Su nombre era Dan. Siempre fue el amor imposible de Printemps; Printemps era un poco más invisible que invisible en ese entonces; tan sólo tenía dieciséis.
Fue en la fiesta de cumpleaños de Lana, aquella fiesta boba para la cual Printemps se arregló como nunca; se compró un vestido brillante y un par de tacones, y salió de su casa dispuesta a conseguir una sonrisa por parte de Dan.
Por supuesto que Dan le sonrió. En algún momento de la noche, Dan se acercó a Printemps e hizo que se alejaran del resto.
Unos cuantos halagos bastaron para que Printemps tuviera una sonrisa de tonta.
Dan acarició el rostro de Printemps, se acercó un poco más y juntó sus labios con los de ella. Printemps sólo quería recordar esa sensación por siempre.
Printemps no pudo evitar comparar ese beso con los que sus novios del pasado le habían dado.
Pero ninguno se parecía al beso de Dan.
El beso de Printemps y Dan fue interrumpido por una llamada telefónica. Un tal "Lex" que estaba invitando a Dan a un lugar más animado.
Dan se despidió con un "adiós preciosa" y salió del lugar.
Printemps debió sentirse triste y ofendida por la repentina despedida, pero ella sólo se sentía feliz. Su beso con Dan había sido lo más maravilloso del mundo.
Claro que, Dan sólo quería divertirse un poco; después de eso, no volvió a mirar a Printemps.
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Los besos de Printemps
RomanceÉsta es la historia de los besos en la vida de Printemps; no de Printemps.