One Shot

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—La Navidad está a las puertas, razón por la cual he escrito desde hace unos días un par de historias relacionadas a esa maravillosa festividad, los cuales iré compartiendo con ustedes, esperando como siempre que los disfruten ☺️.

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Tres años habían pasado desde la última vez que Candy vio a Terry.

Tres años en los que su corazón se congeló bajo aquellos copos de nieve.

Tres años de los que dos años y medio se refugió en el hogar de Ponny, con la excusa de ayudar al doctor Marti en la pequeña clínica que Albert mandó construir luego de la ampliación de aquel que era su hogar y al que regresaba cada vez que los recuerdos de aquella fría noche de invierno golpeaban su corazón, hasta que escuchó que muchos hospitales de todo el Pais estaban requiriendo enfermeras calificadas para la atención y el cuidado de miles de soldados que habían regresado del frente no solo con heridas físicas, sino también con traumas emocionales.

Candy, con el gran corazón que la caracterizaba, hizo a un lado su tristeza y se inscribió como enfermera voluntaria para aquella misión.

Pero nada, absolutamente nada la había preparado para enfrentar su pasado.

La joven rubia comenzó a llorar ante lo cruel que la vida era con ella, ya que de todos los hospitales en el Pais, la habían asignado precisamente al Hospital San José de New York y ahora después de seis meses en aquel hospital escuchó su nombre.

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21 de Diciembre de 1919

—Es una lástima lo que sucedió con Terruce Graham, sin duda fue el mejor Romeo en toda la historia de Broadway —decía Nancy una de sus compañeras enfermeras mientras leía un artículo del New York Times.

—Si —respondió Helen—se dice que luego del accidente de Susana Marlowe se desapreció por un tiempo pero que regresó luego y que después de unos meses desapareció y nadie supo mas de él.

—Unos rumoran que su nombre estaba en los listados de los soldados voluntarios, que se fue al frente, que murió en combate y esa noticia fue la causa de la muerte de Susana Marlowe —decía Maggie.

Al escuchar esto último, Candy dejó caer la charola que sostenía en sus manos y salió de aquel lugar a toda prisa.

—No, eso no puede ser —Terry no puede estar muerto —decía Candy entre sollozos.

La joven enfermera permaneció llorando en aquella banca del central Park, la cual se convirtió, desde que llegó a New York en su refugio.

—¿Cuál es la razón para que un bello ángel este tan triste?

Candy limpió sus lágrimas y alzó el rostro para encontrase con un sonriente anciano quien se acercaba siempre a ella y le dedicaba unas reconfortantes palabras cuando más lo necesitaba.

Con voz temblorosa, Candy comenzó a relatarle lo que la atribulaba.

—¿Crees en los milagros pequeña? —preguntó el anciano.

—Lo hacía hasta ahora —respondió Candy entre lágrimas.

—¿Y por que has dejado de hacerlo?

—Porque ahora estoy convencida que Dios se ha olvidado de mi —respondió Candy sollozando.

—Él no se ha olvidado de ti pequeña, por el contrarío, te aseguro que está dispuesto a concederte tu mas anhelado deseo en esta navidad.

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⏰ Última actualización: Dec 14, 2019 ⏰

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