Thirty one.

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Daniel

Comenzaba a hacerse tarde y no quería demorar mucho en regresar.
Luego de hablar con mi madre, explicarle la situación y recibir algunos gritos y advertencias de su parte me dejó volver.

Estacioné fuera y me quedé algunos segundos mirando la casa. La verdad la extrañaba demasiado, la casa y a las dos chicas que vivían allí.
Estaba tan arrepentido por todas las estupideces que había hecho. Mi corazón explotaba de amor por Zoe, yo sabía eso y también estaba vuelto loco por mi hija. Al principio creí que tal vez sería mejor así, estar lejos de ellas y que pudieran estar bien, me sentía el responsable de todos sus problemas y de todas las cosas malas en sus vidas...pero claro que no, cada día me costaba más que el anterior y lo único que quería era volver, besar desesperadamente a Zoe demostrando lo mucho que la había extrañado y poder volver a abrazar y cuidar de Mía...pero sabía que aún estaba muy lejos de poder lograr eso otra vez.

Caminé con mis manos en los bolsillos del pantalón y abrí la puerta con lentitud, la única luz que estaba prendida e iluminaba levemente la entrada era la de la cocina. Caminé hacia allí y a unos metros de entrar un olor a alcohol llegó golpeando con fuerza mis fosas nasales obligándome a soltar un quejido de asco. Al abrir la puerta divisé algunas botellas de vino completamente vacías en el suelo y luego a Zoe parada junto a la isla, tenía una botella de vodka en su mano y llevó un vaso lleno de este líquido a su boca y lo tomó de un trago.

-Zoe-llamé su atención preocupado.

La chica al girarse y mirarme comenzó a llorar desesperadamente como si mi mera presencia allí la rompiera en mil pedazos. Me acerqué a ella y cuando intenté sujetarla sus piernas fallaron y su peso cayó sobre mi obligándome a tomarla con más fuerza.

-¿Qué pasó?-pregunté preocupado dejando que nuestros cuerpos tocaran el suelo, ella escondió su rostro en mi pecho y sujetó mi chaqueta aferrándose a mi y llorando allí.

Mi corazón comenzó a latir con rapidez y mi respiración comenzó a entrecortarse, no entendía que demonios pasaba y Zoe no paraba de llorar como para responderme algo coherente.

-Zoe, por favor dime que pasó-la alejé un poco para ver su rostro-¿Mía está bien?-asintió levemente y soltó un sollozo-¿qué pasó?

De un segundo a otro comenzó a reír con detenimiento mientras seguía soltando lágrimas, lo cual me dio una clara respuesta de lo borracha que estaba.

-¿Qué pasa?-volvió a reír-me engañaste con una perra estúpida y a colmo preguntas "¿qué pasa?"-soltó otro sollozo entre risas-rompiste todo lo que habíamos armado en estos años como si no te importara-las palabras salían extrañas de su boca y se notaba lo mucho que le estaba costando armar alguna frase-me dejaste en mi miseria, me lastimaste aún sabiendo lo mucho que te amaba-se rió y llevó sus manos a su rostro tapando sus ojos para seguir llorando-luego es como si ni te importara y hasta intentas matarme ¿sabes como duele eso?-me miró dolida-sentirte miserable y rechazada por tu prometido y que a colmo actue como si fuera tu culpa e incluso se tome el privilegio de intentar matarte-rió irónicamente-claro que no lo sabes-negó con una mueca-no sabes lo que es no sentirse amado, sentirse utilizando y sentir como eres completamente irrelevante en la vida de las personas a tu alrededor.

Se arrastró por el suelo lejos de mi y apoyándose en la pared comenzó a hacer fuerza para intentar levantarse. Me incorporé y tomé sus brazos ayudándola a volver a apoyar los pies en la tierra. Ella sujetó mis brazos con fuerza y me miró triste.

-Y a colmo estás aquí, ayudándome como si aún fuéramos pareja-sollozó-preocupándote por tu hija porque eres un padre magnifico-volvió a tapar su rostro y lloró con fuerza, sujeté su cintura para que no cayera.

•Don't stop loving me•  3°《Daniel Seavey & Jonah Marais》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora