no hay nada que podamos hacer, señorita Kagome, debemos continuar __

__ estoy de acuerdo con su excelencia __

__ yo también, ya escucharon al perro feo ese, sólo es cuestión de tiempo __

__ tienes razón Shippo __ decidieron seguír su camino, aunque el pequeño Inuyasha tenia otros planes.