Las últimas palabras de Tadeus habían dejado un sabor amargo en su boca y las crecientes nauseas que ascendían a través de su garganta se hacían más presentes, Faanyr se dio cuenta de esto y al momento que Freya se levantó para correr hacia algún baño, esta la ayudó a encaminarse hacia el lugar adecuado, la chica entró y cerró la puerta de un portazo mientras se arrodillaba en el inodoro para dejar salir la poca comida que había probado aquella noche, estuvo allí un rato, tratando de que sus pensamientos se organizaran y huyendo de cualquier situación que tuviera que enfrentar al salir. "Tu y mi hijo se van a casar" retumbaba en su cabeza una y otra vez, en su momento la dejó sin capacidad de articular ninguna palabra o de siquiera pensar otra cosa lo que provocó que tuviera que salir corriendo de allí para no vomitarle sus propias palabras en la cara a Tadeus.
Su corazón empezó a lastimarse también, pensaba en James, ahora su rostro se ganaba un lugar en su cabeza compitiendo con las palabras del Alma Mayor; no quería casarse con Maximiliano, le daba miedo siquiera verlo, esa mirada, no podía imaginar viviendo una vida con él, su vida se la imaginaba con James, de alguna forma rara e ilógica, pero con él. En esos momentos la chica deseo no haberse ido del refugio, haber confiado un poco más en las personas que tenía a su alrededor, no haber sido tan impulsiva, ya que esa forma de ser era la que la llevo a estar en esa posición en la que estaba en ese momento, secuestrada y al parecer atada ahora a decisiones en las cuales no tenía ni voz ni voto.
─¿Princesa?─ Faanyr le tocaba la puerta ─¿Se encuentra bien?─
Freya no respondía, una nueva ola de vómitos llego y seguramente desde el otro lado de la puerta eran audibles, odiaba que le dijeran princesa, odiaba ser una princesa.
─Déjame intentar a mi─ Pudo escuchar una voz masculina, que nunca había escuchado del otro lado de la puerta, volvió a sonar unas manos tocando la puerta ─Princesa, soy Maximiliano, ¿Podemos hablar? ─ le pregunto a través de la madera.
Era la primera vez que lo escuchaba, su voz era diferente a su actitud, esta no generaba miedo en ella, ni tampoco nauseas
─ Voy
Argumentó como pudo y se levantó del piso, yendo hacia el lavabo enjuagándose la boca, se acomodó un poco los cabellos que se habían salido del peinado pero igual pareciendo despeinada, con su maquillaje de labios y ojos muy corridos debido al llanto y al vomito, ya no había mucho más que hacer, seguramente su doncella le miraría con malos ojos al verla de esa forma, tomó un poco de agua del lavabo para refrescarse, estaba acalorada, la calefacción de aquel lugar era realmente buena o quizás era lo que le había producido vomitar hasta la bilis.
Caminó lentamente hacia la puerta, y respirando nuevamente la abrió. Solo el chico se encontraba del otro lado, Faanyr había desaparecido.
─¿Cómo se siente?─Le preguntó
Era un choque de cosas, porque su cara aun le daba miedo, esa mirada que parecía que estuviera colada en su cabeza y quisiera destruirla, pero su voz era cálida y le hacía sentir segura, se sentía confundida.
─¿Cómo se puede sentir alguien después de que la quieren obligar a casarse con alguien que no conoce?─ Pretendía ser irónica, hiriente si podía.
─Lo entiendo, pero créame, es lo mejor─
─¿Cómo puede ser lo mejor? Dime ¿Tu quieres casarte conmigo? ─
─Eres una mujer hermosa, cualquiera seria afortunado de casarse contigo─
─Eso no responde mi pregunta─
─Pero es la respuesta que tendrás
Tal palo, tan astilla, el chico tenía las mismas expresiones que Tadeus y se notaba que con ellos siempre iba a ser así, nunca lo que ella quisiera importaría, si no, que se tendría que conformar con lo que le dieran. El chico la encaminó hacia la parte de atrás de la casa mientras seguían hablando.
─¿No deberíamos volver a la cena?─
─Mi padre ya dijo todo lo que tenía para decir, así que la cena terminó─
─¿Entonces me puedo ir?─
─Si, puedes, pero como dije antes, me gustaría hablar contigo primero
Salieron hacia un gran jardín, iluminado de la misma forma que la parte delantera de la casa, con rosedales a su alrededor. La noche ya se había adentrado, así que el frió había empezado a manifestarse, la cercanía con el invierno provocaba que las noches se hicieran cada vez más frías y en ella no fue la excepción ya que sus hombros descubiertos recibían todas estas brisas directamente, se cubrió los brazos con las manos tratando de darse calor.
─Hubiese sido mejor hablar dentro, donde no hiciera tanto frió─
─Toma
El chico se quito la chaqueta de su traje y se la ofreció para que se protegiera de la brisa nocturna.
─No tenias porque─ Le contesto Freya pero igual la recibió y se refugió dentro del traje ─¿De qué quieres hablar conmigo?─
─Se que todo el tema del matrimonio te pego muy mal, pero me gustaría que vieras los beneficios, que fueras un poco más mente abierta, podemos ayudarnos mutuamente su alteza─
─¿Qué beneficios podría tener? Lo único que ha hecho tu padre ha sido amenazarme con lastimarme a mi o a mi familia─
─En esto─ El chico movió un poco la mano y empezaron a levitar las rosas que los rodeaban ─O en esto─ y ahora ellos mismos habían empezado a levitar ─O quizás en esto─ El cabello de Max empezó a cambiar de color del castaño rojizo a rubio e inclusive sus rulos ahora se habían vuelto más lisos.
Freya estaba deslumbrada por todo lo que estaba viendo, no entendía como el chico podría hacer tales cosas, pero claro el había sido un híbrido toda su vida, y no le habían reprimido sus habilidades con una inyección, así que seguramente tenía un uso de ellas aun más fascinantes de las que ella podría siguiera pensar. Miraba a su alrededor viendo como las rosas flotaban aun a su lado mezclándose con las luces de los arboles, como ellos seguían unos centímetros sobre el piso y como ahora el chico era un rubio cabello liso, podía usar cada una de ellas al mismo tiempo.
─ ¿Me puedes enseñar a usarlas?─
─Primero hay que quitarte ese bloqueo que la inyección te produjo, y juntos podemos aprender a cómo usarlas, déjame acompañarte en esto, no conviertas el deber en algo malo, mas bien, míralo como una oportunidad de saber quién eres, de descubrir de lo que eres capaz
Empezaron a descender lentamente, al igual que las rosas a caer y Maximiliano volvía a su previa apariencia. No tuvo que pensarlo mucho, ella había huido de la cueva por eso, para poder aprender a usarlas, para lograr deshacerse de su bloqueo y explorar de que era capaz, quizás lo que le había ofrecido Tadeus no era lo más atractivo del mundo pero lo que le ofrecía Maximiliano era totalmente atrayente para ella, entrecerró los ojos tratando de descifrar si creerle, si confiar en él.
─Está bien, acepto─
El chico sonrió, y fue de ese tipo de sonrisas de quien consiguió lo que quería, de esas que dan miedo y otra vez la confusión volvió a ella. ¿Con quién estaba tratando?.
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Ultima Edicion: 17 de Agosto del 2021
¡Llegamos a las 300 lecturas! Estamos creciendo a un ritmo abismal y cada vez estoy mas motivada. Como les dije estoy subiendo un capitulo un día si y un día no ya que estoy preparando el final de esta historia.
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EL ALMA - Saga: Impura Trinidad - Libro 1 (Completa ✔)
Fantasy-Esta historia esta siendo editada- La tierra ha sido controlado por seres nobles y amables. Seres que quieren mejorar la vida con tecnología mejorada y cultura superior, pero para ello lo primero que tienen que hacer es eliminar a la raza humana...