Los Sin Nombre: Un sueño que no querrás tener

Capítulo I: La Noche llega temprano

Me llamó Christian y se me hace muy difícil el relatar lo que me ha pasado, en este último tiempo, mi sueño empezó a ser repetido. —Te vamos a encontrar, no hace falta que te escondas—.

Las voces llegaban cada dos días y el escalofrío recorría mi espalda, cada noche, se me hace más complicado el poder dormir. Mis ojeras, son enormes, mi piel se me eriza y es de color blanco, casi muerto, casi un cadáver. Pero, blanco al fin y a cabo.

—Cada vez, estamos más cerca de ti, pequeño e inservible humano— dijeron las voces, en esta última noche y no supe responder en el sueño, que locura no.

—Quienes son... Qui... Quienes son ustedes— en mi sueño siento a distinguir dos sombras demasiadas oscuras, tan oscuras que la noche tenía su propia luz, más oscura que esa habitación que le tienes miedo en tu casa, cuando eres niño, es demasiado oscura como los pensamientos del peor asesino de la historia, de la humanidad.

De esa oscuridad sale un brillo blanco y fuerte, de su sonrisa macabra, tal como si, con una linterna te hubieran alumbrado, o te allá dejado ciego la luz de un coche, de un auto. El ruido que se sentia detenía la respiración de los más valientes y podría causar desmayos en los más cobardes. Era como la respiración de cinco toros enojados y salía un humo de sus narices, junto con una sonrisa malvada de dientes blancos. Se acercaban, de a poco y eso me dio escalofrío, ese escalofrío que te deja más helado que hielo de un glaciar, más frío que la muerte.

—Quienes son ustedes, quienes son — repetí varias veces y una voz como si fueran cinco voces varoniles juntas y graves dijo.
—Somos tú mayor perdición, somos tus peores pesadillas... Somos los sin nombre—