Capítulo 3: Asombro

879 73 21
                                    


Reflexionaron un par de minutos y resolvieron no seguir perdiendo el tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Reflexionaron un par de minutos y resolvieron no seguir perdiendo el tiempo. Tiempo valioso en oxigeno y dinero. No les interesaba la hora, porque gozarían de muchas de luz todavía, y era una ventaja en caso de encontrar un ser hostil.

Les costaba estar quietos, sin embargo, los acechaba la curiosidad. Incluso a Lori, que  vencía cada vez más su miedo al darse cuenta que el lugar parecía pacífico. Bill le tomó la mano para ayudarle a pararse y comenzaron a escalar la montaña.

—Ahí ¿Lo ves? –dijo Bill que apuntaba hacia arriba con el dedo.

El ascenso no era nada fácil, porque a medida que subían las raíces aumentaban en tamaño. No faltaba mucho para llegar al lugar indicado, cuando decidió tomar precauciones y sacó un arma con firmeza, avanzó más lento y trató de hacer el menor ruido posible.

Parados en medio de las raíces, y a varios metros de altura, miraron a su alrededor y no notaron ni un solo rastro de vida.

—¿Que fue exactamente lo que viste? 

—Estoy seguro que fue aquí donde vi un movimiento entre las rocas.

—Debió ser el viento —dijo ella, y se ponía de mal humor. Le molestaba mucho las situaciones impredecibles, pero desistió de hacer algún comentario porque sabía que Bill actuaba por impulso y ella había aceptado seguirlo hasta aquí.

—Estoy convencido que...

Se quedó pensativo mirando el suelo, cuando detrás sintió un golpe brusco, se dio la vuelta, y vio a su compañera desplomada en el suelo.

No reaccionaba. Revisó su traje para verificar el nivel de oxigeno, pensó que tal vez eso le había provocado el desvanecimiento. Pensó también que podría haber sido tanto estrés las horas antes. O incluso alguna fisura en el traje que la envenenaba. Cualquiera que fuese la causa era muy peligroso. Intentó reanimarla sin conseguir resultados.

—¡Lori despierta! –lloriqueaba Bill y trataba de reanimarla hasta que por fin se animó a cargarla, pero se llevó una sorpresa cuando una de las raíces se aferró a su pierna. Con todas sus fuerzas sujetó esa criatura para liberarla y no pudo lograrlo, tiró una y otra vez hasta que sus manos dolían sin conseguir nada, solo se apretaba más.

Escupió algunas maldiciones terrestres sintiéndose culpable de haberla traído al planeta, y haberla incitado a bajar de la nave. Sacó un cuchillo del bolsillo de Lori para cortar, pero sin aviso un dolor punzante le atornilló el cabeza justo cuando se atrevió a hacerlo. Cayó de rodillas y sintió que se debilitaba por el dolor,  además de vomitar lo poco que había desayunado. 

Se preguntó qué había de malo en el planeta que no pudieron ver antes y se le pasaron mil cosas por la mente, tambien se arrepintió por completo de no haberle hecho caso a Lori cuando le dijo que esperaran un poco más, antes de aventurarse en la superficie.  Sentía que le retumbaban sus palabras cuando dijo que no dejara que el entusiasmo lo cegara. 

RenacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora