Jonathan || Johnlock

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Y llegué yo con otra historia después de un año y algo.
Respecto a la actualización de «Secretaries» es un rotundo no, por ahora, siendo sincero ni siquiera sé que escribí, fue más una idea frustrante que una idea con concreta en sí.

¿Lo lamento?

El capítulo está algo largo xd, más tarde lo he de editar(?

Era una mañana aturdida; personas caminaban en el frío clima de Londres, casi nevando se encontraba la magnífica ciudad inglesa. Bellas damas deslumbraban su esbelta y hermosa figura con elegantes y voluminosos vestidos. Y los caballeros, ni se diga

Una habitación en completa tranquilidad con la cama deshecha y ropa regada por el amplio e impecable suelo. La regadera abierta y un apuesto y joven omega dándose una relajante ducha matutina.

Al hacer fricción con una esponja su suave y frágil piel ardió y dolió, pero no dio importancia alguna, llegaría tarde si no se daba prisa.

Diez minutos es lo que suele tardar al darse un baño, se alistó preparado y dispuesto; un elegante traje verdecillo con corbata color roja fue la vestimenta, el clásico bastón –fingiendo apariencias– y un portafolio con bolígrafos dentro.

En la cocina un almuerzo inconcluso y una charola plateada, cual si fuera nueva, un rico almuerzo degustó su paladar. Los alimentos ingeridos fueron: ensalada frutal incluido un jugo natural y panqueques con mermelada,

Ignoró al joven alfa que yacía sentado perdido en documentos y cartas de algún caso o investigación “especial”. Por lo que logró alcanzar a visualizar se trataba de un dialecto chino, esto según las escrituras y hacia que dirección iban las palabras. Contemplar a su compañero y pareja actual darle vueltas a la hoja –tratando de entender ese idioma– era mas que diversión a su criterio.

Afuera, un hombre percibió el numero de la puerta y se apresuró a dar golpes secos del aldaba, una profunda voz que venía de abajo pidiendo disculpas al subir y el ruido pesado de unos pasos a lo largo de la escalera.

—¡Transporte para el joven John Watson! —exclamó el joven extraño entrando más a la habitación, junto sus talones y saludó militarmente—. ¡Lamento la demora, no volverá a suceder, señor Holmes!

—¡Silencio! —gritó Holmes mirando al invitado—. ¡Solo llevé al Joven presente y lo traerá de regreso; SANO Y SALVO! ¿Quedó claro?

—S… ¡si, señor! —contestó asustado el beta.

John suspiró y regaló una confortante sonrisa al beta que enseguida despidió su presencia saludando, nuevamente, militarmente y esperó en el carricoche. El omega volvió la vista y misma posó en Holmes.

—Te veré más tarde —dijo.

—Qué te vaya bien, Watson —se puso en pie y dejó un casto beso en los finos y rosados labios de su omega—. Salva vidas…

En la clínica no se gana uno mucho dinero, pero Watson estaba harto de vivir encerrado en la habitación compartida con su alfa. La única condición de dejarle ir al trabajo es si va acompañado, sea en caminata o en transporte público (trenes).

Media hora trascurrió y los clientes no dejaban de llegar. Varios presentando heridas superficiales, dolores de vientre, citas prolongadas, embarazos y deseando partos ilegalmente; la dictadura establecida por el gobierno británico estaba más qué permitido hacer «Abortos legalmente», –según el decreto por parte del rey–.
Otros llegaban por supresores o a desinfectar la herida que deja un alfa al morder.