- Abuelita, mami y papi ya están por venir? - preguntaba emocionada Juliana, mientras ayudaba a su abuelita a checar las lucecitas del árbol de Navidad.
Juliana era la hija única del Chino Valdés y su esposa, ellos al ser amantes de la navidad habían inculcado los mismos valores a su hija. Por eso en su casa estaba el tradicional árbol de Navidad adornando la sala, asi como un nacimiento en una esquina de la casa. La abuelita ya había preparado la cena y un rompopo casero, solo faltaban el chino y su esposa para comenzar la celebración, pero los regalos los tenían en la casa de una amiga, ya que Juliana a sus siete años todavía creía que El Niño Dios traía los regalos a los niños que se portaban bien. Así que ellos fueron a buscar los presentes para su hija para mantener esa ilusión infantil. Ella ya había aprendido a escribir y ella misma redactó su carta al Niño. Con orgullo colgó su carta en el árbol y esperaba sus regalos con ansias.
- Abuelita, todavía no entiendo como El Niño Dios se confundió de casa!
La abuelita se sentó en un recliner, con sus arrugadas manos le hizo un gesto para que se sentara en su regazo, Juliana llegó y se acomodó en las piernas de la anciana,
- Juliana, hace muchos años para El Niño no era difícil encontrar a los niños, éramos muy pocos, las ciudades eran más pequeñas- explicaba mientras con sus manos jugaba con su cabello- Pero ahora hay muchas casas, las ciudades han crecido.
Juliana se volteó hacia ella y preguntó confundida,
- Y por qué Santa no le ayuda?
La abuelita con una sonrisa le respondió,
- Es que Santa esta a cargo de los países fríos, por esos sus ropas y su trineo. Nosotros vivimos en este país caliente, así que nos visita El Niño Dios. Acá en Nicaragua siempre ha sido El Niño el que nos ha traído los regalos.
- Abuelita, mira el reloj ya es tarde, verdad?
La anciana estaba comenzando a preocuparse, eran las 8 de la noche, ellos se habían ido a traer los regalos desde las dos, Managua estaba solo a 45 minutos. No le dijo a su nieta pero comenzaba a preocuparse.
Juliana se había ido y regresado con unas panderetas y se había puesto a cantar:
Los pastores a Belén corren presurosos
llevan de tanto correr los zapatos rotos
Ay, ay, ay Que alegres van
Ay, ay, ay si volveran
con la pan pan pan
con la de de de
con la pan con la de
con la pandereta y las castañuelas
Un pastor se tropezo a media vereda
y un borreguito grito este ahi se queda
Ay, ay, ay que alegres van
Ay, ay, ay si volveran
con la pan pan pan
con la de de de
con la pan con la de
con la pandereta y las castañuelasEn lo que Juliana y bailaba agitando la pandereta, sonó el teléfono. La abuelita tomó el teléfono, solo se le oyó decir,
- Ella habla! - hubo un silencio estremecedor, luego la abuela soltó el teléfono y fue hacia su nieta, la abrazó con fuerzas mientras sus lágrimas corrieron por sus mejillas.
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Me enamoré en Noche Buena (Juliantina) Terminada
FanfictionJuliana Valdés no tenía buenos recuerdos de Navidad, una noche buena eso cambió para siempre. Idea Original